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Entrevistas

28 de Agosto de 2019

Ignacio Socías: En el nombre del padre y del hijo

Eric Valdés

En entrevista con The Clinic el comediante cuenta cómo se reconcilió con su biografía y cómo ello abrió sus posibilidades en el escenario. Además, reflexiona sobre el humor, el futuro del Frente Fracasados, su episodio de “cancelación” por su desafortunado chiste sobre Denisse Malebrán el 2014, y su pasado como ferviente canuto.

Por

¿Por qué se acabó el Frente Fracasados?

-Yo particularmente dejé de hacer el Frente porque era demasiado desgastante. Es divertido sacar y hacer las cuñas, pero soy yo el hueón que está 12 horas metido en una hueá facha o cuica y que de verdad es más grande que la conchetumadre. Después tengo que revisar ese material y editarlo. Cuando hicimos el video por el bus de la libertad, fue heavy.  Me acuerdo que me tenía que ir a las Torres de San Borja y de repente me bajé y dije: “oh, conchetumare, estoy en Las Torres de Tajamar”. Dije: “chucha, yo no venía para acá”, pero no me acordaba a dónde tenía que ir. Dije: “oh, estoy estresado”. Y justo me sentí angustiado. ¿Cachai? Venía de trabajar, hicimos un buen video, seguro iba a ser un buen resultado. Y de repente me senté en una hueá y me puse a llorar como un estúpido. Y fue heavy porque ahí entendí que me había cansado de hacer ese formato culiao que para muchos era como: “oh, la hueá bacán”. 

¿Cuál fue tu búsqueda con este formato?

-Había un ambiente político bien interesante. Las hueás que decíamos en el Frente, que mostrábamos, eran como rarezas, era como: “oh, brígido, de verdad esto está pasando en Chile”. Era súper divertido producir el Frente, porque erai como un agente secreto. Yo tenía otro celular, me acuerdo que llamaba y decía: “Hola, soy del diario El Conquistador, dígame dónde va a ser su concentración pro violación a los derechos humanos”. 

Claro, antes estos episodios eran rarezas, ahora son un poquito más comunes.

Ahora hay un candidato que podría salir electo. De hecho, las cosas que se decían en el Frente ahora están en un plan de gobierno. Ahora ya no es chistoso. Y quizás nunca lo fue.

¿Pero se acabó para siempre?

-Al Frente le queda sólo un video, que es el de la muerte de Lucía Hiriart; siempre lo tuvimos agendado. Cuando se acabó todo fue como: “ya, chiquillos, nos vemos, buen viaje, pero todos saben, ¿cierto? No nos vamos a llamar, solo van a tener que ir. Ustedes ven la noticia, se despiertan y van al lugar…”

Igual es bueno que lo tengan tan claro.

-Sí, pero también hay una posibilidad que no lo hagamos.

Pero sería interesante despedirse así.

-Sí, sería interesante. Es la única forma en que el Frente me vuelve a parecer interesante. Hace un tiempo uno habría sabido más o menos lo que iba a pasar con la muerte de Lucía Hiriart, pero ahora no sé. Antes tenía la percepción de que si se moría habría una manifestación en Plaza Italia en contra. Pero ahora, con todo este contexto, igual podría existir una manifestación a favor. Y esa hueá es como: “oh, Chile cambió”.

CASO DENISSE MALEBRÁN

En mayo del año 2018, a través de una declaración realizada en El Mostrador, la cantante Denisse Malebrán desclasificó un episodio de burla que vivió el año 2014 protagonizado por Ignacio Socías, Lucas Espinoza y Benito Espinosa en el podcast “El amor es más fuerte”. Allí recordó que un capítulo de ese programa, “su rutina se basó en situar ‘cosas’ de una amplia dimensión que podían caber en mi vagina”. Pese a las disculpas públicas de los aludidos, la situación fue ampliamente repudiada en redes sociales. 

Primero, ¿cómo viviste lo que pasó con Denisse Malebrán?

Creo que cuando tú no te haces cargo de algo que dañó a alguien pasan estas cosas. Una vez leí a un comediante gringo que decía que cuando tú partes en comedia y estás urgido por hacer reír, como que la gente es una ficha más en cualquier chiste que armas. Entonces siempre en tu primera etapa haces chistes sobre gente que no conoces y claro, se merecen una disculpa. Entonces que ella lo haya reflotado o no, es irrelevante en el sentido que yo dije cosas y no me hice cargo de eso.

¿Qué mea culpa haces de toda esa situación?

