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Nacional

3 de Julio de 2017

Brutal testimonio de expareja de Tea Time sobre supuestos episodios de violencia: “maraca culiá”, “eso te mereces”

"Empezó a golpearme en la cara, me agarraba los brazos y me pegaba cabezazos o me escupía. También me tapaba la boca dejándome sin poder respirar y él encima mío. Yo pensaba que iba a morir, me pegaba en la mandíbula muy fuerte porque yo lloraba, y me decía "cállate perra". "Luego venía la etapa de reconciliación donde me pedía disculpas porque estaba drogado o curado", denuncia la mujer en Facebook.

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Valentina Henríquez Albornoz, expareja del líder de Los Tetas, Camilo Castaldi Lira, ocupa su cuenta de Facebook para hacer una denuncia contra el músico, esto por una situación de violencia que dice se repitió por mucho tiempo.

“Hace mucho tiempo vengo callando una situación que está presente en mi vida, pero como se hizo muy reiterativo, con episodios cada vez más fuertes y una o dos veces por semana desde hace un tiempo, me decidí a poner una denuncia para conseguir que Camilo Castaldi Lira (cantante de Los Tetas) se aleje totalmente de mí, que no me busque más, y poder retomar mi vida. Pero no quiero que esto quede impune, quiero que mi experiencia sirva también para otras mujeres que están viviendo lo mismo y que a lo mejor no se atreven así como yo tampoco me atreví tantas veces”, es como la mujer da inicio al relato que hace por medio de la citada red social.

Valentina prosigue y afirma que Castaldi Lira “es un gran peligro público, ya que con su anterior polola vivió lo mismo, sólo que ella no se atrevió a denunciarlo, sólo terminaron muy mal, debiendo la chica ser rescatada por sus padres; y bueno, conmigo la situación iba para lo mismo, sólo que ya abrí realmente los ojos. Espero que la justicia esté de mi lado, que me apoyen, porque lo necesito. No quiero formar parte de la lista de mujeres que han sido víctimas de femicidio, y creo que si no hubiera reaccionado a tiempo, yo sí podría ser una, sobre todo ayer”.

“Ahora lo que yo temo es que él tiene amistades de baja categoría, delincuentes, ladrones, etc. y como lo definió un carabinero que estuvo conmigo: es mafioso. Temo lo que me pueda pasar a mí y a mi familia”, agrega.

“Me pegaba en la mandíbula muy fuerte porque yo lloraba y me decía cállate perra”

Tras anunciar que se apresta a contar lo que dice haber padecido, la mujer comienza a relatar las escenas de violencia: “pido disculpas porque tendré que citarlo y usar un lenguaje obsceno, para ser clara”, advierte. Luego anota que “Camilo Castaldi o Tea Time para los seguidores, ya a mediados del tercer mes de nuestro pololeo comenzó a golpearme. Hay fotos del matrimonio de mi hermana (en marzo del 2016) en donde aparezco con moretones en mis brazos y piernas producto de sus golpes o cuando me tiraba al suelo. Posterior a eso son incontables las veces. Empezó a golpearme en la cara, me agarraba los brazos y me pegaba cabezazos o me escupía. También me tapaba la boca dejándome sin poder respirar y él encima mío. Yo pensaba que iba a morir, me pegaba en la mandíbula muy fuerte porque yo lloraba, y me decía “cállate perra”. “Luego venía la etapa de reconciliación donde me pedía disculpas porque estaba drogado o curado y que no terminara con él. Yo la verdad, aparte de haber estado enamorada, en el comienzo sentía mucha compasión por él y ganas de ayudarlo a dejar su adicción a la cocaína. Por eso no lo dejaba. El me decía que lo ayudaba, en tener horarios normales, a alejar a los malos amigos, porque ya no carreteaba y no se “lanzaba” cada noche pasando de largo, pues ahora dormía conmigo cada noche, y yo lo ayudaba a no ser el irresponsable de siempre, con su hijo y su trabajo. Pero todo fue un terror para mí, llevaba al departamento de él, el cual es muy pequeño, gente como delincuentes, narcos, y cualquier tipo que se encontraba en la calle e invitaba para drogarse con cocaína. Para mí esto fue muy fuerte porque nunca estuve antes cerca de eso (…) me vi expuesta cien veces a cosas horribles y vi cosas horribles. Sin ir más lejos, hace una semana y media, eran las 4 am, y llegó al departamento con un amigo flautista y estaban los dos pasados. Seguían tomando whisky y yo preocupada. Camilo salió al pasillo del edificio y yo intenté alejar el whisky a lo cual su amigo el flautista, EL CUAL NO SÉ EL NOMBRE PERO ES UN COBARDE ASQUEROSO, me pegó un combo y me botó al suelo. Camilo vio esto porque justo estaba entrando y, como al parecer los valores no los tiene, defendió a su amigo y no a mí”.”Quedé en shock y no se me ocurrió nada más que llamar a mi papá para sentir que me defendía, aunque fuera a distancia (mi familia no es de Santiago)”, dice.

“Yo en ese momento era su polola, no sé, yo pienso que cualquier pololo defendería a su novia si un hombre le hace algo, pero Camilo no era así, y menos curado o drogado, su excusa. Siempre defiende y defenderá a los “malos”, a los “choros”, a los narco, a los que han robado, a los que se han robado un banco. Incluso en su biografía de Facebook tiene puesto que él es ladrón de bancos, pues esa es su fantasía, robar algo grande, matar a alguien, ser un gangster, como el cliché del rapero”. “A mí siempre me decía que los narcos y ladrones tenían más cosas buenas que yo, y que debía respetarlos porque yo no valía nada comparada con ellos”, prosigue.

