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Nacional

31 de Marzo de 2018

El día que crucificaron a un hombre en el patio del Psiquiátrico

Treinta años atrás, en el ocaso de la Dictadura y en medio de Semana Santa, un hombre -cual Cristo- era clavado por las muñecas en un patio del hospital José Horvitz de la ciudad de Santiago. Los detalles del caso permanecieron bajo el polvo del olvido. Así lo cuenta Sábado.

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Foto: Imagen de referencia

“Estaba en el patio interior, ala oriente del edificio, sobre una puerta antigua en posición cúbito dorsal, brazos extendidos, ambas manos clavadas con clavos de cuatro pulgadas. Eran clavos oxidados”.

Transcurría 1988, año en que Pinochet sería derrotado en el Plebiscito del 5 de octubre, y en el hospital Psiquiátrico de Santiago, el José Horwitz, se vivía una tarde de espanto, acaso de las más horrorosas acontecidas en el lugar, un poco porque los vejámenes de la Dictadura seguían presentes y otro poco porque era previo a Semana Santa. Un hombre padecía crucificado en uno de los patios del lugar que por entonces era un botadero humano a donde iban a parar las personas que no eran normales, recuerda uno de los dependientes de la época.

Cita la crónica de Sábado, que relata las circunstancias de los hechos, que del caso que se cuenta en la edición de esta jornada hay los testimonios de las personas que trabajaban en el lugar porque el olvido, y de seguro el polvo que se acumula con el tiempo, mantuvieron el asunto medio oculto en una bodega del Servicio de Salud.

“Por decirlo de alguna manera, la locura va de acuerdo a los tiempos, va de acuerdo a los hechos contemporáneos”, dice el enfermero ya retirado, Juan Toledo, que con esas palabras le da contexto a los hechos.

La tarde en cuestión, se recuerda, fue la del 13 de marzo del año 1988. Para Toledo, el episodio fue conmovedor, fue algo así -lo dice- como volver el tiempo atrás dos mil años.

“Yo sentí que estaba tan espantado que ni siquiera intentaba desclavarse”, recuerda Toledo.

“Luego de desclavarlo, el hombre estaba vigil; o sea, despierto”, dice.

“Los delirios más graves son los delirios religiosos”

Según cuenta Toledo, citado varias veces en el reportaje, en aquella época se repetían las películas bíblicas durante todo el día por la tele. “Lo que quiero decir es que esa semana era la Semana Santa, los delirios más graves son los delirios religiosos; por lo tanto deben haber confluido ahí muchos pacientes, y esto es una interpretación, pero lo más probable es que Enrique haya sido el Cristo sufriente y había que crucificarlo porque esa era la fecha. Enrique fue Jesús, Jesús crucificado”.

Más allá de los hechos, de los cuales hay crónicas de la época, Enrique Torres, la víctima, falleció casi 20 años después, en 2007, por una insuficiencia respiratoria aguda. El sumario dice que se estudie con profundidad y seriedad lo ocurrido. “Al final, lo único que le quedó de registro de todo esto, fueron las dos marcas que Enrique tenía en sus manos”, dice el enfermero Enrique Ruiz.

La historia completa de Sábado acá.

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