-Cometí un error. Por mucho que uno quiera defender la comedia, no hueón, hice sentir mal a una persona. Nunca problematicé hasta muy tarde todo lo que pasó, entonces creo que en algún punto es justo. Encontré una paja no haber estado a la altura en algún momento y eso me da mucha pena. Pero también vivo con eso y ahora estoy tranquilo, porque esta es la vida igual. Obviamente nosotros corremos el riesgo de que sea público y también vivimos en esta ficción de redes sociales donde, puta, situaciones como estas crecen. Yo lo veo como una oportunidad de aprender algo. Sé que no es la labor de nadie enseñarme, pero puta, voy a tener la mayor entereza posible. 

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¿No tuviste ganas de salir a defenderte del “cancelamiento público”?

-No voy a discutir hueás estúpidas, como decir que estaba en todo mi derecho de decir lo que dije. Creo que tengo que asumir con hidalguía lo que pasó. Cuando uno la caga, tiene que poner la cara no más, e intentar enmendar para adelante. Yo no creo que uno tenga que decir: “cambié, estoy deconstruido, nunca más”. Hueón, la posibilidad de que falles existe, y puta, esto me sirvió para sumar un elemento nuevo, no solo a mi trabajo, si no que a mi vida. La llamé para hablar de la situación y obviamente me dijo: “hueón, fue tarde la hueá”. Y puta, está bien. No te niego que hubo un proceso personal que me dio caleta de pena, pero ni modo po.

¿Y cómo se sintió todo lo que ocurrió en redes sociales? Había mucha gente que te “cancelaba” y otros que se mantuvieron fieles, incluso te defendían.

Para mí es una ficción en el sentido de cómo te golpean las cosas. Por un lado me llamaban desde Relaciones Públicas de TVN y me decían: “Muy bien, Ignacio, nos gusta porque la estrategia que estás siguiendo en esto es muy humana”. Y hueón, no estaba siguiendo ninguna estrategia. No estaba haciendo relaciones públicas con lo que me estaba pasando. Lo viví como lo viví no más. Pero claro, lo que pasa es que la hueá adquiere como un ribete más espectacular. Para mí fue como: “ya, soy un humano, me equivoqué feo y puta, la vida sigue”. No con el ánimo de bajarle el perfil porque fue un error oscuro, triste y lamentable. Pero puta, solo me queda mejorar. Como que hay una moralidad bien extraña ahora con este tema de “cancelar” gente, que no comparto. No comparto ese absolutismo moral. Debe ser porque fui canuto mucho tiempo y me salí por lo mismo, porque no te dejaban escuchar ni música tranquilo.

Calma, ¿fuiste canuto?

Muchos años, y practicante. Estudié teología, de hecho. Mi libro favorito es Eclesiastés, del Rey Salomón. Fue en mi adolescencia como hasta los 18. Y no salí peleado, ni así como: “esto es lo peor que me ha pasado”, porque de hecho me gustaba.

¿Fue el absolutismo moral el que te sacó de ahí?

-Me sentí fuera de lugar en algún momento y así como vino, se fue. Siempre era el canuto problemático, en el sentido que decía: “mmm pero ¿por qué?”. En un universo donde había una moralidad tan rígida, yo era del team más laxo. Creía, por ejemplo, que la interpretación de una canción, no necesariamente era la voluntad del autor, sino de lo que tú hagas con eso. Y bajo eso tú podías escuchar a un autor que, quizás, está cancelado. Pero es porque era irrelevante ante lo que tú estás viviendo con la canción. Eres tú más importante en la canción. Pero también es legítimo que alguien diga no, yo no creo eso. Y está bien, pero yo no me siento tan representado por esa vertiente. Y la moralidad actual tiene ese absolutismo. Yo soy un hueón súper falible, entonces prefiero no llevar una moralidad tan brígida, tan extrema, porque creo que la vida es más difícil. La vida es dura igual, ojalá uno fuera siempre quien quiere ser, pero oye, no pasa. El mundo sería un lugar mejor si lo fuéramos, pero a veces uno no es la persona que quiere ser, y puta, da pena.

“La vida es dura igual, ojalá uno fuera siempre quien quiere ser, pero oye, no pasa. El mundo sería un lugar mejor si lo fuéramos”.

EL REY DAVID

¿Qué te queda de canuto?

-Me queda de canuto el hecho de que todavía leo la biblia seguido. Mi mamá es canuta, entonces me gusta conversar con ella de la biblia. Tengo amigos cercanos muy canutos y me pasa que como texto me es muy familiar, porque igual tiene historias como que me llaman la atención. Por ejemplo, la historia de Job. 

A ver, cuéntame más. 

