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31 de Marzo de 2021

El castillo de naipes se derrumba otra vez: el caos de la segunda ola de Covid que desespera al gobierno

Mientras la opinión pública apunta a las medidas sanitarias tomadas antes de que explotara una voraz segunda ola en Chile, en La Moneda se encogen de hombros y sólo intentan defender su estrategia implementada. Como sea, Marzo fue el mes donde transitaron desde el discurso triunfalista de la vacunación, hasta el Presidente suspendiendo las elecciones frente al desborde de la pandemia. Ésta es la trastienda de esa historia.

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La desesperación comenzó a permear los ánimos de las autoridades de gobierno. Así lo afirma una alta fuente de La Moneda tras admitir que el Ejecutivo se encuentra hoy en jaque respecto a su responsabilidad frente a los índices de contagio de una segunda ola de esta crisis sanitaria.

Desde ayer martes 30 de marzo, la dupla de subsecretarias de Salud, Paula Daza, y Prevención del Delito, Katherine Martorell, vienen allanando la idea de dar un golpe de timón y endurecer severamente las medidas sanitarias. Martorell, de hecho, según reportan algunos ministerios, habría tomado contacto con titulares de varias carteras como Gloria Hutt de Transportes, Raúl Figueroa de Educación y Cecilia Pérez de Deporte, para conocer qué Permiso Único de Circulación se consideraba realmente esencial.

En la reunión de este miércoles junto al Presidente Sebastián Piñera, ambas llevaban un nuevo plan de reducción de autorizaciones y cierres que esperaban tener la venia del mandatario y el resto de la autoridades. Contaban con el apoyo del titular de Salud, Enrique Paris, pero faltaba el del Jefe de Estado.

Pandemia en marzo: crónica anunciada

El pasado domingo 28 de marzo fue una jornada simbólica para el rumbo de la pandemia en Chile. Mientras en La Moneda afinaban los detalles del que sería un anuncio político inédito, aplazar las elecciones del 11 de abril -donde se elegirán a alcaldes, concejales, gobernadores y convencionales constituyentes- para la quincena de mayo, en Viña del Mar se confirmaba un hecho de ribetes tétricos.

El Presidente Piñera y parte de su gabinete, previo a anunciar el cambio de fecha de las elecciones,. La Moneda, 28 de Marzo. FOTO: SEBASTIAN BELTRAN GAETE/AGENCIAUNO

El Hospital Carlos Van Buren habilitaba dos contenedores para el almacenamiento de cadáveres, luego de que en su Unidad de Anatomía Patológica (“morgue” en castellano castizo) colapsara su capacidad para el almacenamiento y retiro de cuerpos, asociado a los fallecidos por Covid-19.

Ambos hechos son simbólicos respecto al estado actual de la pandemia y a una estrategia sanitaria que está siendo superada en los hechos. Los números de contagios y fallecidos siguen al alza, mientras la capacidad del sistema público de salud se acerca inminentemente al colapso. Una cifra que inquieta: hasta ayer, 30 de marzo, quedaban apenas 136 camas críticas disponibles a nivel nacional en la red hospitalaria.

¿La peor semana de la pandemia en Chile? Registran la ocupación de camas críticas más alta y el martes con más casos positivos

Al interior de La Moneda, hasta se habla de un catastro de frigoríficos que el gobierno tiene en la mira en caso de que la crisis y el número de fallecidos se desborde.

Las miradas nuevamente se dirigen hacia un gobierno que intenta explicar las razones de la crisis y tomar medidas ante la urgencia sanitaria, pero que no plantea con nitidez qué pasó o no asume que varias de las medidas tomadas entre diciembre y febrero estuvieron erradas.

¿Qué pasó en estas semanas de marzo, cuando Chile era apuntado por la comunidad internacional como un caso modelo ante el proceso de vacunación, mientras se acumulan 23.107 personas fallecidas por el virus?

Plan de Vacunación: el entusiasmo del gobierno

Desde luego, el ambiente en el gobierno a inicios de mes era diametralmente distinto.

