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Nacional

20 de Junio de 2017

La cofradía de piratas imitadores de Jack Sparrow

Por lo menos diez personas se caracterizan como el icónico pirata de Disney a lo largo de Chile. Conversamos con los cuatro más antiguos de la capital, amigos que se apoyan mutuamente y reciben la asesoría directa de un chileno que trabaja en las cintas de Piratas del Caribe. Mujeres, ron, niños y un meticuloso perfeccionismo por cada detalle del traje son la impronta de estos piratas urbanos. Hoy, con el reciente estreno de una nueva película de la saga, “Piratas del Caribe 5: La Venganza”, han vuelto a la carga con sus espadas y botellas de ron.

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Sentado en una banca en el parque Quinta Normal, Diego Aranda (26), no alcanza a estar mucho tiempo quieto antes de que se le acerque un niño a pedirle una foto. Viene de vuelta de un cumpleaños, y carga consigo cinco espadas de plástico y un cofre de madera. Originalmente estaba lleno de monedas de chocolate, tesoro que los niños debieron buscar. “Les pongo pistas fáciles como ‘detrás del armario” o ‘debajo de algo verde’. Luego les enseño conceptos básicos de esgrima”, explica Diego, caracterizado como Jack Sparrow. Por ese trabajo ganó 50 mil pesos.

Desde que se estrenó La maldición del perla negra (2003), la primera película de la saga Piratas del Caribe que su protagonista, el pirata Jack Sparrow, se ha convertido en todo un ícono popular. Moreno, bribón, de caminar tambaleante, y usualmente acompañado de mujeres o de botellas de ron, el personaje terminó por encandilar a cuatro imitadores chilenos que, como si se tratara de un botín, decidieron repartirse Santiago a punta de eventos.

El primero en sumarse a este oficio fue Diego, quien se mueve principalmente por Quinta Normal. Lo desgastado de su traje da cuenta de los cinco años que lleva personificando a Sparrow. Con sus botas dice haber pisado todo Chile, y el óxido de su espada se debe a que “sobrevivió al fondo marino”: se le cayó en un puerto en Coquimbo y logró recuperarla al día siguiente.

Este Jack Sparrow cuenta que comenzó a disfrazarse el año 2011. Era el boom del movimiento estudiantil y Diego, que se encontraba estudiando literatura, tenía ganas de hacer algo distinto en las marchas. Así se le ocurrió ir disfrazado como el personaje de Johnny Deep. “Iba cagado de miedo, pensando que me iban a decir ‘ah, weón ridículo. Que anda cagado Jack Sparrow’”, recuerda Aranda. No obstante, apenas llegó a la movilización, todos se le acercaron para tomarse fotos con él. “Queremos educación gratis y ron gratis”, llegó a decir en un noticiero que cubría la marcha.

Poco después se le sumó Mauricio Fredes (26), cuya parte del botín se encuentra entre la Plaza de Armas y el barrio Bellavista. Sentado en una banca frente a los Tribunales de Justicia, asegura que andar disfrazado rompe el esquema cotidiano de la gente. “Es como una intervención”, explica. Poco después de decir eso, se le acerca un ciudadano colombiano y le dice “oye, Jack, ¿hay un café con piernas por aquí?”, “¡ah, cochinón!” le responde con voz grave de pirata, y le indica que camine un par de calles hacia el oriente por Merced.

Fredes cuenta que comenzó a personificar al pirata Sparrow tras asistir a una fiesta de disfraces de su carrera, Comunicación audiovisual, en la UDLA. Si bien reconoce que el primer traje era “horrendo”, muchos lo alabaron por su forma de hablar y de caminar idénticas al personaje original. “En la calle me empezaron a decir ‘¿cuánto cobrai por foto?’. Me di cuenta que era una buena forma de ganar lucas”, recuerda Mauricio, y tras hacerse amigo de Diego (quien también le regaló la espada que usa actualmente), se metió de lleno en este oficio.

