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Reportajes

7 de Julio de 2022

EXTRACTO. “Plebiscito de salida”, de Rodrigo Mayorga

El historiador, académico y columnista Rodrigo Mayorga (1985) presenta su nuevo libro "Plebiscito de salida". Allí reúne 42 columnas escritas entre 2014 y 2022; que tocan un amplio abanico de temas. Con foco central, siempre, en la política. Aquí reproducimos el texto de introducción.

Por

Introducción

Era 1999 y Ricardo Lagos se enfrentaba a Joaquín Lavín en una de las elecciones más polarizadas desde el retorno a la democracia. Yo, un estudiante de octavo básico con demasiada curiosidad, pensé que era buena idea preguntarle a mi profesor jefe por quién iba a votar. Él se puso incómodo, nervioso casi. Me respondió que para qué quería saber eso, que qué relevancia tenía, y huyó prontamente, refugiado en un escueto “el voto es secreto”. Yo me quedé en la sala de clases, sin entender mucho y pensando que quizás mi profesor aún no decidía si le gustaba más el “Ya viene viene el cambio” de Lavín o el “Para crecer con igualdad” de Lagos. Me tomaría bastante tiempo entender que, detrás de ese silencio, había bastante más que una indefinición musical.

Crecí en un Chile en el que no se hablaba de política. Existían razones poderosas para ello: los adultos que nos criaron habían aprendido que esta palabra era peligrosa y que corrían riesgos tan solo por pronunciarla. A pesar de que en los noventa ya vivíamos en democracia, seguía siendo este un tópico que podía traerles problemas. Probablemente fue esa la razón que llevó a mi profesor a evitar mi pregunta, temeroso de que su respuesta se interpretara como un intento de adoctrinamiento y terminara por costarle el puesto. Era una actitud comprensible para quienes vivieron los horrores de la dictadura, pero no por ello dejó de tener efectos dramáticos. El principal fue que mi generación creció sin nadie que nos enseñara a hablar de política. Un orden constitucional lleno de candados y un sistema electoral que tendía a repartir el Congreso en partes iguales hacía además que de poco importara por quién uno votara, pues todo seguía más bien inmutable. Crecí en un Chile donde se decía que la juventud “no estaba ni ahí”, pero no se trataba de apatía, sino de despolitización.

Crecí en un Chile en el que no se hablaba de política. Existían razones poderosas para ello: los adultos que nos criaron habían aprendido que esta palabra era peligrosa y que corrían riesgos tan solo por pronunciarla. A pesar de que en los noventa ya vivíamos en democracia, seguía siendo este un tópico que podía traerles problemas”.

La “revolución pingüina” de 2006, primero, y el movimiento estudiantil chileno de 2011, después, trastocaron por completo esta realidad. Por primera vez desde el fin de la dictadura, la discusión política desbordó los espacios institucionales tradicionales. Viví las protestas secundarias como estudiante universitario y las universitarias como docente escolar, pero incluso con ese desfase, percibí que un velo se había levantado. Lo que esos jóvenes de todo el país cuestionaban no eran solo las políticas neoliberales implementadas en los años de la dictadura de Augusto Pinochet, sino la definición misma de “política” que aquel régimen autoritario había instalado.

Quitarle a esa palabra el carácter negativo que la había consumido, se volvía finalmente una posibilidad. Como todo proceso de aprendizaje, no fue uno sin tropiezos, como el de esos locatarios de Providencia que, a fines de 2014, decidieron comparar una ordenanza municipal que les obligaba a cerrar más temprano con la mismísima dictadura cívico-militar. Los argumentos con que cuestioné esta situación se encuentran en la primera columna de este libro y no los repetiré aquí, pero basta decir con que no vi en estas acciones un proceso de repolitización, sino más bien una banalización de la memoria y la política. A esas alturas, como sociedad chilena habíamos logrado interrumpir los silencios que nos habían dominado por décadas, pero apenas comenzábamos a aprender a hablar.

FICHA DEL LIBRO: Editorial Trayecto, 2022 / Páginas: 207 / Precio: $12.990

Uso la primera persona plural en la oración anterior, de manera consciente: yo era uno más de quienes tenía que aprender a hablar de política, pues tampoco nadie me había enseñado. Un aprendizaje de este tipo es necesariamente dialógico y escribir columnas fue una de las formas en que busqué sumarme a esta conversación. Este libro es, en cierto modo, la bitácora de mi proceso de aprendizaje. Quien lo lea encontrará un compilado de las distintas columnas que he escrito y publicado en distintos medios nacionales e internacionales desde ese lejano 2014 hasta la fecha en que escribo estas palabras.

El texto se divide en tres partes. “Pasado (distante)” reúne las columnas escritas antes de octubre de 2019, en un Chile que quizás hoy nos parece ajeno y extraño, pero en el cual era ya posible divisar las fisuras que adelantaban una futura crisis política y social. “Pasado (reciente)”, en tanto, incluye aquellas columnas escritas durante las primeras dos etapas del actual proceso constituyente (el plebiscito de entrada y la elección de convencionales), en un Chile más cercano, pero también pretérito, recién azotado por una pandemia global aún incomprensible y donde crecían las raíces inmediatas de nuestras tensiones más recientes. Finalmente, “Presente (turbulento)” recoge las columnas que he escrito durante el período de funcionamiento de la Convención Constitucional, marcado a su vez por las elecciones presidenciales de 2021. Han sido estos (y aún lo son) tiempos turbulentos, tensos y de elevado conflicto social, y hemos constatado una de las verdades más duras que toda sociedad enfrenta de tanto en tanto: querámoslo o no, eventualmente llega un momento en que debemos hablar de política. Y si no sabemos hacerlo, el resultado de nuestra incapacidad puede ser nocivo, violento e incluso trágico.

Yo era uno más de quienes tenía que aprender a hablar de política, pues tampoco nadie me había enseñado. Un aprendizaje de este tipo es necesariamente dialógico y escribir columnas fue una de las formas en que busqué sumarme a esta conversación. Este libro es, en cierto modo, la bitácora de mi proceso de aprendizaje”.

Quien lea estas páginas, hallará una mirada panorámica a nuestro pasado político reciente. Como hebras entrelazadas en ella, encontrará también, una y otra vez, algunos de los fenómenos y temáticas que me han obsesionado en la última década: la educación chilena, la importancia del conocimiento histórico en el presente, el avance de la ultraderecha en Chile y el mundo, el proceso constituyente, los peligros que esconden los discursos antipolíticos y, sobre todo, el discutir, aprender y, esencialmente, hablar de política como requisito esencial para el cuidado y robustecimiento de nuestra democracia.

Como historiador, sé que la democracia no es natural, sino una construcción histórica y que, por lo mismo, no podemos darla nunca por sentada. Como ciudadano, estoy convencido de la profunda importancia de esa misma democracia, pues en ella radica la posibilidad siempre abierta de responder a la pregunta básica de toda sociedad: ¿cómo queremos vivir juntos? Como ser humano, poseo una fe profunda en nuestra capacidad y cómo esta puede expandirse hasta el infinito cuando aprendemos, trabajamos o simplemente existimos así: juntos. Por ello, espero que los textos aquí reunidos logren ser una pequeña gota de agua que se sume a este océano enorme, insondable y lleno de posibilidades que es, ha sido y será, nuestra historia como especie humana.

El lanzamiento de “Plebiscito de salida” será este sábado 9 de julio, a las 18 horas, en Librería Trayecto Bookstore (Providencia 2296). El libro se puede adquirir en las principales librerías del país o a través de este link.

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