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12 de Abril de 2021

Daniella Milanca: “Nosotras estamos todavía en construcción como feministas mapuche”

Crédito: Javier Milanca/Pehuen Editores

La candidata a la Convención Constituyente se ha vinculado a movimientos de defensa de la naturaleza, que la llevaron luego a seguir el feminismo. Pero uno que tiene que ver con su historia y sus convicciones, distinto al que llama “feminismo blanco”. ¿Cuál es la característica del feminismo mapuche?, le preguntamos en esta conversación. “La defensa del territorio cuerpo”, responde ella.

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Cuando el gobierno de Eduardo Frei Ruiz Tagle tomó la decisión de construir la represa hidroeléctrica Ralco en 1997, Daniella Milanca vio en las figuras de las hermanas Quintremán, a sus 17 años, referentes a imitar. Mujeres entregadas en la defensa del río Bío Bío y su biodiversidad, pero además con una historia antigua en sus hombros. 

Nacida en Los Lagos, poblado situado en la frontera entre La Araucanía y Los Ríos, los cambios ecológicos producto de la acción del modelo económico llevaron a Daniella Milanca a vincularse a movimientos de defensa de la naturaleza y buscar respuestas al extractivismo económico en el feminismo comunitario. Todas sus reflexiones se han sintetizado en su adscripción a la Plurinacionalidad como una estructura que permita una salida a la crisis que vive el país.

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Luego del 18 de octubre, el camino para elaborar una nueva Constitución adquirió un nuevo ímpetu. La decisión de los pueblos originarios de ser partes de la redacción de la nueva Carta Magna ha sido una petición desde la década de los 80 no cumplida por los gobiernos de la Concertación de Partidos por la Democracia, luego del Acuerdo de Nueva Imperial de 1989, pese a ser uno de los acuerdos adquiridos con el entonces candidato Patricio Aylwin.

Lograr los escaños reservados no fue un camino fácil. Sectores del oficialismo se opusieron en una primera instancia, y luego de ceder -derivado de la intervención de personas vinculadas a la Iglesia destrabando la situación-, se logró pactar 17 escaños reservados para los pueblos originarios. 

No fue la propuesta que levantaron sectores del movimiento indígena en Chile. Articulados en una incipiente coordinadora, la propuesta fue tomar el censo como indicador y por sobre el número de los establecidos en el acuerdo. Esto abrió un nuevo debate: si era factible despojar a los miembros de los pueblos originarios de sus derechos universales en aras de la diferenciación étnica. Para salir de esta maraña, se solicitó a los partidos políticos que abrieran sus propios “escaños reservados”.

Daniela Millanca optó por lo segundo. Su candidatura fue promovida por el Movimiento Ciudadano por los Humedales de Valdivia, el Colectivo Trabajadores Movilizados y el Movimiento de Ollas Solidarias. Fue el Partido Comunes quien abrió un cupo para que postulase a nombre del pueblo mapuche. Entre risas, comenta que su decisión también fue al ver a los candidatos a escaños reservados: “Son extremadamente buenos candidatos todos. Yo no iba a tener qué hacer ahí”. 

Daniella Milanca. Foto: Javier Milanca/Pehuen Editores.

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Milanca no sólo nació en Los Lagos, sino que estudió en el mismo pueblo. En su niñez y adolescencia, las empresas forestales y de turismo modificaron el territorio. Eso hizo que la candidata a Constituyente diera sus “primeros pasos en la acción social”. Hacia el nuevo milenio, la defensa del río San Pedro unió las primeras movilizaciones de sus ciudadanos en lo que denomina como la “lucha por los derechos comunes”. 

“Daniela Millanca optó por lo segundo. Su candidatura fue promovida por el Movimiento Ciudadano por los Humedales de Valdivia, el Colectivo Trabajadores Movilizados y el Movimiento de Ollas Solidarias. Fue el Partido Comunes quien abrió un cupo para que postulase a nombre del pueblo mapuche”.

“Creo que la región completa tiene problemáticas medioambientales”, dice. Recuerda cómo trabajaron para evitar la represa del río, pues de suceder pondría en riesgo el humedal de Angachilla, con dos mil hectáreas de flora y fauna. Esa experiencia hizo a la candidata adherir a los derechos de la naturaleza “y el derecho de que todo ser sea respetado” como un prisma político. De hecho, en su programa plantea uno de sus horizontes: Küme Mongen, que lo afirma a partir de las crisis climáticas que vive el país. En su propuesta, los “derechos de la naturaleza orientarían el equilibrio de los ecosistemas” y garantiza una relación sostenible entre la humanidad y los recursos hídricos. En otras palabras, trabajar a favor de una política agroecológica que sustente un segundo aspecto: la soberanía alimentaria. 

