Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Podcasts

24 de Agosto de 2020

Cuentos en Cuarentena | Mariposas amarillas

Este cuento es una de las menciones honrosas del ciclo Cuentos en Cuarentena, edición Ciudadano organizado por The Clinic, fue escrito por Paulo Matias Montecinos Medel.

Por

Él era extranjero, al igual que yo. Su sola presencia iluminaba todo lo que lo rodeaba. En mi mente lo nombraba “Mauricio Babilón”. Según yo él no hablaba mucho el idioma del país, así lo creía ya que nunca cruzaba más de cuatro frases seguidas conmigo. Mi mujer tenía más contacto con él, ya que ambos hablaban un idioma árabe, el cual yo desconocía por completo.– Es muy simpático, pero no le gusta hablar en otra lengua que no sea su lengua materna, me decía siempre mi esposa. 

Llevaba un tiempo buscando trabajo, intentando entrar en el sistema de mi nuevo país, cuando comenzó la cuarentena. Mi desdicha ya no podía ser más grande, ya que cuando creía tener una oportunidad, todo se esfumó. 

Luego de tres semanas enclaustrados, nuestros vecinos rumanos nos invitaron a beber algo, pero manteniendo la distancia.- Este trago lo hago yo acá en casa. En el tiempo de la Unión Soviética no teníamos de donde abastecernos, es por eso que casi todos en mi región sabemos hacer nuestros propios schots. Me comentaba mi vecino entusiasmado.- Eso si que muchos quedaban ciegos. No le creí esto último, al igual que cuando explicaba que los gitanos no vienen de Rumania, sino que de Bulgaria. – Eso es una mentira Paulo, los Gitanos vienen de India.- Me dijo María, una amiga Búlgara. – Sabes Paulo, si tu pudieras deberías siempre comprar cosas Made in Bulgaria. Proseguía Maria.- Nosotros hacemos cosas para que duren toda la vida ya que no tenemos la mente capitalista como la de los gringos. Pequeñas conversaciones cómo éstas nos servían para botar el estrés y de paso, sacar a mi hija al jardín comunitario que hacía las veces de centro social. 

-Los Italianos si saben vivir la vida. Pensaba al escuchar a mi vecina. Ella vivía en el piso contiguo y no hacía más que tener sexo a diario con su novio. Ya con mi esposa sabíamos la duración promedio de cada encuentro amoroso, ya que Rita digamos que „poco“ discreta era.- Hola Paulo. ¿Todo bien?. Siempre me decía en español ya que quería practicar el idioma.– Si, si, claro. Le respondía pero en mi mente me paraba de mi asiento y le aplaudía más de 30 minutos por los espectáculos gratuitos que nos daba en tiempos de Pandemia. Incluso creo que hasta una vez la vi ganándose un oscar por sus „Perfomances“.- Sabes que me cambio de casa. Me voy a vivir con mi novio. Mi cara languideció…¿Qué íbamos a hacer ahora sin la sesión diaria de porno del que todos hablaban en el grupo de Whatsapp? (En el que claramente Rita no estaba). – Me alegro mucho por ustedes dos, que sean muy felices. 

Cuando comenzaba a quejarme de mi situación actual, culpando a todos de todo, aparecen siempre esos que siempre se las dan de „Ricky Rickón, esos que tienen preocupaciones superfluas y que intentan ser superiores a los demás.- Esto ya no puede ser peor. Con mi marido tuvimos que cancelar el viaje a Holanda por la emergencia que estamos viviendo. Si hasta mi hija ya no puede ir a clases de equitación y en los supermercados se está acabando el papel higiénico. Si, ella era la única vecina oriunda del país – La vida es difícil, le respondía con tono irónico, pero creo que no podía notarlo ya que no capta aún muy bien mi acento. 

En el momento que el gobierno permitió nuevamente realizar deporte, pero con restricciones, mi felicidad fue enorme ya que podría ver a mis amigos del fútbol. De paso invité a los nuevos extranjeros que conocí en un curso de idiomas a que se unieran al próximo entrenamiento. – Man, llevo un año y medio estudiando la lengua y no entiendo nada de lo que dicen. Me dijo Kevin, un Peruano que parece Chino.– No te preocupes, el chico que da las indicaciones viene de Eifel, allá hablan casi puro dialecto, pero ya te vas a acostumbrar. Traté de consolarlo. – Hey chicos miren, este es mi celebración para cuando haga un gol. En el mismísimo momento Izaker, de Burkina Faso, se da un mortal para atrás y se pone a bailar. – Así celebramos los africanos, lo hacía con una gracia tan extraordinaria que todos le comenzamos a avivar la cueca. 