“Nuestro programa de inmunización es sólido. Tenemos vacunas y tenemos capacidad para distribuir vacunas en todo el país. Ayer vacunamos a más de 300 mil personas en un día”, decía el presidente Piñera, a inicios de marzo, al programa First Move de CNN. “Tenemos aseguradas más de 36 millones de dosis y eso es suficiente para cubrir toda nuestra población (…) estamos trabajando duro para obtener inmunidad de rebaño y esperamos tenerla a mediados de año, antes de finales de junio”, agregó el mandatario.

En efecto, en esos días el gobierno capitalizaba lo que era un logro reconocido de forma transversal: la rápida gestión de vacunas al inicio de la pandemia permitió que el proceso de inmunización comenzara de forma rápida y masiva, situación que dista del resto de la región. Por lo mismo, los mensajes de las autoridades ponían el acento en los avances de la inoculación, la que comenzó por la población de riesgo: adultos mayores, trabajadores de la salud y la educación y funcionarios que ejercen labores críticas en el Estado como, por ejemplo, las Fuerzas Armadas.

Así se entiende que, por ejemplo, el ministro de Salud, en uno de sus habituales reportes sanitarios, polemizara con los críticos a la gestión del gobierno, calificándolos como “agoreros de la catástrofe: “(Un) famoso experto dijo el 20 de enero que era imposible vacunar a más de 40 mil personas al día. Señor experto, hemos vacunado a más de 300 mil personas al día. Por favor, recapitule y corrija sus dichos”.

A los días, el 16 de marzo, el Presidente realizaba un balance del proceso de vacunación en La Moneda. Se destacaba la inoculación a más de 5 millones de personas en el primer trimestre, meta cumplida según el Plan de Vacunación del Ejecutivo.

El Presidente Piñera y el cumplimiento de una meta: vacunar a la población de riesgo -cifrada en 5 millones de personas- en el primer trimestre del 2021. 16 de Marzo en La Moneda. Crédito: Prensa Presidencia.

Ese mismo día, Piñera escribió en su cuenta de Twitter: “Con el aporte y mérito de todos hemos vacunado a 5MM de personas, lo que corresponde a nuestra población de riesgo y lo hicimos 15 días antes de la meta. Seguiremos vacunando a la población sana de 59 años o hasta vacunar a todos. Así protegemos la salud y vida de los chilenos”, apuntó, mensaje acompañado de un video de 15 segundos donde la imagen de una jeringa con la bandera de Chile era acompañada de una cifra creciente de vacunados, hasta llegar a las 5 millones de personas.

Esa misma semana, sin embargo, cayó el balde de agua fría en el gobierno. El sábado 20 de marzo informaron una cifra que, a la postre, sería un punto de inflexión para La Moneda y la opinión pública: en las últimas 24 horas se habían registrado 7.084 nuevos casos, el récord de contagios más alto hasta la fecha desde junio pasado (6.938 casos, 14 de junio de 2020)

El efecto sicólogico de esa jornada fue demoledor: parecía que volvíamos al punto de inicio de la pandemia.

Incertidumbre en La Moneda

Entonces, las autoridades cambiaron el tono y una preocupación distinta se apoderó de quienes toman decisiones sobre cómo contener la propagación del Covid-19. Los contagios sufrían un comportamiento que si bien Enrique Paris intentó explicar (”se mantiene el crecimiento de contagios y eso no lo hemos negado, lo admitimos”, señaló), el orgullo del que esa mañana habló el titular de Salud respecto al proceso de vacunación, se fue esfumando a medida que iban apareciendo las cifras del aumento.

Así, la opinión pública -incluidos gremios de salud como Colmed, parlamentarios en ejercicio como Ximena Órdenes, y medios internacionales como The New York Times– comenzó a apuntar a un manejo “deficiente” de la pandemia, a que los permisos sobre oficios no esenciales jugó a favor del contagio y que hasta el proceso de vacunación terminó derivando en una falsa sensación de seguridad que impulsó movilidad de las personas

Al interior del gobierno se agarraban la cabeza ante un factor más preocupante y que aún persiste: no tienen una explicación científica certera, no hay una razón ni siquiera para ocultar, dice una alta fuente de gobierno. Insisten en que la apertura de clases no fue determinante, que el grueso del efecto de los permisos de vacaciones ya pasó -la mayoría de la gente volvió a fines de febrero- y que haber abierto sectores productivos no provocó contagios significativos. Pero también admiten que las mediciones de todo aquello no han concluido completamente.