-No, porque Job es una persona como que actuaba conforme al corazón de Dios y de pronto, el diablo le dice: “mira ese hueón, si me lo pasai, yo lo hago sufrir un poco y va a blasfemar contra ti”. Y Dios le dice: “no, Job no es de esos”. Y como que el diablo le dice: “hueón, dame un ratito con él. Lo voy a hacer pasar tan mal, que este culiao te va a vender”. Y Dios dice: “Papito, conozco a Job. Job, no me va a hacer eso”. Y el diablo dice: “ah, es que no te atrevís, porque sabís que te va a cagar”. Y Dios le dice: “Ah, ¿sabís qué?, toma”. Y hueón, se lo hacen pico, pico, pico, pico y no blasfema. Siempre me llamó la atención porque decía: “hueón, la hueá oscura”, y qué caprichoso Dios igual, pobre Job, lo hizo mierda para probar su punto.  Lo que te quiero decir es que no tenís que ser canuto para ver belleza en eso.

¿Y cuál es tu relación con el mundo evangélico?

-No soy tan dogmático y esa hueá ha sido súper brígida en mi vida. No creo en Dios. Creo que la agenda evangélica está siendo muy dañina, porque están teniendo mucho poder y de pronto, pueden lograr que haya cambios que no me parecen favorables y que atentan contra la libertad de las personas de poder determinarse y poder ser felices. Sé que esos no son los únicos, hay canutos que son inmensamente abiertos. De hecho, hay una página que se llama “El otro canuto”, de un evangélico que se llama Esteban Quiroz, que te da el otro punto y que quizás, si fuera dogmático, nunca hubiera llegado a él. Y claro, es raro, no creo en Dios, no practico el canutismo, pero como que igual es un aprendizaje que está ahí.

¿De verdad no crees en Dios?

-No, creo que esto es todo lo que hay. O sea, no soy ateo, porque hay siempre un nivel de incerteza, pero la figura de Dios no me es poco familiar. Eso me queda de canuto: algo se formó en mí y es bacán porque, a veces, me puedo comunicar con gente que no es de mi círculo, pero me aporta en algún punto. El cristianismo tiene una hueá bien entretenida, que es que versa sobre pura gente como terriblemente fallada, gente que se equivocó mucho en la vida. 

Pero también está la mirada de que son pecadores.

Sí, y eso es muy difícil de conciliar. El Rey David, quien adoraba conforme al corazón de Dios, era un hueón que hizo hueás horribles. Y yo decía: “¿cómo puede existir esto?” Creo que toda la volá moral y el ejercicio mismo del miedo y de la autoridad, son cosas que se fueron articulando después, pero el texto en sí mismo, como que a mí siempre me hizo pensar. Quizás estoy hablándote puras hueás. Pero siempre sentí la biblia como un hogar, porque es algo que me recuerda a mi mamá y quiero mucho a mi mamá. Es bacán almorzar los domingos y hablarle de eso. Me acerca mucho a mi vieja. Supongo que no soy tan dogmático no más.

¿Y no ser tan dogmático te lo enseñó el canutismo? 

-No, siento que eso es algo más mío. Como que mi historia familiar, lo de mi viejo, lo que me tocó vivir, también me obliga como a entender que la vida es compleja, que te puedes equivocar harto y que podís querer a gente que se equivocó, porque el cariño opera de formas que uno no entiende. Yo creo que mi mamá sufrió, ponte tú, con todo lo que contaba en el show. No es que me pidiera desacreditar a mi papá, pero igual pude comprenderlo. Cuando entiendo que mi viejo quizás no fue un ejemplo y que, ojalá, se hubiera portado mejor para que ninguno de nosotros hubiera sufrido tanto, lo creo firmemente. Pero a la vez lo quiero, porque ¿cómo voy a no querer a mi papá? Es lo que me tocó, no sé enfrentar la vida de otra forma. No sé funcionar con modelos absolutos. No entiendo cómo es la vida de esa forma. Mi vida siempre ha sido media falente y me ha encantado que sea así; por eso tenía tantas ganas de hablar de ese episodio de mi vida. No es lo ideal, pero es lo que tengo, y me ha enseñado a poder ver belleza en hueás que quizás, si fuera más dogmático, no podría no más. 

SOY TU PAPÁ

¿Cómo fue el camino para crear “Soy tu papá?

-Empecé a seguir a comediantes de afuera. Con el tiempo entendí que uno tiene una historia que a veces es muy particular y que, de alguna forma, compartes con otros. Además siempre había sentido esa tensión con mi autobiografía. Así que empecé a indagar en mi historia y me di cuenta que, pese a que uno se le olvida, tengo una biografía, una historia que no es menor.

