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Yo, madre

8 de Mayo de 2022

Mila tiene dos mamás

La imagen es una gráfica con dos mamás Patricio Vera

Dado que en Chile no existían una ley que protegiera a las familias homoparentales, de nosotras dependía cubrir todos los flancos vulnerables posibles. También estaba la tierna creencia de que, al ir preparando detalles, daríamos fuerza a que Mila nos eligiera.

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Este 8 de mayo será nuestro primer Día de la Madre. En este caso, “De las Madres” porque nuestra hija tiene dos mamás

Si bien Mila tiene un poco más de 2 meses, nuestra maternidad empezó hace aproximadamente 4 años cuando por primera vez nos acercamos a una clínica de fertilidad. Y 15 o 20 años antes, cuando aún sin conocernos, cada una sabía que “aún” con nuestra orientación sexual, queríamos ser madres.

Cuando el viaje hacia la maternidad es así de largo, pausado y reflexivo hay suficiente tiempo para conversar, prepararse, soñar y madurar. Y la verdad es que en nuestra experiencia las decisiones y deseos de mamás empezaron a anidarse mucho antes del nacimiento.

Si bien estaba en manos del destino que nuestro proceso funcionara (y de mucha constancia, disciplina y determinación), como futuras mamás decidimos no dejar nada más al azar y lo que pudiésemos manejar para que la eventual llegada de nuestra hija o hijo fuera amable, cariñosa y cuidada, lo hicimos: celebramos nuestro AUC el 8 de marzo de 2019, el Día de la Mujer, buscamos una casa con una pieza extra para Mila, un parque con juegos cerca, jardines y colegios, cambiamos el auto a uno más seguro, hicimos inversiones y hasta revisamos nuestros seguros de salud. Todo pensando en que, dado que en Chile no existían una ley que protegiera a las familias homoparentales, de nosotras dependía cubrir todos los flancos vulnerables posibles. También estaba la tierna creencia de que, al ir preparando detalles, daríamos fuerza a que Mila nos eligiera. Solo quedaba esperar pacientemente a que tres exámenes –la famosa, amada u odiada betaespera– arrojara un sí, para luego volver a esperarla a ella.

Si bien Mila tiene un poco más de 2 meses, nuestra maternidad empezó hace aproximadamente 4 años cuando por primera vez nos acercamos a una clínica de fertilidad. Y 15 o 20 años antes, cuando aún sin conocernos, cada una sabía que “aún” con nuestra orientación sexual, queríamos ser madres.

Pero ser mamás por supuesto que es mucho más que tener la extraordinaria capacidad de organizar o manejar tiempos. Se trata de resiliencia, amor incondicional y entrega.

Para nosotras la primera etapa partió en junio de 2021. A los pocos días de la transferencia, el primer examen nos avisaba que nuestra pequeña se había aferrado con fuerza al vientre. Lloramos incrédulas, como sintiendo era un sueño dentro de un sueño. Con 4 días de embarazo sentíamos que faltaba una eternidad para conocer a nuestra hija. Al tercer mes, tuvimos un susto que remeció nuestras ilusiones y donde nos enfrentamos seguramente a una de las preguntas más difíciles que una futura madre puede hacerse. Frente al peor escenario, que nos fue comunicado de la peor forma por un muy connotado, pero también muy negligente -y falto de empatía- médico, pensamos en irnos a vivir al sur o fuera… Lejos, todo lo que quitara el estrés de nuestras vidas.

Después de 3 semanas de profunda pena, intensa desesperanza y un examen tan horroroso como doloroso, supimos que Mila era un milagro, estaba bien y que posiblemente estaría bien por el resto del embarazo y volvimos a reinventarnos.

Mila llegó al mundo el 25 de febrero en la tarde, pasadas las 41 semanas, tras catorce horas de contracciones en un parto normal, respetado, íntimo, cariñoso e intenso, donde pudimos las tres hacer apego temprano por horas antes de las mediciones y estadísticas requeridas luego de llegar al mundo.

