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Opinión

4 de Septiembre de 2019

Patrimonio: una urgencia acumulada

Agencia UNO
José de Nordenflycht Concha
José de Nordenflycht Concha
Por

Pareciera que identificar “lo bueno, lo malo y lo feo” del proyecto que propone la modificación a la Ley 17.288 de Monumentos Nacionales es urgente. Donde lo bueno es el voluntarismo de que se haga, lo malo es que no se considere mi visión del patrimonio y lo feo es que ni siquiera me pregunten.

Lo anterior responde al legítimo malestar de una compleja comunidad de intereses en torno a la reivindicación del patrimonio. Misma que podría ser capaz de colocar su experiencia colectiva al servicio de una discusión informada, por lo que al menos tres preguntas deben ser despejadas para aumentar la velocidad y la densidad que merece este esfuerzo.

¿Es bueno que se haga esta modificación? Si. El diagnóstico está en construcción desde hace tres décadas por los mismos que hoy levantan voces desde sus expectativas. Lo confuso es que algunos reclamen que el patrimonio se intente definir por ley, cuando el foco es la responsabilidad del Estado para promover las condiciones de conservación de éste. Por lo que concentrarse en las “declaratorias” sería convertir un medio en un fin, pues el Estado solo reconoce una situación preexistente -a veces con muchísima tardanza histórica- y le da un rango de protección legal que lo tipifica certificando la integridad y autenticidad de atributos cuyas variables son convencionales, las que como tales se pueden modificar según la convención y la convicción del momento. ¿Es subjetivo esto? Tan subjetivo como podría ser el valor en el mercado del arte, mismo que está regulado ¿Es objetivo esto? Tanto como el esfuerzo técnico de completar campos en una ficha y definir polígonos en un plano, medios presentes en muchas regulaciones.  

¿El patrimonio reconocido es uno solo? No. Pero si lo colocamos en plural no resolvemos el problema, ni menos su representatividad. Si reconocemos al patrimonio como un sistema, en que cada una de sus partes afecta a la otra, sus divisiones entre cultural y natural o material e inmaterial, entre muchas otras taxonomías que lo fragmentan, pueden ser de mucha utilidad analítica, pero no dan cuenta de sus transformaciones permanentes en un proceso continuo. Si la conservación de cada una de esas partes estuviera considerada en la protección legal efectiva, habría que estar atentos a integrar esta modificación con un grupo de legislaciones intersectoriales y prevenir ese escenario como el más complejo de cara a la conservación.

¿Es un proceso inconsulto? No del todo. Si consideramos que los distintos ideales en disputa sobre la modificación de una Ley que debería mandar, prohibir y permitir, nos hace olvidar que durante muchos años se concentraron solo en lo que manda y prohíbe. Hoy podemos pasar a lo que permite, amplificando sus efectos en el contexto constitucional vigente. No son pocas las voces que imaginan una legislación fuera de ese marco, sobre todo considerando los resultados de los Diálogos Constituyentes movilizados el anterior Gobierno en los que el Patrimonio apareció con una sorprendente relevancia. Pero como tenemos que operar en el marco constitucional vigente, en este punto se debe considerar la integración permanente, y no solo inicial, de la participación y la coordinación intersectorial político-técnica en un escenario futuro, como cuando los gobernadores electos que administren territorios regionales tengan visiones políticas contrapuestas a la administración central.

Todas las observaciones que hemos leído en estos días y las que vendrán se podrían integrar al cuerpo de indicaciones que harán nuestros legisladores, en un plazo que podríamos denominar de urgencia acumulada, donde no se puede pretender volver a fojas cero todo lo que ya sabemos. Por lo que es el momento en que la responsabilidad y realismo de la comunidad de intereses sobre el patrimonio invierta la legítima diversidad y persistencia de sus diferendos en un esfuerzo para que las generaciones futuras se encuentren con la posibilidad de seguir avanzando en la conservación del patrimonio.

José de Nordenflycht Concha
Doctor en Historia del Arte,
Profesor Titular Universidad de Playa Ancha.

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