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Cultura

15 de Noviembre de 2017

Van Gogh, el suicidado por la sociedad

En 1947 el poeta francés, Antonin Artaud, escribe este ensayo sobre el pintor holandés. En una de sus páginas, anota: "la pintura de Van Gogh no se opone a cierto conformismo de las costumbres sino al de las mismas instituciones. Y después del paso de Van Gogh por la tierra, ni la naturaleza exterior, con sus mareas, sus climas y tormentas equinocciales puede conservar la misma gravitación".

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En 1947, un año antes de su muerte, Antonin Artaud publica un ensayo de poco más de 20 páginas titulado “Van Gogh, el suicidado por la sociedad”. En el texto, el poeta y también dramaturgo, que había permanecido nueve años en hospitales siquiátricos, sostiene: “La buena salud mental de Van Gogh puede ser proclamada, pues a lo largo de toda su vida sólo se hizo cocinar una mano y, dejando esto de lado, no llegó más que a cortarse la oreja izquierda, en un mundo en que la gente come todos los días vagina asada con salsa verde, o sexo de recién nacido azotado y encolerizado ingerido tal como sale del sexo de la madre. Y no es una imagen, sino una realidad cotidiana, repetida con frecuencia, y sembrada en toda la extensión de la tierra. Así es como se sostiene -aunque esta afirmación resulte delirante- la vida actual en su viejo clima de estupro, de anarquía, de caos, de extravío, de descalabro, de alienación crónica, de inercia burguesa, de desviación mental, (pues no es el hombre el que se ha desviado sino el mundo), de impudicia deliberada e ilustre hipocresía, de inmundo descrédito por todo lo que representa nobleza, de reivindicación de un orden fundado absolutamente en el acatamiento de una primitiva injusticia, en síntesis, de crimen organizado. Las cosas andan mal porque en este momento el mayor interés de la conciencia alienada es no salir de su enfermedad. Es así como una sociedad estropeada inventó la psiquiatría para protegerse de las indagaciones de algunos iluminados superiores cuyas
facultades de profecía les resultaban molestas”.

Tal como se lee al inicio del escrito, Artaud da vida a esta narración luego de abandonar el siquiátrico Rodez. Dos años después, en 4 de marzo de 1948 muere de cáncer en el asilo de Ivry-sur-Seine, Francia.

Quizás debería leerse el ensayo de Artaud sobre Van Gogh como el testamento que el pintor no escribió, manifestando que el infinito pertenece a los artistas, dice un artículo de El Cultural

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