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Opinión

26 de Mayo de 2016

Columna de Pablo Morales: TVN, un desafío necesario

"En una televisión abierta con marcadas tendencias políticas y empresariales, la señal estatal cobra fuerza, vida y color representando al chileno común, al que no es un gran empresario ni está sentado en el parlamento. En TVN todos los sectores tienen presencia y ese es su gran plus. No podemos dejarlo morir por una mala gestión coyuntural".

Pablo Morales
Pablo Morales
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En los últimos días, se ha generado una gran controversia por el anuncio de la Presidenta Michelle Bachelet de inyectar capital a TVN. Mientras los sindicatos de trabajadores del canal público miran con buenos ojos los 25 millones de dólares destinados para una señal dos cultural- educativa y 75 millones de dólares para modernizar el canal de cara a la televisión digital y los desafíos que traen los nuevos medios digitales, otros han criticado esta medida.

La verdad, yo estoy de acuerdo.

Después de trabajar por más de veinte años en televisión abierta, puedo decir con total certeza, que el mercado comercial publicitario no financia contenidos culturales e infantiles relevantes de manera constante en el tiempo. Es cosa de ver la televisión abierta para saber que esos contenidos están relegados a los horarios de menos encendidos, sábados o domingos en la mañana para contenidos infantiles y las tardes para los contenidos culturales –estos últimos tienen mejor horario por la obligación legal que tienen los canales que así sea-. La mayor parte de esos contenidos son programas de bajo costo, porque el mercado no logra financiar una producción de buena calidad hecha en Chile. La realidad es que quienes pueden acceder a programas de calidad, son los que tienen el dinero para pagarlo vía la televisión por cable, quedando excluidos grandes bolsones de población que no cuentan con recursos para esto.

Tener un canal cultural educativo es una buena señal para Chile y la industria audiovisual. Ojalá este fuera parte de un camino para una mayor inversión por parte del Estado en el mundo de las artes, la cultura y el deporte. No solo de crecimiento económico viven las sociedades, sino también del desarrollo cultural que ellas tengan. No es posible que para tener contenidos de calidad en televisión se dependa de los fondos concursables que entrega el CNTV una vez al año.

La tv abierta sigue siendo el medio de mayor influencia pública. Nuestra sociedad merece tener contenidos de calidad, culturales y educativos de libre acceso a nivel país.

TVN DE CARA AL FUTURO

La misión de TVN, en medio de la descarnada lucha por el rating y la auto sustentación económica, es precisamente el pluralismo y la representatividad. En una televisión abierta con marcadas tendencias políticas y empresariales, la señal estatal cobra fuerza, vida y color representando al chileno común, al que no es un gran empresario ni está sentado en el parlamento. En TVN todos los sectores tienen presencia y ese es su gran plus. No podemos dejarlo morir por una mala gestión coyuntural.

TVN es y debe seguir siendo parte esencial de la democracia. Es el canal que ha garantizado el pluralismo en todas sus formas: cultural, religiosa, política y económica. TVN informa y entretiene. Y es hoy el único canal donde los intereses económicos no han jugado un rol relevante.

Es cierto que en el último tiempo ha sufrido muchos reveses, pero estos nada tienen que ver con su misión. No debemos olvidar que fueron las teleseries de TVN que nos mostraron todo Chile y nos hicieron sentir parte de una misma patria. En este canal se lucieron Antonio Skármeta, con el “Show de los Libros” y Augusto Góngora con “Cine Video”. En el “Mirador” de Patricio Bañados, conocimos historias y testimonios de nuestro país y a través de “Informe Especial” fuimos testigos de sucesos históricos y espectadores de un periodismo al más alto nivel. Esto por nombrar apenas un puñado de sus programas que marcaron historia y nos identificaron.

Hoy, nuestra televisión pública tiene un desafío de sobrevivencia y de futuro.

De sobrevivencia, porque la obligación de autofinanciarse impuesta con el retorno a la democracia, se da en un escenario extraordinariamente complejo.

A mi juicio, tres son los factores más relevantes de este nuevo escenario.

El primero, y el más importante, es el cambio radical que ha tenido el escenario de los medios en los últimos 25 años con el ingreso de Internet, la tv por cable, Youtube, Netflix, Twitter, Facebook y otros.

El surgimiento de nuevas plataformas ha significado que la inversión publicitaria se diluya en más medios, lo que ha provocado que en los últimos años esta haya caído en más de un diez por ciento para la televisión abierta.

El tercer factor, empujado por el radical cambio en la competencia, impulsó la llegada de propietarios privados a la televisión. Las universidades cedieron la propiedad de las señales de tv abierta, excepto en el caso de UCV y TVN.

En los últimos dos años, salvo Mega, la mayor parte de los canales perdió dinero, sin embargo, todos han seguido con sus planes de expansión. Chilevisión y La Red se mudaron a nuevos edificios corporativos bastantes más grandes que los anteriores. Mega modernizó sus instalaciones, además de comprar los partidos de la selección en 106 millones de dólares (no olvidemos que la controversia con TVN es por 75 millones de dólares). Canal 13, a pesar de haber tenido pérdidas importantes, adquirió las antiguas instalaciones de CHV para hacer crecer su propiedad, además de comprar un grupo de radios, generar su propia red de transmisión, y licitar contenidos de alto costo como la Copa Bicentenario. ¿Cómo estos canales han podido afrontar estos millonarios gastos? Por la voluntad de sus dueños de seguir invirtiendo e impulsar mejores canales de televisión. En TVN, en cambio, eso no ha ocurrido. En 25 años, su dueño, el Estado, nunca lo ha ayudado, a pesar de las exigencias de calidad y pluralidad que pesan sobre sus hombros. Nadie le ha pasado un peso a TVN.

La autonomía de TVN no está en discusión y deberá seguir bregando por conseguir recursos en el mercado publicitario para su señal principal. Pero su capacidad de mirar hacia el futuro enfrenta un desafío: la llegada de la televisión digital. Algo para lo cual no tiene recursos. Y ante ello, lo que corresponde es que le pida recursos a su propietario, el Estado.

Es verdad que aún se necesita conocer el detalle del proyecto de capitalización, pero de lo que sabemos, estos nuevos recursos no sólo beneficiarán a TVN, sino también a la industria de la televisión en general. Un ejemplo de esto, al contar con una red de transmisión pública moderna se garantizarán tarifas adecuadas y competitivas a todos los canales de tv abierta, tanto nacionales como regionales, que la necesiten usar.

Hoy se le está tendiendo una mano al canal público en un ámbito muy específico que es enfrentar sus desafíos de futuro. Por eso estoy de acuerdo. Porque este canal, que es de todos los chilenos, necesita ayuda para seguir adelante en el nuevo escenario tecnológico que enfrenta, aportando a la sociedad chilena a cuidar su pluralismo político, religioso y cultural.

Otro debate futuro- y necesario- será qué televisión pública queremos tener y cómo la financiamos. Hoy es el momento histórico de darle una oportunidad al canal de todos. No sé si alguien se imagina Inglaterra sin la BBC.

*Ex Director de Programación de CHV

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