Cuenta además que “en enero de 2017, luego de una madrugada donde se drogó a mis espaldas y yo no sabía, por discusiones ridículas me pegó con un micrófono antiguo de los años setenta, muy grande y pesado, como un batazo en mi pierna derecha. El dolor fue inmediato y tremendo. Me hizo una contusión y no podía caminar, intenté subirme a un Uber, pero él bajó de su depto. y no me dejó subir. Al conserje lo amenazó con un sable esa misma noche. Yo pensé que me lo enterraría. Así que subí a cualquier auto al cual le pedí que me llevara a mi casa y que yo le pagaba, que necesitaba arrancar de mi pololo que estaba loco en ese momento, pero él en vez de llevarme a la casa me llevó a la comisaría. Me dijeron mil veces que denunciara, no lo hice, pero fui a la Posta a constatar lesiones y todo, por supuesto sola”.

Dice que “un mes después me hizo una contusión en la cabeza con sus golpes en donde todo era sangre en la cama, en las sábanas, en mi ropa, en mis jeans y también terminé en la Posta. Él ahora ya no pedía disculpas sino que se enojaba por haberme pegado a mí, me llamaba loca, me gritaba loca y cosas al frente de todos. Su defensa era que yo soy loca, que yo invento que él me pega, que yo lloro por nada. Es tanta mentira que me enrabia De ahí la relación se volvió más degradante. No me dejaba dormir antes de ir a la Universidad, me tenía hasta las 5 de la mañana con la música a todo volumen al lado de la cama, y otros días me tenía hasta las 6 de la mañana haciéndome la peor violencia sicológica. Me dañó mucho, yo tenía que estar todos los días a la 8 am estudiando y concentrada en la universidad, andaba pésimo, no le contaba a mis amigas, me andaba quedando dormida y sufriendo a escondidas, porque yo lo quería a pesar de todo y no quería que ninguna de mis amigas lo odiara. Sin embargo, él a todos su amigos les contaba historias falsas de mí. Llamaba a sus amigos cuando estaba pegándome para contarle la historia al revés y tener un testigo a su favor. Se creía él muy inteligente al hacer eso. Inclusive el día que me rompió la cabeza llamó a su mamá para decirle “mamita está loca me está pegando”, y mientras decía eso me pateaba en el suelo. Su mamá le gritaba “sácala de la casa, llama a alguien”. Mientras tanto, seguía dándome fuertes patadas en el piso y yo lloraba muy mal, me dolía todo y estaba cansada. No culpo a su mamá ni a ninguno de sus amigos, él tiene a todo el mundo engañado, nadie se imagina lo que él es en realidad, y lo que es vivir con un hombre tan enfermo como él está hoy en día. Hace una semana y el mismo día que su amigo flautista me pegó, el también después me atacó, estando los dos solos, era de esperarse, había jalado y tomado mucho whisky. Me pegó combos en la cara y patadas en todos lados, como siempre. Después de eso me estaba grabando con la cámara de su celular riéndose de cómo lloraba tratándome como siempre lo hacía “maraca culiá” “eso te mereces” “no vales nada, no existes en mi vida”. Me molesté que me grabara, así que le intenté correr el celular pero él seguía, por lo que el mismo cayó sobre su mesa de sonido y como estaba “duro” y loco, como en otra dimensión, pensó que se había dañado su mesa (lo cual quedó comprobado al otro día no le pasó nada). Se me tiró encima diciéndome IMBECIL AHORA VAS A VER”. En eso -agrega- comienza a “pegarme de nuevo ferozmente, lo que provocó una hinchazón en mi rostro, hematoma en el ojo, y un derrame ocular”.

Relata que tras esos episodios de violencia, viaja a su ciudad a recuperarse unos días, “y al cabo de unos días me llamaba diciéndome vente para Santiago, vente porfa. Yo incómoda viajé a acompañarlo y llevarle comida y cosas. Mi familia preocupadísima, pero yo no hablaba con ellos del tema por vergüenza aunque todos sabían”.

Para cerrar, dice que “el motivo por el que ayer decidí hacer la denuncia es porque ya le aguanté demasiadas, muchas golpizas y nunca dije nada ni siquiera a mis amigas, me comí el dolor, nunca quise hacerle daño, siempre quise ayudarlo y protegerlo, pero ya entendí que él que no se quiere dejar ayudar, nunca va a ser ayudado”.

Además, subraya que “su forma de ser y actuar, ideales y adicciones, no guardan relación con ninguno de los miembros de su banda, siendo él la persona discordante siempre, y que genera conflictos, y lo digo para que no se catalogue a todos del mismo de modo. Si yo tuviera la posibilidad de darle un castigo es que lo mandaran a rehabilitarse porque sería de gran ayuda para la sociedad. Y quiero decirle a Javiera Mena que se contacte conmigo pues Camilo, Tea Time, dejó en mi casa escondida la guitarra que le robaron a sus músicos, él sabiendo que eran robadas a Javiera Mena se las compró como un chiste y cagado de la risa junto con un teclado a sus amigos que son los que le roban los instrumentos a muchas bandas chilenas, como ya hemos visto en las noticias”.

“Exijo justicia, no es posible que un maltrato como el que he sufrido yo quede impune, no quiero que caiga otra incauta en su palabrería para terminar igual que yo, es por este motivo que hago pública mi historia, dejando de lado la vergüenza, la humillación. Así como hoy yo soy capaz de sacar la voz y denunciar los abusos físicos y psicológicos en mi contra, espero que otras mujeres que sufren lo mismo que yo, venzan el miedo y tomen las riendas de su propia vida”.

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