Opinión
5 de Agosto de 2017Columna de Claudio Bertoni: Yo también vi Paterson
"Esto no es circo para el pueblo, por eso hay gente que se va del cine, esto es una semana con las manos divididas para llegar a cada parada de sol a sol entera".
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I
La crítica de cine Vitah Violet del diario.es se queja del machismo de Jarmusch. Hay una cita que no sé de quién es que dice que “La mujer es una subjetividad que se cuela y distorsiona el marco analítico del hombre blanco occidental y de su biblioteca posindustrial”. Aparece Laura. Jarmusch es neutro. Primero, no es el director el que la expone como la figura de loca o con el rol de mantenida. Tanto Paterson como Laura son personajes equivalentes, que se llevan inscritos uno al otro, en el cuerpo, en los paraderos de buses, y en las ventas de magdalenas, en el bar de costumbre y en Arlequín. Sus nombres están bordados en las sábanas, en el cuadro de la mañana donde no es necesario lo superlativo. La cima emocional trazada, la que se marca al mismo tiempo con un lenguaje que es puesto en jaque en su múltiple creación, pero no en su rol de contención (paréntesis: la disolución no es una posibilidad hasta la intervención de Marvin –el perro-, quien destruye el cuaderno de poesía, reparación siguiente igual al regalo del personaje japonés). Laura es la célula totipotencial que insiste en sus conquistas, y resignifica el espacio doméstico como un cuarto propio ampliado. Manda a fotocopiar los poemas de Paterson, mientras le ofrece todo lo que sale de la yema de sus dedos. Con los brazos arriba la devoción por el blanco/negro como el bordado de su nombre con su cabello hirsuto. Una mujer con conciencia poética, autorreflexiva que conecta al protagonista con el laberinto de poesía y de sus trastiendas. Los poetas y los vagos aquí no son análogos, e igualmente ella si conoce el afuera. Que sutil acto de libertad. No patologizar, no desgarrar, no ridiculizar, ni prohibir la dinámica diaria de esa mujer. Ella no se pinta los labios, no usa push up, pinta su propia ropa y ahí el sudor se queda, mientras las cortinas y el horno vibra. Lo femenino no es una musa incapaz, no es una naturaleza muerta, es una mujer que construye lo femenino desde otro lugar: desde la imaginación, la iniciativa, la clarividencia. Superando así, los formatos en boga que retienen el lenguaje poético en la reproducción de un trabajo creativo silenciando a una otra mientras nombra la otra. Laura acierta siempre el lugar de sus palabras; esquivan y previenen blancos que al parecer no son tan irreales. Pessoa hablaría de la tela irreal en donde equivoca el color su arte. Una fotocopia, un stencil que se hace carne en la mujer que convierte sus movimientos en burbujas, que hace en la cocina con los granos de quínoa. Exploradora de una tradición de arte visual con una conexión totalmente ilusoria con la poesía de la micro realidad de Paterson con su micro cuarto. Paradoja. Inmersa en esos imaginarios y formando parte de sus resultados con sus socavones. Esto no es circo para el pueblo, por eso hay gente que se va del cine, esto es una semana con las manos divididas para llegar a cada parada de sol a sol entera. Con sábanas que arden una dulzura a la orden de la repetición, de la rutina que no es una rutina, de una cerveza todavía en la boca, de los mismos pasos que llegan a este cuarto cambiante de ternura donde convive la tinta negra y la blanca y todo está de lleno de sabor, todo es válido. Si tú no lo viste. La apatía es tuya.
II
El lunes 24 de julio fuimos al cine arte viña del mar con la Valentina a ver Paterson de Jim Jarmush es uno de mis cineastas favoritos y el protagonista se llama Paterson y escribe poesía y Paterson es la ciudad en que nació William Carlos Williams uno de mis poetas favoritos y probablemente el poeta que más me ha influido y Allen Ginsberg también nació en Paterson y Paterson se titula el mejor y más extenso libro de William Carlos Williams que también prologó la primera edición del Aullido de Ginsberg en la editorial City Lights de San Francisco y a mi novia esposa y pareja Valentina Osses C. le gustó mucho la película y no quería o no me lograba decir por qué y yo le dije por qué no lo escribes y me dijo bueno y lo hizo y me encantó lo que escribió y ahora es toda la primera parte de esta columna que acaban de leer y que por supuesto es toda de ella.