A lo más, fuentes de La Moneda manejan algunas hipótesis preliminares como que los viajes al extranjero permitieron la llegada de nuevas cepas o la permanencia de los centros comerciales pudo haber incidido en el aumento de tránsito de las personas. Lo cierto es que la movilidad sobrepasó los cálculos del gobierno y los nuevos contagios están siendo protagonizados por personas menores de 40 años que tienen un periodo mayor de hospitalización -15 a 20 días promedio, calculan en el Ejecutivo-, estrechando la disponibilidad de camas críticas, estresando de paso el sistema de salud.

En paralelo, se encendieron las primeras alarmas respecto a la factibilidad de los comicios del 11 de abril. De hecho, entre el 14 y 15 de marzo -horas previas de que se anunciara la meta de los 5 millones de personas vacunadas-, el ex ministro de Salud, Jaime Mañalich, y la presidenta del Colegio Médico, Izkia Siches, traspasaron sus reconocidas diferencias y coincidieron en un punto común: era recomendable postergar las elecciones.

Jaime Mañalich, ex ministro de Salud: “Es necesario poner sobre la mesa que aquí se puede perder la batalla contra el Covid-19”

Entonces, se instaló en La Moneda la duda si era conveniente aplazar por segunda vez el evento electoral que, entre otras autoridades, elegirá a los redactores de la nueva Constitución. Los cálculos en Palacio eran en extremo apretados, recuerdan altas fuentes de gobierno: de mantenerse las cifras de la pandemia registradas en la quincena de marzo, sumadas al avance de la vacunación y los regímenes de cuarentena en las comunas del país, se “llegaría justo” con los índices sanitarios apropiados para movilizar a 7 millones de potenciales electores.

Sin embargo, ese “llegar justo” era una apuesta arriesgada, además de incierta. Junto a ello, los sondeos de opinión alertaban de un temor que comenzaba a incubarse en la población: salir a votar ya era un riesgo. Así lo registró la encuesta Cadem de la tercera y cuarta semana de marzo, evidenciando un temor creciente: de un 62% de encuestados que manifestaban su opinión favorable a postergar las elecciones hasta disminuyeran los contagios, la cifra se incrementó a un 73%

Encuesta Cadem: Cuarta semana de Marzo – Estudio N°376.

Estos números fueron otro factor determinante en la decisión del gobierno para aplazar las elecciones, reconocen fuentes de gobierno. A lo sanitario, ahora se sumaba la posibilidad de que esos comicios se realizaran con un alto nivel de abstención, restando de paso la legitimidad necesaria para el Proceso Constituyente. Es decir, un problema político de proporciones.

Comenzaban así los contactos extramuros de La Moneda. El Servicio Electoral, por ejemplo, advirtió al gobierno de que cambiar el itinerario electoral requería de, al menos, una semana de anticipación. Y en la tarde-noche del pasado viernes 26, llegó al gobierno el informe del Consejo Asesor Covid-19 recomendando postergar las elecciones de abril.

A ello se sumó el despliegue de contactos con los partidos políticos protagonizados por los ministros Juan José Ossa (Segpres) y Enrique Paris (Salud) Las fuentes partidarias consultadas por The Clinic aseguran que esos llamados fueron de carácter informal, preliminar, no más allá de lo consultivo. E incluso quedaron en evidencia las contradicciones que hasta último minuto complicaban las lecturas del gobierno.

Un ejemplo que aún recuerdan en la mesa de la Democracia Cristiana: la mañana del viernes 26, Ossa le aseguró al presidente del partido, Fuad Chahín, que no se postergarían las elecciones, pero en la tarde del mismo día el ministro Paris volvió a hablar con el timonel, alertándolo de la posibilidad de que se corrieran los comicios, cuentan fuentes de la directiva falangista.