Y que te define.

-Claro, y que no escogí además, que fue difícil y luego no. A veces sentía, no sé si vergüenza pero puta, la sensación de: “qué lata, ojalá tener una historia más piola”. Entonces, cuando asimilé lo que iba a hacer fue entretenido pero también fue difícil, es un salto al vacío. En el fondo es volverse vulnerable. 

No quiero spoilear mucho pero, por ejemplo, cuando contaste la historia de las camelias, me preguntaba cuántas veces tuviste que contarla o ensayarla para no quebrarte, porque en realidad, es triste.

-Creo que igual como que uno se acostumbra a lo suyo. Entonces, en ese momento uno igual puede contar una historia así sin emocionarse, sin llorar, porque ya la tienes más incorporada. Para mí era importante contar esa historia que me ha hecho llorar toda la vida y darle una salida graciosa. Igual después de contarla pensaba: “oh, brígido, se están riendo… Logré sacar risa de esto”. 

¿No tuviste miedo de verte vulnerable, distinto a los ojos de la gente?

-Por un tema de formación, de cultura, igual para los hombres es mal visto ser/verse vulnerable. Pese a toda la discusión sobre la nueva masculinidad, para mí era una presión verme débil, y no solo acá en este show, sino que en la vida. Yo siempre dije: “nunca voy a ser una víctima” y hace varios años decidí no hablar nunca más de esta hueá que me pasó. Hay gente que me conoce desde mis inicios en el stand up y nunca supieron. Nunca les dije nada de mi papá, algunos simplemente cacharon. Y era porque cada vez que sabían, yo me encontraba débil. Cada vez que hablaba de mi papá, después llegaba a la casa y decía: “puta la hueá, ¿por qué hablé de esto?”. 

Tampoco es que nos eduquen mucho en el tema de las emociones…

-Claro, cada vez que me he sentido vulnerable siento rabia. Después, con el tiempo, me voy sintiendo más fuerte. Y bueno, siento que esta mezcla entre la comedia y esto más “denso”, es lo que a mí me mueve. Acá la comedia todavía está muy asociada al hueón que va a un bar, llega y dice: “oye, ¿dónde están las parejas?”, “estos no culean”, “este es feo”, “estos son amigos, pero éste le tiene ganas”. Es un formato que a mí me encanta igual porque estás empoderado y es súper intenso también. Pero al final del día igual tengo esa tendencia. “Tiempos Mozos” igual es eso: a mí personaje al final le daba cáncer.

Es interesante el giro que da el show. Partes contando una historia, picoteando temas graciosos y nos llevas a un lugar de tu historia que parece inofensiva. De pronto rompes esa estructura y en el show se genera una tensión donde uno como espectador siente culpa de reírse. O sea, eso es lo que me pasó a mí…

Busco generar esa tensión, pero claro… desde el otro lado igual es medio sádico y eso es lo que uno disfruta arriba del escenario. Ese silencio que se genera es cuático y es la hueá más adrenalínica de todas porque tenís que revertirlo. Mis amigos y mi terapeuta, me dicen que soy adicto a esa adrenalina. Yo no consumo drogas, pero ponte tú, practico boxeo y soy malísimo, pero la idea de ir a agarrarme a combos me pone nervioso todo el día. A veces estoy en un ring con alguien que me puede pegar y tengo que defenderme, sobrevivir. Esa adrenalina me hizo hacer deporte por primera vez en 25 años. Todo lo demás lo encontraba fome. Y creo que acá es lo mismo, fue como: “oh, dije esta hueá, qué hice”. De hecho, no creo que haya sido ni cagando mi mejor show, pero para mí fue como: “oh, esto es algo que quiero hacer, y es nuevo, y es bacán, y quiero hacerlo de nuevo”. Igual fue un parto, porque te expones un montón pero no me arrepiento en ningún momento de haberlo hecho.

El proceso de este show habla de una maduración de tu forma de hacer humor. ¿Efectivamente maduraste? ¿Te terapiaste? ¿Cómo se produce el cambio?

Sí, empecé hace como tres años con terapia. Me he perdido una cantidad de vacaciones por la terapia. Sé que es un lujo, pero encuentro bacán terapiarse. Puedo hacerlo, pero ojalá fuera más fácil. Igual lo hago porque lo necesito. Y es brígido, porque antes no le contaba a nadie. Los primeros dos años que iba a terapia era como un secreto, decía que iba al médico. Pero puta, el autoconocimiento me fascina. No sé po, si alguna vez te mandaste una cagá, hiciste algo que no te parecía y puta, lograste tener herramientas para poder darle una vuelta a ese momento de tu vida, lo encuentro increíble. Ese giro no se puede hacer solo, tenís que entender de dónde viene y para eso sirve la terapia. Yo no sé si mejoras como persona, pero puta, tenís una vida más consciente. Pero estar consciente de uno mismo da miedo.