En el instante en que nos convertimos oficialmente en dos mamás nos abrazamos fuerte las tres, lloramos de una hermosa emoción que jamás antes sentimos y, en un respiro, Mila ya nos necesitaba, para vivir, para crecer y en lo inmediato, nuestra primera tarea, para calmar su hambre y llanto. En una fracción de segundos, nos transformamos en su cuidadoras y responsables de su sobrevivencia, el trabajo más lindo que nos ha tocado en nuestras vidas. Algunas horas después nuestras conversaciones fueron sobre lo mágico que es el cuerpo de la mujer y su capacidad de dar vida; y una inmediata y profunda admiración por todas las mujeres que son madres y han criado: por nuestras mamás, hermanas, amigas, tías y abuelas. Por todas las muy extremas situaciones que debemos vivir, lo silencioso y normalizado que está entre todo aquello, el dolor.

Dado que en Chile no existían una ley que protegiera a las familias homoparentales, de nosotras dependía cubrir todos los flancos vulnerables posibles. También estaba la tierna creencia de que, al ir preparando detalles, daríamos fuerza a que Mila nos eligiera.

A las dos semanas de vida de Mila, el 10 de marzo de 2022, entró en vigencia la nueva ley que permitió que nuestra familia fuera reconocida, así que más tarde que lo habitual, fuimos a inscribirla al Registro Civil el mismo día que entró en vigencia. Era la primera inscripción (no rectificación) a nivel nacional, no sabían cómo debían hacerlo, por lo que después de un buen rato, ambas teníamos los mismos derechos y también responsabilidades con ella, algo que hasta la fecha no era posible porque la discriminación a las familias LGBT+ no solo apuntaba a los adultos, sino también arrastraba a los niños y niñas de familias con ella, tanto es así, que el primer certificado de nacimiento que sacamos de Mila tiene a una de nosotras como “padre”, minutos después fue corregido a progenitor 1 y 2.

De casualidad, ese mismo día nos encontramos con otras familias, y la felicidad y orgullo de ser quiénes somos se multiplicó. Ocho madres abrazadas y con nuestros pequeños y pequeñas iluminando la escena, nos sacamos una foto que quedará para siempre en nuestros corazones.

En una fracción de segundos, nos transformamos en su cuidadoras y responsables de su sobrevivencia, el trabajo más lindo que nos ha tocado en nuestras vidas.

Este Día de la Madre será nuestra primera vez. Y lo que celebraremos es que no existe un tipo de madre, existimos varias. Madres gestantes, madres biológicas, madrastas, abuelas-madres… Madres que supieron por sorpresa de su embarazo, madres que lo buscaron incansablemente y madres que aún solo en sus sueños lo son. Hoy nuestro día gira en torno a ella y disfrutamos cada movimiento, suspiro, sonrisa y llanto. Aprendemos con ella, entre nosotras y escuchamos consejos maternales de quienes nos parece tienen una manera de criar más intuitiva y conectada. Acostumbramos a leer mucho, pero hay poco tiempo para libros, tutoriales o ser tan mateas: queremos conocer cada detalle de nuestra hija y que ella nos diga quién es y esto sólo se logra estando, siendo 100% presentes.

El nacimiento de Mila fue también el nuestro como madres, y también gran parte de nuestro círculo cercano renació con ella, recordándoles la maravillosa experiencia de amar sin condiciones. Algo que creemos también vino a sanar parte de nuestra experiencia de vida, en la que muchas veces nos sentimos que las condiciones para amarnos tenían un alto precio para nuestra propia felicidad, hoy nos convertimos en el orgullo de quienes nos cuentan su emoción de ser parte de nuestra familia y refuerzan cada día el querer ser parte de la vida de Mila.

Hija, cuando leas esto, queremos que sepas que has sido tremendamente deseada y amada. Que no hay experiencia alguna que se compare con ser tus mamás y que haremos todo lo que podamos para que seas inmensamente feliz. Nuestra admiración y profundo respeto hoy va para todas las madres en su día. Una labor única, intensa e incomparable. Y nuestro mensaje es para las futuras madres, las como nosotras soñadoras, que están hoy en procesos de fertilidad: lo vale cada lágrima. Nuestra hija es nuestro milagro, fruto de la convicción de que cada mujer que quiera ser madre tiene el derecho a serlo, así como también respetamos profundamente la decisión de aquellas que no lo desean.

*Montserrat Orellana es fundadora de la empresa Finemp (finanzas+empáticas) expertos en letra chica, consultora orientada en mejorar las condiciones financieras de las personas, ganándole al sistema. Antonella Sovino es periodista, responsable de comunicaciones para la empresa de tecnología Siemens y aliada en la promoción de temas de diversidad, equidad e inclusión.

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