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Actualidad

10 de Marzo de 2021

Tres tomas de terreno que detonaron conflictos políticos históricos en Chile

Foto: Agencia UNO

El movimiento de pobladores es uno de los que tiene mayor tradición en Chile. En The Clinic recopilamos tres casos de los últimos 70 años que permiten vislumbrar cómo las tomas de terreno pueden irrumpir en la escena política y desnudar la permanente crisis habitacional del país.

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LA VICTORIA

Durante su segundo gobierno, el presidente Carlos Ibáñez del Campo creó la Corporación de la Vivienda (Corvi) con el fin de resolver la crisis habitacional que azotaba principalmente a Santiago. Sin embargo, en sus primeros años de implementación, no rindió los frutos esperados y los problemas se agudizaron.

Hacia 1957, se estimaba que alrededor de 35 mil personas vivían en condiciones de hacinamiento en los campamentos instalados al borde del Zanjón de la Aguada. Ese año, un incendio dejó a decenas de familias sin hogar y obligó a los pobladores a tomarse los terrenos conocidos como chacra La Feria. Rápidamente el número de ocupantes se multiplicó.

Carabineros sitió la toma, estableció un cordón de aislamiento que evitó la llegada de insumos de primera necesidad como madera, camas y frazadas, para forzar a que las personas se retiraran del lugar. Sin embargo, dicha acción tuvo el efecto contrario y durante el sitio murieron dos personas: un lactante y una mujer de 70 años, que no tuvieron atención médica oportuna.

Si bien la idea de Ibáñez era desalojar la toma, la iglesia intercedió a través del cardenal José María Caro, quien consiguió la autorización del Hogar de Cristo para construir ahí viviendas de emergencia. Con el pasar de los días, el gobierno terminó cediendo los terrenos a sus nuevos ocupantes, comprometió un proyecto para edificar ahí una población que posteriormente fue bautizada como La Victoria, considerada la primera toma de terrenos exitosa de la época.

Todavía existe como tal al norte de avda. Departamental, en la comuna de Pedro Aguirre Cerda.

CAMPAMENTO RAÚL SILVA HENRÍQUEZ

La década de los ’80 fue un año complejo para la Dictadura de Pinochet. Pese a la consolidación de la nueva institucionalidad que establecía el régimen a partir de su nueva Constitución, a principios de esa década se gatilló una crisis económica que obligó a varios grupos de pobladores, afectados por la cesantía y el hacinamiento, a tomarse terrenos en la capital.

Una de las ocupaciones más icónicas tuvo lugar el 22 de septiembre de 1983, cuando pobladores del sector sur de Santiago se instalaron en un sitio eriazo ubicado entre las comunas de La Pintana y El Bosque, que era propiedad de la Universidad de Chile. Se llegaron a contabilizar casi 5 mil familias durante el primer año ocupación.

Sin embargo, la Dictadura respondió con mano dura. Los desalojos y allanamientos fueron continuos, y los principales dirigentes fueron tomados detenido y varios de ellos trasladados al campo de concentración en Pisagua. La situación provocó la intervención directa del departamento poblacional de la UDI, quienes coordinaron la erradicación total del campamento y el traslado de las familias a distintas comunas de la RM, como Maipú, La Cisterna y La Pintana.

LA TOMA DE PEÑALOLÉN

Corría el año 1999 y el país intentaba sacudirse de los estertores de la crisis asiática. En ese contexto se produjo la primera toma de terreno post-dictadura, cuando un grupo de pobladores ocupó y levantó viviendas de material ligero en terrenos que pertenecían al empresario Miguel Nasur, ubicados en avenida José Arrieta en Peñalolén.

La toma fue masiva -fue considerada la más grande del país- y se convirtió en un eje de conflicto para los gobiernos de la Concertación que encabezaron Eduardo Frei, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet. Sus administraciones implementaron una estrategia que combinó la entrega parcial de soluciones habitacionales con desalojos forzados por Carabineros.

No fue hasta el año 2010 que la justicia ordenó regularizar la situación. La Corte Suprema determinó que el fisco le pagara determinados montos al empresario Miguel Nasur por el terreno. Tras 20 años de conflicto, en el lugar finalmente se construyó un parque comunal y las últimas familias que quedaban abandonaron la toma en 2019.

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