Un poco más al sur, tras haber pasado toda la mañana del sábado “pirateando” en el Parque O´Higgins, Michel Ripetti (46), toma el metro y se baja en la Estación Franklin. Durante el viaje no se sale del personaje, siempre habla con su voz carrasposa y saca su espada cada vez que los niños se lo piden. Se interna en el Persa Bío Bío y llega a su destino: el local “El Cofre del Pirata”, donde lo espera lo que, afirma, es su mayor tesoro: su esposa Lissy y sus dos hijas.

Con este emprendimiento, Michel le saca provecho a sus habilidades manuales: vende distintas artesanías y accesorios con el tema de piratas, siempre con su traje de Jack Sparrow. “Con tanto negocio acá, hay que hacer algo para diferenciarse del resto. Sirve como enganche”, afirma .

De profesión diseñador gráfico, Michel comenzó a disfrazarse hace cinco años como pirata tras haber conocido a Mauricio Fredes. No era el primer disfraz que confeccionaba. Ripetti se define como un ñoño y toda la vida ha tenido una gran pasión por Star Wars. Al grado de que fundó uno de los fanclubs más antiguos de la saga en nuestro país, “Fan Solo”, y se construyó un traje del personaje de Boba Feet, el cazarecompenzas de la saga galáctica. Gracias a esto, lo invitaron a conocer al actor Jeremy Bullock (quien interpretó al personaje en las primeras tres películas de la saga) cuando visitó Chile en los 90. También participó con el mismo traje en el mediometraje chileno “Star Wars: Renacimiento”.

Su habilidad para construir cosas es reconocida por los otros piratas, varios de los cuales le han comprado sus sombreros. “Está en mis genes lo de artesano. El sombrero que usa Jack Sparrow en la cinta lo hizo un tipo llamado Vito Pieroni. Como yo también soy italiano me dije, ‘tengo que hacer un sombrero bueno’. Y me siento muy orgulloso de que le he vendido sombreros a todos los piratas de acá”, cuenta Michel.

No es el único pirata amante de Star Wars. Tres mil pasos al norte y mil al oeste de donde se encuentra El Cofre del Pirata, está el restaurante Ocean Pacific, un auténtico barco encallado en medio del barrio Brasil, decorado con fondos marinos y redes. Mientras algunos almuerzan, Yoxic Araya (23) anima la tarde caracterizado como Jack Sparrow, exhibiendo su pistola y espada a los clientes, mientras un pequeño parlante reproduce la banda sonora de Piratas del Caribe. “Cualquier foto por un aporte voluntario a este sucio y descarriado pirata”, recita con voz aguardentosa. Cada vez que dice eso, se quita su sombrero. Adentro se pueden leer las palabras “su propina es mi ron”. En un fin de semana, puede reunir entre 20 y 40 mil pesos en propinas.

Hace cuatro años, luego de haber conocido a Diego Aranda, Yoxic comenzó a experimentar con el traje de Jack Sparrow. “Me volví doble de Jack Sparrow por penas de amor. En esos años era el típico muchacho medio pollo, no tomaba, no fumaba, nada. Había terminado una relación de dos años y medio, fue mi primera relación, y entré en una depresión. Y un amigo me aconsejó ‘Yoxic, haz algo que siempre te ha gustado’, ¿qué es lo que más me gusta hacer? Disfrazarme de Jack Sparrow. En ese entonces era un disfraz muy a la rápida. Y me distraje perfeccionándolo cada vez más”.

El pirata de Disney no es el único personaje que caracteriza Yoxic, quien se presenta como un cosplayer profesional, con diecinueve disfraces de personajes distintos. Entre ellos, V de Vendetta, Ironman y el General Grievous de Star Wars. “Para mi familia ya es normal estar tomando once con la armadura de Ironman”, afirma.

Si bien asiste a distintos eventos, como la Comic Con, con sus distintos disfraces, el de Jack Sparrow es el único al que le saca provecho económico. Lo más lejos que ha viajado con el traje ha sido a la Festigonia, una suerte de versión magallánica de la Comic Con de Santiago, donde fue invitado como jurado. A dicho evento también acudió Diego Aranda caracterizado como pirata. Yoxic, intentando innovar, llegó con una versión esquelética de Jack Sparrow que aparece en la primera película de la saga. Actualmente, Yoxic acumula cuatro versiones del mismo personaje.

