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Mundo

8 de Agosto de 2016

La increíble historia del hombre que cayó desde 4.500 metros de altura y vivió para contarlo

"No sentí pánico, sino que intenté reconciliarme con la situación (...) simplemente me despedí frente a la cámara y dije "Bueno, adiós". Y luego me estrellé contra el suelo".

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paracaidas

Hace casi 10 años, exactamente en diciembre de 2006, Michael Holmes, instructor de paracaídas, se lanzó como tantas veces desde arriba de un avión. Sin saberlo, sin siquiera imaginarlo, el paracaídas falló. Holmes se estrelló contra el suelo desde 4.500 metros de altura (15 veces el Costanera Center). Aunque parezca contra natura, no murió. Esta es la historia, contada a Vice.

“Era mi tercer salto del día. Ya había revisado mi equipo por la mañana. Volví a revisarlo antes de ponérmelo y lo revisé otra vez cuando subí al avión. Todo en orden”, parte relatando.

Tras la revisión de rutina (se había lanzado 7000 veces antes), Holmes cuenta que  “nos tiramos desde una altura de 4.500 metros. Salté con una pareja y volé alrededor de ellos para tomar fotos desde varios ángulos. Abrí mi paracaídas cuando estábamos a 600 metros de altura pero empecé a girar violentamente”.

Ahí fue cuando se dio cuenta de que el paracaídas estaba atascado. “Cuando desconectas el paracaídas, se supone que debería salir volando y dejar espacio para abrir el paracaídas de reserva. Pero no se desprendió y seguí girando. Nunca antes había estado en esa situación. Como se supone que eso no debía pasar, de inmediato supe que iba a morir”, admite.

Holmes, acaso como hace siempre el hombre cuando se ve enfrentado con la muerte, intentó hacer algo para evitar la tragedia,.

“Traté de alcanzar el paracaídas y cortarlo pero estaba girando tan rápido que no podía levantar los brazos. Pensé en abrir el paracaídas de reserva, aunque lo más probable era que se enredara con el otro y no sirviera de nada. Pero no tenía otra opción y estaba a tan solo 213 metros del suelo. En fin, lo abrí y no pasó nada. Pensé: Bueno, has hecho todo lo posible y ahora vas a morir. No sentí pánico, sino que intenté reconciliarme con la situación (…) simplemente me despedí frente a la cámara y dije “Bueno, adiós”. Y luego me estrellé contra el suelo”.

Dice que no recuerda nada del impacto, sólo haber pensado “estoy muerto”. “Después de eso, quedé inconsciente. Me di cuenta de que no estaba muerto cuando un amigo mío se acercó. Estaba confundido por la contusión. No sabía qué acababa de pasar. Lo que más me preocupaba era haber cometido un error con mi nivel de experiencia”.

Cuenta que cayó sobre una zarzamora de menos de un metro, y no muy denso. “Caí sobre el tobillo izquierdo y me lo fracturé. De hecho, se me quedó el pie hecho mierda. Después, la cadera, el hombro izquierdo y la cabeza se estrellaron contra el suelo. Eso fue lo que evitó que muriera”.

“El hecho de no haber caído verticalmente desvió el impacto de todas las demás partes del cuerpo”, agrega.

Luego de relatar la experiencia, se le pregunta qué aprendió.

“Es una pregunta difícil”, responde. “Trata de medir el riesgo en todos los aspectos de tu vida. Si algo malo pasa, relájate y trata de retrasar la situación. Recuerda todo lo aprendido y sigue las instrucciones paso a paso. Otra cosa: no tomes una decisión que ponga en juego otra alternativa. Por ejemplo, pude haber abierto el paracaídas de reserva inmediatamente y rezar, pero sabía que era peligroso. Por eso decidí esperar hasta que estuviera a 213 de altura. Fue un riesgo bien calculado”.

 

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