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Cultura

24 de Abril de 2019

Garrett Hardin y la Tragedia de los Comunes en Isla Riesco

La gula, la codicia y la soberbia. Bien los describió el Dante Alighieri en su extraordinaria Divina Comedia. La comedia que se le avecina a quienes nos sucederán de seguir obrando en Isla Riesco bajo la "Paradoja del Diabético", ciertamente se asemejará más... al siniestro mundo novelesco de Edgar Allan Poe.

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A fines de los años sesenta, Garrett Hardin parió su memorable “Tragedia de los Comunes”, paradoja en la que la conducta de individuos motivados por codicia y poder y obrando de forma independiente, derivan en destrucción de patrimonio (recurso o activo, en la retorcida y miope denominación utilitarista). Algo extraordinariamente similar a lo que éste planteara de forma pionera, es lo que hoy validamos en forma de Cambio Climático y en su peor y terrorífica derivada llamada Calentamiento Global. Así también, en aquello que el mundo de las ciencias destaca a diario, con extraordinaria y profunda desesperación: la denominada Sexta Extinción Masiva de especies en la Tierra.

No pocos me han escuchado y leído en redes sociales respecto de aquella que denomino la “Paradoja del Diabético”, contrasentido en el que vía analogía intento explicar aberrantes conductas que dan cuenta con atentados medioambientales y/o con invisibilidad respecto del caos de vida. La desazón de algunos poco conscientes y que sufren dicha grave dolencia cuando le es informado de la necesidad de amputación de sus extremidades, para sólo entonces recabar en su error de excesos (lo que demuestra que aquel alcance de racionalidad en la especie humana, dista largamente de serlo como creía Hardin y como pregonan teorías económicas de fundado corte homocéntrico), se asocia con idénticos actos respecto del abuso en lo medioambiental. Se trata de un punto sin retorno. Sin escape. Del peor de los peores demonios.

Punto sin retorno y caos, que hoy en Chile tiene en Isla Riesco (la cuarta más grande del país) y en la debacle minera de extracción del ultra contaminante carbón sub-bituminoso, asfixiante agente tóxico pro CO2 y de Calentamiento Global que en la misma algunos osan “diabéticamente” validar, el ejemplo más descarnado del exceso y de aquella codicia a la que el citado Hardin hiciera mención como eje de su alabable postulado de entonces. Y es que el más simple del simplón de los análisis, fundado en las más básicas racionalidad y afectividad, arroja que en una isla que ostenta una especie en grave riesgo de extinción como es el Huemul (Hippocamelus bisulcus), no es admisible ninguna clase ni condición de extractivismo. Excepto, para “diabéticos” inconscientes, que trastornados por descerebradas ansias de engullir, a sabiendas, niegan lo que saben los llevará a una inefable amputación. Desmembramiento que en este caso no sólo lapidará a quienes ostentan gula desenfrenada por oscuros dinero, poder y ego, sino a todo el mágicamente intrincado ecosistema que alberga y cobija a nuestra sociedad… y aún peor, a inocentes que nos sucederán.

Un segundo análisis, tan simple como el del párrafo previo, revela una incongruencia mayúscula e infinita entre magnos y urgentes esfuerzos por reducir las emisiones de GEI – gases de efecto invernadero -, con énfasis específico en una descarbonización de la matriz energética, y aquella aberración de contar con un conglomerado de dos potentes grupos económicos de Chile, que coludidos por un fin francamente aberrante, esgrimen pseudo argumentos de corte laboral y productivo para justificar un asesinato medioambiental que conduce al peor escenario de caos imaginable. La actual debacle planetaria y la urgencia e importancia de asumirla y enfrentarla que ya he descrito, tiene como una de sus causas preponderantes y esenciales, aquel retorcido postulado del ser humano como eje, intentando someter al medioambiente, en egoísta beneficio propio. Es precisamente esta dantesca y miope mirada, la que la empresa tras este mortal proyecto, ha empleado en desesperados manotazos de ahogado. Ninguna generación de empleo, absolutamente ninguna, puede ni debe justificar un magnicidio medioambiental de estas proporciones.

Llegó el momento del cierre de Mina Invierno. Es hora de que los mega grupos Angelini y Von Appen tras la misma, tomen debida conciencia respecto de su grave y muy delicada condición de “diabéticos” inconscientes. Más aún, que comprendan que cuando asome la amputación de sus extremidades, será toda la “familia” (sociedad y ecosistema) la afectada. También es hora de que quienes a cargo del hospital (tres poderes del Estado), tomen cartas en el asunto, respecto de un paciente gravemente enfermo, que sigue sin tomar consciencia del hoy y del futuro, no obstante y de seguro, saberlo.

La gula, la codicia y la soberbia. Bien los describió el Dante Alighieri en su extraordinaria Divina Comedia. La comedia que se le avecina a quienes nos sucederán de seguir obrando en Isla Riesco bajo la “Paradoja del Diabético”, ciertamente se asemejará más… al siniestro mundo novelesco de Edgar Allan Poe.

*Pablo Negri Edwards, activista medioambiental.

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