AVENTURAS EN EL MAR

Entre animar eventos, discotheques, y actividades para distintas empresas, estos piratas logran hacerse un sueldo. Por ello, todos los Jack Sparrows han debido dejarse el pelo largo y hacerse tatuajes para igualar al personaje original. Les suelen ocurrir anécdotas parecidas. Los niños tienden a regalarles cosas, mientras que los más grandes les ofrecen desde ron a pitos de marihuana. También se les acercan picaronas mujeres con frases como “que ganas de comer espárragos” o “¡Jack, muéstrame la pistola!”. Propuestas que algunos aprovechan más que otros. “El personaje tiene un gran atractivo entre las mujeres y me coquetean mucho. Igual hay que tener claro que una cosa es la realidad, y otra es la fantasía”, señala Diego Aranda, quien ha tenido dos novias que lo han acompañado disfrazadas de pirata en su trabajo.

Durante los veranos, Diego viaja a Coquimbo a trabajar en un auténtico barco pirata, El Morgan, como guía turístico. Allí, sube y baja las redes del barco, toma el timón y navega hasta la isla de los lobos marinos, mientras relata la historia de los piratas de Coquimbo a los turistas. Entre medio, hay peleas de piratas con otros actores de la empresa. “Coquimbo es el puerto pirata de Chile. Creo que me contrataron porque yo le di ese plus al tema. No soy el guía típico que se disfraza y da información. Igual soy un tipo culto, improviso harto y me gusta jugar con la gente”.

Un poco más al norte, en las costas de La Serena, Yoxic aprovecha los veranos para trabajar disfrazado del popular pirata. Cuenta que puede reunir hasta 400 mil pesos al mes. “Igual había días que tenía que descansar. Porque tras muchos días trabajando el traje adopta aroma de pirata”, cuenta entre risas. Reconoce que durante sus andanzas en el norte comenzó a beber y a asumir una impronta más “piratesca” con las mujeres. Recuerda que tres años atrás, tres chicas le pidieron fotos con “piquito” incluido. “Prácticamente me violaron, las tres me metieron la lengua hasta la garganta”, dice. Si bien fueron a comer juntos y conversaron un largo rato, Yoxic asegura que el ánimo de las chicas, que rondaban los treinta años, cambió cuando se enteraron que este Jack Sparrow tenía apenas 19 años. “Creo que se sintieron pedófilas, ja ja”.

Michel también viaja a la cuarta región durante el verano. Piratea en la playa La Herradura y ha reemplazado en un par de oportunidades a Diego en el barco El Morgan. Afirma que procura no beber cuando está trabajando y que, contrario a lo que mucha gente piensa, su personaje no está borracho. “Jack tiene una enfermedad. Se llama ‘piernas del mar’. Eso afecta el oído interno de muchos marinos. Por eso es tambaleante en su forma de moverse. No es que ande todo el tiempo bebiendo. Uno trata de explicarle a la gente, pero es una pelea perdida. Y hay gente que piensa que yo estoy borracho también”.

Mientras explica esto, sentado en el local de su negocio, su hija más pequeña, Valentina (4), de cabello rubio y ojos azules, le sopla burbujas con su juguete. Michel le contesta “ah, ¡pequeña bribona”, y saca su pistola de pirata. Su familia también lo acompaña en su trabajo, tanto sus hijas como su esposa tienen trajes de piratas. Y es que para él esto se ha convertido en un negocio familiar. Pone como ejemplo de ello a sus dreadlocks. Si bien casi toda la cabellera es suya, las trenzas castañas son de su hija. “Cuando la Vale nació tenía harto pelito. La raparon y le dice a la enfermera que no botara ese pelo, que me lo diera. Y con eso hice estas trenzas”, cuenta el diseñador gráfico, quien dice que su experiencia con niños data de cuando trabajó en animación, en las series de dibujos animados Batman y Aladeen durante los años 90. “Tomé como ejemplo los modelos de Disney, que deben ser personajes intachables”.