En relación con este debate, La Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (ANAMURI) entiende la soberanía alimentaria como el derecho de los pueblos a decidir respecto de la mejor forma de alimentarse, comprendiendo sus dimensiones históricas, culturales y sociales. Esto significa tomar la decisión respecto de qué producir, cómo producirlo (agricultura agroecológica), cuándo producirlo (ciclos de la naturaleza) y sus formas propias y ancestrales de consumir los alimentos. 

La lucha ambiental la llevó a un nuevo giro: el feminismo. Le hicieron sentido los postulados del “feminismo comunitario” de la intelectual y dirigenta boliviana Adriana Guzmán, a quien destaca como una de sus referentes. Según Guzmán, el feminismo no es una teoría sino una acción política que se nombra, en esa acción se van formando los conceptos que se articulan “con las herramientas de las otras hermanas del continente”. 

Una de las críticas del feminismo comunitario a los que ellas definen como feminismos blancos, en palabras de Guzmán, es que se han hecho “funcionales al sistema”. Desde esa premisa, invita a descolonizar el feminismo y mirar el patriarcado en su complejidad, es decir como “el sistema de todas las opresiones”, pues “es el sistema que oprime a la humanidad y a la naturaleza, construido históricamente y todos los días sobre el cuerpo de las mujeres. No basta con un feminismo de las explicaciones”, sostiene Guzmán; e invita a forjar un proyecto político: otra forma de vida. “Superar la visión de guetto” y unirse con otras luchas para “aportar a visibilizar al patriarcado como el sistema de opresiones”.

Adriana Guzmán. Foto: Captura de Youtube

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Milanca fue vocera de “Ni una menos” en Valdivia a nivel regional. Esa experiencia la hizo discernir: “En la defensa del territorio también es importante la defensa del territorio ‘cuerpo’. Entonces me di cuenta que yo siendo mapuche, defendiendo mi mapu, el río, las mujeres, era otro feminismo, no era el que tenían mis compañeras que estaban en ‘Ni una menos’, porque eran de ‘feminismo blanco’ ellas, con apellidos alemanes, muy viajadas, entonces obviamente yo no calzaba con ese perfil. Y encontré mi camino ahí”. 

¿Cuál es la característica del feminismo mapuche?, le consulto a la lamgen mientras conversamos por vía zoom: “La defensa del territorio cuerpo”, responde. Luego de ello denuncia la situación de los hombres mapuche en relación con las lamgen de Wallmapu: “las lamgenes son vulneradas en su territorio. Es complicado hablar sobre esto, porque muchos lamgen weichafe han vulnerado los derechos de las mujeres. Ellos sienten que como que uno está traicionando a su pueblo cuando uno hace esas denuncias”. 

“La lucha ambiental la llevó a un nuevo giro: el feminismo. Le hicieron sentido los postulados del “feminismo comunitario” de la intelectual y dirigenta boliviana Adriana Guzmán, a quien destaca como una de sus referentes. Según Guzmán, el feminismo no es una teoría sino una acción política que se nombra, en esa acción se van formando los conceptos que se articulan “con las herramientas de las otras hermanas del continente”. 

Daniella Milanca ve un cambio generacional, “donde algunas lamgenes con mayor edad no ven con buenos ojos el feminismo mapuche”. Dice que es necesario “des-partriarcalizar a los mismos lamgen, los wentrü (hombres) son los que hablan de que uno está traicionando la lucha cuando toca estos temas y te dicen luego que lo solucionemos dentro de las mismas comunidades, pero no se está haciendo tampoco”. 

De ser constituyente, dice que una de sus propuestas serán crear políticas públicas en defensa de la mujer mapuche y de descolonización del pensamiento para dotar el feminismo mapuche. “Lamgen -le consulto-, ¿como están articulando el pensamiento feminista mapuche?”: “Nosotras estamos en construcción todavía como feministas mapuche. Hay hartas cosas que nos tenemos que cuestionar y cosas que tenemos que cuestionarle al resto también, tanto de transparencia en la lucha, que sea tan mapuche, que sean tan puristas, nuestra cultura mapuche tiene también valores muy marcados, entonces estos weichafe tampoco están cumpliendo su rol como verdaderos mapuche”, responde. 