Sucumbir la economía

“Quiero agradecer la disposición de los diversos gremios empresariales, sobre todo representados por su presidente, Juan Sutil, que es el presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio, por la excelente disposición”. La frase fue trolleada en redes sociales luego de que el ministro de Economía, Lucas Palacios, la dijera en plena emisión del balance del Covid-19 el pasado 18 de marzo.

Lo que no supieron los twitteros indignados con esos agradecimientos, es que tras bambalinas de esa suerte de set televisivo donde las autoridades sanitarias entregan sus informes, se encontraba Juan Sutil: el empresario había sido invitado a participar del informe, aparición que se suspendió a última hora. Según confirman altas fuentes de gobierno, fue la Secretaría de Comunicaciones de La Moneda, y luego el propio ministro de Economía en conversación con el vocero Jaime Bellolio, quienes decidieron echar pie atrás a la iniciativa avizorando una reacción todavía más adversa de parte de la opinión pública.

FOTO: Sebastián Beltrán Gaete/AGENCIAUNO

El rol de Palacios ha sido un foco de críticas respecto al manejo y decisiones tomadas, no sólo por parte de la opinión pública, sino también desde sectores del propio gobierno. Testigos de reuniones al interior de Mesa Covid, explican que la postura del ministro de Economía y el subsecretario de esa cartera, Luis Alberto Pertuze, siempre ha sido empujar los desconfinamientos, mientras que en contraposición a él están las subsecretarias de Salud y de Prevención del Delito, Daza y Martorell respectivamente.

En las mismas reuniones, agregan las fuentes, Palacios suele defenderse haciendo ver que su rol como ministro es que la economía ande y que son las demandas de los gremios de trabajadores y empresariales lo que él ha necesitado poner sobre la mesa.

Las mismas fuentes aseguran que fue el propio Sebastián Piñera quien le solicitó a Palacios participar en ese círculo de decisiones. Pero mientras algunos explican que lo hizo para sopesar un exagerado margen de confinamiento que venía impulsando el Ministerio de Salud, otros aseguran que lo sumó para controlar al ministro que venía haciendo un trabajo comunicacional por fuera, anunciando medidas que todavía no estaban zanjadas al interior del gobierno.

Quienes conocen el ambiente interno de esas reuniones, explican que ante el alza de casos, hoy Piñera lo escucha menos y le pide más antecedentes para sustentar sus afirmaciones.

¿Lo vieron o no venir?

Diciembre del año pasado fue crucial para entender el nivel de alertas que manejaba el gobierno sobre el rumbo que podía tomar la pandemia.

Muestra de ello fue una proyección realizada por el ministro Paris, en la edición del 1 de diciembre en El Mercurio. Allí relataba las proyecciones del gobierno para la “segunda ola” en base a tres escenarios, donde el panorama más delicado “simula que podríamos llegar a más de 9.560 casos al día, por lo que vamos a necesitar 4.562 camas”. El artículo mencionaba que el plan de emergencia, expuesto ante el presidente Piñera, consideraba “generar conciencia en la población, impulsar la consulta precoz, fortalecer la estrategia de testeo, trazabilidad y aislamiento”.

El ministro de Salud, Enrique Paris recibe el quinto cargamento de vacunas Sinovac contra el COVID-19, con más de 2 millones de dosis. 8 de marzo del 2021 FOTO: KARIN POZO/AGENCIAUNO

Medidas que, a raíz de los hechos y cifras actuales, quedan en entredicho, reforzando así las alertas que circulaban en la comunidad científica y también dentro del propio gobierno.

“Lo planteé varias veces, me dijeron que estaba loco, que cómo íbamos a correr las elecciones”, dijo al respecto el ex ministro de Defensa y actual candidato presidencial de RN, Mario Desbordes, en entrevista con El Mostrador/La Clave.

Fuentes del entonces gabinete de Defensa sostienen que Desbordes había sido alertado en diciembre por sus pares de países como Alemania y Francia, quienes le relataban cómo la segunda ola causaba estragos en la población y en los sistemas de salud europeos, efecto que podría replicarse en el Cono Sur, con verano y Permiso de Vacaciones mediante.