Mauricio Fredes, por su parte, no viaja a Coquimbo para los veranos, pero acostumbra mochilear en el sur con su disfraz. “El norte no me llama la atención”, afirma. Entre sus aventuras, rememora especialmente una que le pasó en Pucón hace tres años: cuando se robó un bote disfrazado de Sparrow. “Estaba curado, eso sí”, reconoce. Había pasado todo el día tomándose fotos con turistas y ya había oscurecido. Caminaba con su polola y un amigo por la orilla del lago Villarica, donde encontraron un bote que nadie vigilaba. “Ya, chiquillos, nos vamos a mochilear en bote”, dijo Mauricio, agarró unas ramas y las utilizó como remos. Así, remando y tomando ron, se internaron en el lago. Llegaron al punto en que no sabían cómo volver y el bote comenzó a hacer agua. Estuvieron así durante cuatro horas hasta que amaneció y llegó un barco de la marina a auxiliarlos. “Nos vieron y los marinos se cagaron de la risa ¡una auténtica aventura de piratas! Imagínate, ver a Jack Sparrow remando un bote con una botella de ron, jaja. De ahí nos remolcaron hasta la orilla. Me pusieron una citación con el capitán de marina. Pero nunca fui”.

EL CORSARIO INGLÉS

Estos cuatro piratas reciben la asesoría de quien consideran su máximo mentor: Cristián Cordero. Un Jack Sparrow que todos reconocen está “a otro nivel”. Y es que este chileno radicado en Londres ha trabajado en la película Piratas del Caribe: Navegando en Aguas Misteriosas, film donde participó como doble de cuerpo del mismísimo Johnny Deep.

Cordero, de profesión organista, siempre le apasionó el trabajo de prop maker: hacer accesorios que salen en películas, como el medallón o la brújula de Jack Sparrow. Lo que lo llevó a crear un traje bastante completo del pirata, con el que se presentó a un casting en el que fue seleccionado por su forma de caminar y sus gestos iguales a los del personaje de Johhny Deep. “Geoffrey Rush (El Capitán Barbossa en el filme) me dijo que yo era uno de los mejores Jacks que conocía”, cuenta . En dicho trabajo, Cordero explica que lo que hace es “todo el trabajo que el actor no hace”. Cada vez que había que grabar una escena, y probar el lente, las luces y los colores, era Cordero quien realizaba la escena antes que Johnny Deep.

Para la próxima película, Cordero sólo trabajará como asistente de trajes, con lo que ha podido dedicarse exclusivamente a su trabajo como prop maker. “Es como un sueño hecho realidad. Mi obsesión por los props me llevo a conocer varias personas en el ambiente, que me regalaron cosas que se ocuparon en las películas. Por ejemplo, tengo todos los anillos que se ocuparon en las cintas. También hebillas y sombreros, entre otras cosas”.

Dado su envidiable currículo, Diego Aranda lo contactó para que lo asesorara a él y a sus amigos con sus trajes. Ayuda que coordinaron a través de un grupo de Facebook: “Los Sparrows de Chile”, que reúne a diez Jacks Sparrows de nuestro país. Grupo donde, junto con pasarse datos de cómo hacer el disfraz, se coordinan entre sí. A su vez, Cristián les ha enviado pañoletas y botones originales de la cinta, entre otros accesorios. “Hay harta buena onda en el grupo. Yo en general me relaciono bien con todos- cuenta Diego Aranda-. Si yo por equis motivo no puedo asistir a un evento se lo doy al Mauri y viceversa. Hoy tenía un evento después de animar un cumpleaños, yo no podía ir y él tampoco, así que se lo di al Michel”.

El año pasado, Cristián visitó Chile, y Yoxic aprovechó de organizar una junta. El encuentro, al que asistieron Diego, Michel y Yoxic caracterizados como Jack Sparrow, junto con sus parejas disfrazadas de piratas, se dio en restaurant El Rincón de los Canallas, donde Cristián aprovechó de contarles sus experiencias en el set. “Lo bueno de ese grupo es que todos los Sparrows no somos envidiosos, no nos gusta competir. Para mí todos somos iguales. Somos como un alma dividida en varios piratas”, afirma Yoxic.

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