Tres mujeres que pasaron por la mansión cuentan sus malas experiencias.
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Este relato no es nuevo, pero vuelve a salir a la luz luego de la muerte de Hugh Hefner, el creador de Playboy. Quienes hablan son Bridget Marquardt, Holly Madison y Kendra Wilkinson, todas exconejitas.
“Nunca vuelvas a usar lápiz labial rojo, me advirtió en voz baja y caminó hacia la puerta. Paró y se dio vuelta para ver mi reacción. Decidiendo que no me había hecho suficiente daño, me hizo otro comentario antes de salir de la habitación: ‘Te ves vieja, dura y barata’”, escribiría Holly Madison en sus memorias llamadas “Down the Rabbit Hole: Curious Adventures and Cautionary Tales of a Former Playboy Bunny”
La misma mujer que vivió en la mansión del placer, afirmaría que “Hef era un manipulador que nos ponía a unas en contra de otras. No nos trataba bien. Por eso decidí irme”.
“A Hef le encanta rodearse de gente que le dice que ‘sí’ a todo. Y realmente tiene muchos amigos a los que trata muy bien. Existe una cierta cultura en la que todo el mundo habla de él como si fuera el hombre más genial del mundo. Esa era la fachada y la personalidad de la que me enamoré durante mucho tiempo. Y te da un poco de miedo decir ciertas cosas porque te hacen sentir como si estuvieras loca”, relataría asimismo.
En el reality “I’m a Celebrity, Get Me Out of Here”, Kendra Wilkinson, también contaría las penurias que dice haber pasado al lado de Hefner.
“Una noche estábamos todos en la limusina, hacia un evento de firmas de un libro con Hef, cuando él se acercó a mí. ‘¿Está todo bien?’, me preguntó. ‘Me siento gorda, Hef’, le dije. ‘Todas son tan lindas. Me hace muy insegura’. ‘Bueno, te ves un poco más grande’, me dijo honestamente. ‘Quizás puedas ir al gimnasio’. Cuando llegué a la casa, fui a mi pieza y lloré hasta dormirme”
Izabella Saint James, al igual que Holly Madison, también escribió un libro en el que contaba su experiencia con Hefner.
“Teníamos que ir a su habitación y esperar mientras el recogía la caca del perro de la alfombra para que nos diera nuestro dinero”. “Siempre aprovechaba la ocasión para sacarte en cara algo malo de tu relación con él”, escribe.
“La mayoría de sus quejas era por la falta de armonía con las otras chicas y la apatía que a veces mostraban para participar en las fiestas que organizaba en su habitación”, dice además en su libro.
“Si por alguna razón estábamos fuera de la mansión y no íbamos a sus fiestas, nos quitaba la mesada. Esa era su arma”, es otra de las confesiones que hace.