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Opinión

21 de Abril de 2022

Mentalidad retiro y el autoengaño

La imagen muestra a Diana Aurenque frente a una persona con su retiro

Con “mentalidad televisiva”, Los prisioneros plantean una denuncia musicalizada sobre el autoengaño. Algo de esa misma mentalidad se esparce en una serie de opiniones, debates y cuestionamientos sobre el y/o los retiros de la AFP – curiosamente, en su gran mayoría televisados.

Diana Aurenque Stephan
Diana Aurenque Stephan
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Más allá de la evidente crítica a la ficción de la televisión y el desamor, la canción “Mentalidad televisiva” (Los Prisioneros, 1984) denuncia algo más profundo. Mientras nos relata una desdicha amorosa hay una denuncia de lo más vigente: al autoengaño y los retiros.

Desde hace 40 años Los Prisioneros gozan de una actualidad estremecedora; sea por canciones abiertamente políticas, como La voz de los que sobran, o por otras primerizas y bailables, como “mentalidad televisiva”. Esa última, deja ver un diagnóstico de Jorge González, el músico-médico chileno, que hoy no deja de ser fecundo.

Porque “Mentalidad televisiva” no trata de la desdicha de que “murió el amo”, sino más bien -ahí la genialidad de González-, del fracaso amoroso porque partió de un engaño. Desde una ilusión se “amó” y “pensó” al otro -del que “no portaba armas”, ni “daba vuelta autos”; pero no del que tenía “corazón” y “sesos”. Por eso hay decepción: ella no supo que el protagonista, en la voz de González, era hombre -pero no macho.

Con “mentalidad televisiva”, Los prisioneros plantean una denuncia musicalizada sobre el autoengaño. Algo de esa misma mentalidad se esparce en una serie de opiniones, debates y cuestionamientos sobre el y/o los retiros de la AFP – curiosamente, en su gran mayoría televisados.

Muchos se sienten defraudados; decepcionados con la negativa del oficialismo por no apoyar “sin más” o, “en consecuencia”, un nuevo retiro. Y es claro que hay necesidad de liquidez; en el país muchos requieren de apoyo financieros para palear el costo de la vida – uno que hace muy alto, y más hoy, tras estallido, pandemia y Guerra en Ucrania.

Porque “Mentalidad televisiva” no trata de la desdicha de que “murió el amo”, sino más bien -ahí la genialidad de González-, del fracaso amoroso porque partió de un engaño. Desde una ilusión se “amó” y “pensó” al otro -del que “no portaba armas”, ni “daba vuelta autos”; pero no del que tenía “corazón” y “sesos”. Por eso hay decepción: ella no supo que el protagonista, en la voz de González, era hombre -pero no macho.

Con todo, la decepción en “mentalidad televisiva” de Los Prisioneros no es distinta a la desilusión de los y las “mentalidad retiro”, una de abundante autoengaño.

Porque independiente de la crítica al sistema actual de pensiones, de las buenas razones para decir “No + AFP”; de rechazar un sistema privado de capitalización individual injusto, donde los costos van para los cotizantes, pero los beneficios no, no era considerado una buena política – de ello nos alertaron, transversalmente, voces de izquierda, centro y derecha.

Obvio, ¿cómo puede ser bueno, o, políticamente responsable, dejar a la ciudadanía sin fondos para la vejez? ¿En una etapa vital de las que más recursos y apoyos (médicos, sociales, familiares, etc.) requiere?

La “mentalidad retiro” fue siempre un autoengaño. Lo sabíamos, ¿podemos culpar a otros?

Reconozcamos el doble discurso que coquetea en esto y en tanto más de nuestra “nueva política”: por un lado, eso de que retirar los fondos era casi un gesto político, un “golpe” al sistema (condenado por neoliberal e individualista); pero, a la vez, cada retiro y fundamentación contra-sistema, se hizo con argumentación neoliberal e individualista (el dinero es “mío y solo mío”).

En países europeos, con seguridad social estatal, la pensión no es vista jamás como un “bien privado”. Aun cuando sean también por fondos de capitalización individual. No por la generosidad o benevolencia de los europeos, sino por el cálculo pragmático; uno que obliga a la responsabilidad y buena gestión política.

Muchos se sienten defraudados; decepcionados con la negativa del oficialismo por no apoyar “sin más” o, “en consecuencia”, un nuevo retiro. Y es claro que hay necesidad de liquidez; en el país muchos requieren de apoyo financieros para palear el costo de la vida – uno que hace muy alto, y más hoy, tras estallido, pandemia y Guerra en Ucrania.

Porque entendamos: una persona sin empleo es un problema; varios desempleados, una crisis. Pero millones de personas envejecidas, una millonada de ancianos sin fondos es un desastre socio-político y económico máximo.

Y no porque sea “malo” envejecer (nos ocurre si somos afortunados de vivir mucho), sino porque biológicamente (no moralmente) es difícil; el cuerpo decae y funciones se apagan. Envejecer no es culpa de ningún viejo o vieja (dichos con instinto y ánimo de orgullo), ni tampoco necesitar apoyos; es lo que la biología hace – sin o con Dios, así nomás.

Por lo tanto, el Estado, como garante y responsable máximo de velar porque todos y todas -infantes, jóvenes, maduros, viejos y ancianos- tengamos posibilidad de ser; de vivir, ojalá incluso, de la mejor manera posible, no puede seguir en narcóticos televisivos – menos en autoengaños.

*Diana Aurenque es filósofa. Directora del Departamento de Filosofía, USACH.

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