“Me di cuenta que yo siendo mapuche, defendiendo mi mapu, el río, las mujeres, era otro feminismo, no era el que tenían mis compañeras que estaban en ‘Ni una menos’, porque eran de ‘feminismo blanco’ ellas, con apellidos alemanes, muy viajadas, entonces obviamente yo no calzaba con ese perfil. Y encontré mi camino ahí”. 

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Estas reflexiones la llevaron a sostener su aspiración de construir el Buen Vivir como resultado de los tres pilares de su programa: Introfil Mongen, Küme Mongen y Kelluzomowen. El primero es la biodiversidad; es decir, el territorio para vivir con su sustento económico-ecológico para el desarrollo integral de los habitantes plurinacionales que compartan un espacio común. Para ello es necesario llevar a la praxis el Buen Vivir, relacionar el espacio de las mujeres y las maternidades dentro del cual se desarrollan los derechos de la niñez, adolescencia y la vejez digna. Conquistando el Küme Mongen propone el tercer pilar: Kelluzomowen, es decir, el feminismo y los derechos laborales que permitirán la equidad de género con una educación antipatriarcal.

Enlaza lo antes señalado con los derechos de la niñez. Si existe un Buen Vivir se podrá brindar una buena alimentación para la niñez. En su experiencia como docente ha visto como la mala alimentación los y las afecta. Hace la distinción entre la niñez de campo y la de ciudad, le gustaría que los segundos tuvieran un poco más de la experiencia de los primeros, pues a su juicio los niños de las comunidades “son más libres, son más despiertos en la parte motora física: corren, saltan, brincan; y los niños de ciudad son más apacibles”. A su vez plantea una de las principales dificultades de la niñez del campo: el alcoholismo de los padres y la violencia de género. En el “Buen Vivir es posible la soberanía alimentaria y con ello descender la violencia”.

Dice que es necesario “des-partriarcalizar a los mismos lamgen, los wentrü (hombres) son los que hablan de que uno está traicionando la lucha cuando toca estos temas y te dicen luego que lo solucionemos dentro de las mismas comunidades, pero no se está haciendo tampoco”. 

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La lamgen Daniella Milanca ve en las constituciones del Ecuador y Canadá modelos a considerar para los debates a futuros. De la primera destaca el concepto de Plurinacionalidad, “que defenderé en idea para la nueva Constitución”; y de la segunda, “el cuidado del medioambiente”. También agrega algunas experiencias europeas en relación con los derechos de los animales. Alemania lo hizo en 2002. Lo llamaron responsabilidad con las futuras generaciones, protegiendo “los fundamentos naturales de la vida y los animales a través de la legislación”. En el caso de nuestro continente, Brasil lo hizo en el 2017, asumiendo como Estado la protección de la fauna y flora, prohibiendo prácticas que representen un riesgo a su función ecológica a causa de la extinción de especies o el sometimiento a prácticas de crueldad. Por último, Bolivia en uno de sus artículos plantea como patrimonio natural todas las especies de origen animal y vegetal. Dice en su Constitución que se establecerán las medidas necesarias para su conservación, aprovechamiento y desarrollo.

Milanca ve en la Plurinacionalidad con perspectiva intercultural la estructura política que permita estas reformas. “Me hace sentido como mujer, mapuche, warriache. La Autodeterminación me encantaría como una constitución feminista, pero todo es un proceso que tenemos que ir viviendo. Creo que tenemos que ir pasando como país y Estado por etapas y creo que Chile no está capacitado aún para ver el proceso de Autodeterminación del pueblo mapuche, cosa que a los mapuche no les debería importar tampoco, así que creo eso tendría que ser tratado por los y las lamgenes de los escaños reservados y también por eso mi interés de participar como candidata mapuche con los winka, porque puedo servir de conexión con las cosas que queremos hacer los mismos mapuche; entonces lo veo como un tipo de red que puede colaborar a favor de nuestro pueblo”.

*Fernando Pairican es doctor en Historia, posdoctorante del Centro de Estudios Interculturales Indígenas (CIIR) y Académico de la Universidad de Santiago.

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