Jugar fútbol manteniendo distancia es algo totalmente ilógico, a penas tienes el balón tienes que pasarlo rápido, pero cualquier cosa era la excusa perfecta para ir al siempre obligatorio tercer tiempo, ya que la garganta también extraña. En el mismísimo momento en que acabamos de jugar, comenzaron a volar las cervezas, nos quedamos todos dos horas haciendo vida social manteniendo una distancia de por lo menos dos metros entre cada persona. Personalmente aproveché este relajo para ponerme al día con mi cuota chelera, del que claramente mi esposa no quedó tan contenta. Con unas copas de más comenzamos a hacer bromas entre los amigos.– Andrew, espero que hayas podido hacer el amor muy seguido en la cuarentena con tu novia. Así molestábamos a Andrew ya que su novia vive en Egipto y su condición de musulmanes no les permite tener sexo prematrional, aunque lleven seis años de relación.– La cerveza es un isotónico, deberíamos seguir bebiendo para reponernos del entrenamiento, exclamaba enérgico Jean, quien sin problemas se bebe un pack de cerveza los días miércoles y al otro día se levanta a las seis de la mañana para ir a trabajar a la Universidad. Llegó la hora de despedirnos, todos muy alegres por habernos vistos y, claro está, por el efecto del alcohol. 

Foto enviada por el autor: Paulo Matías Montecinos Medel

El siguiente día fue un recordatorio de que ya no estoy tan joven, la falta de training me pasó la cuenta y la resaca se apoderó de mi cuerpo. Para peor, me hija no paró de llorar la mañana entera por que le estaban saliendo los dientes. Mi mujer me miraba con una cara de pocos amigos que lo único que atiné fue a limpiar el baño y a cocinarle un pastel de choclo para que me perdonara la borrachera con los amigotes. 

Pasado el medio día, y ya un poco más repuesto, busqué la excusa para tomarme un mate. Esos mates que no gustan mucho, me refiero a uno en solitario. En tiempos pasados cebaba 

con Mario, el único moreno, homosexual- racista que he conocido. – A ver, no puede ser que yo sea el único negro del parque… esperen un minuto… allá hay dos chinos así que todo bien. Fue una de sus famosas intervenciones. En una ocasión nos invitó a un carrete en el tiempo de carnavales. -Chicos, que vamos para un lugar que hay mucha fiesta, la vamos a pasar bien, nos dijo. Lo que no nos aclaró que ese lugar era sólo para homosexuales open mind dispuesto a todo. Vimos algunas cosas que nos llamaron la atención. Mario se nos desapareció unas horas y luego lo encontramos medio sudado apoyado en una cuneta – No saben los tipos raros que me encontré… uno estaba desnudo con una correa de perro y me dijo que le hiciera pis encima. – ¿Y que hiciste? Le pregunté.– Bueno, había tomado mucha cerveza y el baño estaba muy lejos, así que no tuve otro remedio pues Paulito… 

Mario era uno de esos personajes que pocas veces te encuentras en la vida. Con 25 años había vivido en 5 países y tenía 2 matrimonios sobre los hombros. El primero de ellos fue muy mediático en Uruguay. Al principio no lo creí, pero investigando fue de los primeros matrimonios del mismo sexo del país Charrúa . Una cobertura enorme tuvo su fiesta por el civil, pero en el momento en que se cierra el contrato con un beso, la televisión estatal mostró a los invitados en vez de la flamante nueva pareja. Todo un robo para los telespectadores que esperaban el primer beso de una pareja homosexual por la televisión abierta. Para la anécdota queda que mi amigo Mario es un coleccionador de cuanto cachureo hay: Barbies, zapatos, botellas, cámaras fotográficas se suman a su haber, además de poseer 10 perros y 5 gatos. 

Cuando me tomaba unos sorbos de mi mate en el patio en honor a aquel hombre, apareció él…“Mauricio Babilón“. ¿Cómo podía entablar una conversación con alguien que nada habla? Esta era mi oportunidad y no la iba a dejar escapar. ¿En qué idioma le tenía que hablar? Lo saludé en inglés, esperando que le fuera más fácil responder. -Mejor en alemán, me contestó. 