A esto se sumaron las inquietudes que desde las Fuerzas Armadas le hicieron llegar al entonces titular de Defensa. La razón es institucional: las fuerzas castrenses son los garantes del normal desarrollo de los procesos electorales.

Con esas alertas del extranjero y resquemores internos, fue que Desbordes consultó directamente con la presidenta del Colegio Médico, Izkia Siches, respecto a la factibilidad de las elecciones de abril. Fuentes que conocieron ese diálogo, sostenido en diciembre, señalan que la dirigenta manifestó una postura contraria a correr las elecciones, pero con una serie de consideraciones: el nivel de demanda del sistema de salud y que, de aplazarse, debía ser para después de invierno de este año, debido a la incertidumbre que entonces había sobre los caminos que tomaría la pandemia.

Mientras, la comunidad científica y centros de estudios realizaban una abundante cantidad de informes respecto al destino que avizoraban para el Covid-19. Ejemplo de ello es Espacio Público, que desde diciembre alertaron al Ejecutivo de la inminente llegada de las nuevas variantes del virus, más agresivos y contagiosos. “Impedir el ingreso de personas que provienen de países donde la variante tenga circulación comunitaria (como Reino Unido) nos parece la medida adecuada hasta tener mejor información científica”, recomendaban en su informe del 23 de diciembre.

Una semana después, el 30 de diciembre, el think thank agregaba otra sugerencia, esta vez sobre la “comunicación de riesgo”, en contraposición al plan de vacunación que comenzaría adoptar el Ejecutivo. Decían: “Creemos que la comunicación de riesgo debe corresponderse con el momento de la epidemia que estamos viviendo y permear de manera consistente todas las áreas de comunicación del gobierno, incluido también el plan de vacunas”.

Informes que, además, se suman a los documentos que de forma semanal difunde el Colegio Médico en la Mesa Social Covid 19. Desde febrero que el gremio viene marcando el punto respecto a las medidas sanitarias que debían tomarse de cara a las elecciones de abril. En un documento fechado el 16 de febrero sugieren que los comicios se realicen en dos días y que se aumenten los locales de votación.

Estas alertas se mantuvieron todo marzo, mes en que el gremio fue endureciendo el lenguaje. El último informe del 30 de marzo es elocuente: “Desde la perspectiva sanitaria consideramos que atravesamos un momento tan frágil que lo más probable es que no sólo no sea buen momento para elecciones, sino un mal momento de realizar cualquier actividad que no sea realmente esencial para mantener la cadena de abastecimiento y necesidades mínimas de la población”.

Así, la comunidad científica y de expertos aún mantiene las dudas sobre la pertinencia de realizar las elecciones el 15 y 16 de mayo, como sostiene el proyecto de Reforma Constitucional del gobierno que se tramita en el Congreso.

“Los casos nunca caen en forma brusca. Una situación epidemiológica de mayor control es muy improbable que ocurra en un plazo menor a tres o cuatro meses. Esto se lo hemos comunicado a las autoridades, diciéndole que planificar las elecciones para mediados de mayo parece algo muy arriesgado, existiendo una alta probabilidad de que un par de semanas antes, deba reevaluarse la fecha y, eventualmente, hacer un nuevo cambio”, dice al respecto Cristóbal Cuadrado, académico de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile.

Criterios que, en todo caso, dista de lo expresado la noche del domingo pasado por el presidente Piñera, quien secundado con una parte de su gabinete en La Moneda y reconociendo que “hemos enfrentado tiempos de gran adversidad”, anunció la reforma constitucional que posterga las elecciones de abril a mayo. Y agregó: “Nuestra meta es, antes de las elecciones del 15 y 16 mayo, vacunar a 9,3 millones de personas; es decir, a los mayores 40 años con una dosis, y a 7,3 millones de personas, los mayores de 50 años, con dos dosis. Este avance del proceso de vacunación masiva permitirá, sin dudas, elecciones más seguras desde el punto de vista de la salud, y más participativas, desde el punto de vista democrático”.

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