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Poder

25 de Febrero de 2016

Andrade analiza por qué la política se convirtió en caldo de cultivo para la creatividad de los humoristas

"Lo que hacen los humoristas, con el talento que tienen, es transferir un estado de ánimo de la opinión pública hacia la política y eso hay que tomarlo como un dato. Esto no es un problema de justicia o injusticia, de empezar a defender si estuvo bien o mal, es algo de lo que hay que hacerse cargo", afirma el diputado, quien además opina que el fenómeno da cuenta que la política sí le importa a la ciudadanía. "Si la política fuera intrascendente, a los humoristas les iría como el forro, porque no tendrían ninguna cercanía con las preocupaciones ciudadanas", advierte.

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“Dan cuenta de algo evidente, que es que la ciudadanía tiene una crítica muy áspera y ácida respecto al sistema político, los partidos y los parlamentarios”, observa el diputado del PS y exministro del primer gobierno de Bachelet, Osvaldo Andrade, al analizar en entrevista con La Tercera el fenómeno del humor en el Festival de Viña cuyo foco ha estado centrado en la clase política.

Opina Andrade que “lo que hacen los humoristas, con el talento que tienen, es transferir un estado de ánimo de la opinión pública hacia la política y eso hay que tomarlo como un dato. Esto no es un problema de justicia o injusticia, de empezar a defender si estuvo bien o mal, es algo de lo que hay que hacerse cargo”.

Al respecto, se explaya para sostener que “el talento de los humoristas está en que tengan la capacidad de tomar lo que son las sensaciones ciudadanas y transformarlo en crítica amarga, y uno tiene que interpretarlo desde esa óptica. Se les puede pasar la mano, pueden ir más allá de lo que debieran, pero eso es absolutamente discutible. Lo de fondo es que esto es la expresión de un problema, y hay que asumirlo así”.

Más allá de lo llamativo que puede ser como show televisivo (en términos de audiencia), sobre todo si se bromea con la figura presidencial, Andrade asegura que el hecho le preocupa y que se lo toma en serio como fenómeno social.

“Aquí hay una crítica amarga a una sociedad que está llena de privilegios, y no son sólo los políticos”.

Consultado sobre si además de reflejar un descontento, se puede leer como una profunda desafección, como desinterés en la actividad política, el parlamentario responde que “es al revés. Esto demuestra todo el interés que hay de la ciudadanía con la política. Si la política fuera intrascendente, a los humoristas les iría como el forro, porque no tendrían ninguna cercanía con las preocupaciones ciudadanas. Esto desmiente el hecho de que a la ciudadanía no le importa la política. Sí le importa, pero le importa la buena política. Cuando la política sea buena, no va a ser material para un show”.

Finalmente, Andrade se refiere qué se siente ser el foco de las bromas…

“Molesta, pero al margen de eso uno tiene que hacerse cargo del problema (…) Por eso digo que esto no es un chiste, es un problema serio”, reitera.

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