Se notaba que el hombre quería conversar, aunque podría decir que llegó como con una cortina de humo de esas de Carlos Pinto. Vi que se sentó con un termo y con un vaso a lo que me preguntó: ¿Así que en Chile también se toma mate? La pregunta rompió el hielo inmediatamente. Sin pensarlo tenía a un compañero para cebar, pero cada uno con su té. – Claro que sí, le contesté muy contento. – Tenía entendido que usted venía de Irán. ¿Se toma mate allá? – En realidad los Sirios toman mate, pero agarre la costumbre con unos amigos que vienen de Aleppo- Me respondió con una sonrisa muy amigable. 

Luego de ese sensible momento, tomó su mate y me dijo – Gracias por dejarme compartir parte de mi historia contigo.

– ¿Qué haces por estos lados Paulo? Ya era fijo que se venía buena la conversa. Pensaba que mi historia lo iba a dejar sorprendido. – Conocí a mi esposa cuando ella iba viajando por Sudamérica, mantuvimos el contacto y luego empezamos una relación. Ella no se quiso ir a Chile así que yo me vine para acá siguiéndola. El plan era estar sólo un año y luego devolvernos a mi tierra, pero quedó embarazada y aquí me tiene usted. Said, que era el verdadero nombre de Mauricio Babilón, cebó muy pausadamente su mate como todo un profesional, tomó dos sorbos y siguió.– Eso del amor es muy raro, podemos dejar todo por quien amamos, inclusive nuestros países. – ¿Le pasó a usted lo mismo? Le consulté esperando una historia similar a la mía. – Mira, no me gusta hablar mucho de este tema, pero ya que estamos tomando mate te la voy a contar. En esos momentos tomó aire y comenzó su relato. 

– En Irán hubo una revolución en contra del gobierno, el cual era extremademente religioso y conservador. Imagínate que las niñas no podían andar en bicicleta por el hecho de ser mujeres. Derrocamos al gobierno, pero nos engañaron: El nuevo presidente, del bando por el que yo había luchado, juró lealtad al islam. Ciertamente nosotros habíamos peleado para separar la religión de la política, pero sucedió todo lo contrario. Nos levantamos nuevamente con nuestros compañeros, mas no pudimos hacer mucho. Yo fui encarcelado y estuve tres años en prisión. ¿Has notado que me cuesta caminar? Bueno, eso se debe a los azotes que recibí en mi cautiverio. Hay noches que no puedo dormir del dolor, pero prefiero eso a volver a ser un prisionero. Quedé totalmente atónito frente a tamaña experiencia de vida, pero eso no era todo lo que me tenía que contar.– De alguna forma supe que unos reos preparaban una fuga, logré fugarme con ellos. Nos escondimos en las montañas para que no nos encontraran y, una vez recuperados físicamente, comenzamos el escape hacia Europa a través de Turquía. Claro que no existía otro método que ir a pie. El hambre era pan de cada día, la sed también te mataba, pero el anhelo a la libertad era más fuerte. Varios de mis amigos murieron en el intento, los que sobrevivimos nos separamos entre países como Francia, Inglaterra, Alemania e Italia. El comienzo fue difícil, sin dinero, sin hablar otro idioma más que el natal complicaba las cosas. Tuve que esperar años hasta que pudiera quedarme legal en Alemania, pero todo valió la pena. Soy un hombre feliz. 

Luego de ese sensible momento, tomó su mate y me dijo – Gracias por dejarme compartir parte de mi historia contigo. Cuida a tu familia y mantente sano. No pude hacer nada para volver a retomar la conversación, quería tener más detalles, pero no era el momento y no lo será nunca más, ya que Said, el Mauricio Babilón del edificio, se mudó a una ciudad muy lejana… 

Desde aquella conversación que tuve con Said, jamás me olvido de besar a mi mujer y a mi hija en cuanto nos vemos o nos despedimos. Quizás ésta no sea la vida perfecta que hemos soñado, sobre todo con el tema del Corona, pero lo más importante es que estamos juntos, estamos ahí cada día para nosotros como pareja y sobre todo, para nuestra hija. 

Paulo Matias Montecinos Medel 

Temas relevantes

#mariposas amarillas

Notas relacionadas

Deja tu comentario