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¿En terapia surgió la figura paterna como uno de los temas que te cruzan?

-Es que uno tiene una historia familiar y la hueá se basa en momentos buenos, momentos malos, momentos más o menos, momentos pésimos. Y como que uno crece y medio como que olvida esa historia por un tiempo. Cuando te van pasando cosas te das cuenta que es como: “oh, muchos de los chistes que hago, más o menos explícitamente, hablan sobre un papá”. Y es heavy. Cada vez que veo una película que tiene motivos de paternidad lloro como chuchesumadre y hay otras cosas, quizás más terribles, que no me hacen llorar. Fue como: “oh, brígido, tengo una obsesión con el tema”. Y no es ninguna magia lo que estoy diciendo, todo se configura así. Todos tenemos tensiones que responden a nuestras propias heridas. Y eso es lo que encuentro bacán porque podemos dejar de fingir que nadie sufre por esto.

Claro, se cae un poco el telón que uno lleva por la vida.

-Me gusta conversarlo. Por otro lado no sé si sana algo hacer esto. Le preguntaba a mis amigos: “oye, ¿te hace sentido esto?” y me decían que sí, que es bacán ver o escuchar historias que provienen de un lugar. 

¿Qué te motiva de hacer humor?

-A mí me gusta mucho sentir que podís impactar a la gente con una verdad tuya. Cuando no conectas con la gente que hace humor es porque, en algún punto, sientes que no es verdad. Al principio uno parte nomás, pero progresivamente mi trabajo fue adquiriendo tintes más autorales. Y creo que esa es la gran diferencia con el humor tradicional, porque siempre se habla del stand up comedy como rival del humor de antaño.

Ustedes son los rivales de Dino Gordillo, Álvaro Salas…

Claro, es cómo ese fenómeno de matar al padre. Los chistes de Dino Gordillo tienen justamente todo lo contrario al stand up: son cero autorales, son chistes universales, llenos de hueás archi dichas y el que cuenta chistes no pone su personalidad en juego cuando los cuenta. Quizás el stand up tiene la posibilidad de eso. Entonces estar haciendo stand up y no aprovecharlo para decir lo que siento que tengo que decir, me hacía sentir intranquilo. No digo que es una condición de existencia, sería barsa decir que el stand up es solo esto, porque en realidad es súper amplio. Pero creo que si tenemos un género que te permite decir la hueá más triste del mundo y luego darla vuelta, y sacar un chiste, no me lo voy a farrear.

Los chistes de Dino Gordillo tienen justamente todo lo contrario al stand up: son cero autorales, son chistes universales, llenos de hueás archi dichas y el que cuenta chistes no pone su personalidad en juego cuando los cuenta” .

¿Por eso hiciste “Soy tu papá”?

-Si hay alguien que vivió lo que viví yo, se va a sentir tocado, si hay alguien que no lo vivió, igual va a ser como: “oh, brígido, no vine esperando reírme de esto”. No sé, quizás es porque me gusta correr riesgos no más. No llevo tanto tiempo haciendo stand up, son seis años no más, pero en este tiempo aprendí a hacer reír con esto. ¿Puedo hacer reír con esto otro, que, a la vez conecta con la gente? Bacán.

¿Para qué te sirve hacer comedia entonces?

-Lo bacán de la comedia es que es muy asimilable con la vida cotidiana porque finalmente la vida se trata de aprender a fracasar. Hueón, de verdad he visto a los mejores hueones, gente infinitamente más talentosa que uno, no lidiar con el fracaso. Pero mira lo que pasó con la Jani Dueñas después de Viña. Obviamente toda la prensa y la gente se preguntaba: “oh, ¿cómo lo va a hacer?”. Y yo creo que de los que hacemos esta hueá, nadie tenía dudas que iba a estar haciendo stand up a los dos días. Porque la comedia en ese sentido es liberadora, tenís que aprender a fracasar y es bonito ver que haya gente que toma ese riesgo. Es como: hueón, hiciste una pirueta en un auto a 120 km/h. Hay un porcentaje importante en que podís fallar, pero lo haces igual. Y eso es bacán porque creo que la comedia de alguna forma es un contrapeso al exitismo y a esta idea de que todo tiene que ir bien.

“Soy tu papá” se presentará el próximo 5 de septiembre en el teatro San Ginés. Para más información de las entradas, ingresa acá.


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