Edson Dettoni, el secreto mejor guardado de Revolución Democrática
El 10 de julio, Edson Dettoni pasó a formar parte de la dirección de Revolución Democrática como secretario ejecutivo. Aunque es su primer triunfo electoral, Edson ha trabajado durante años en las bambalinas de la política, en pos de la consolidación de Revolución Democrática y el Frente Amplio. En The Clinic conversamos sobre su historia en la política, desde sus inicios junto a Gabriel Boric en Estudiantes Autónomos hasta su actual rol de dirigencia en Revolución Democrática.
Por Rodrigo del RíoCompartir
El abogado Edson Dettoni, hoy con 38 años, comenta que el 2015 tenía frente a él varios cables de una bomba artificial.
Su grupo, “Los nerds”, había llegado a la fase final del programa Boom de José Miguel Viñuela transmitido por TVN. El animador le hizo la pregunta definitiva para ganar el premio mayor “¿Cuántos ministerios tiene el Estado chileno sumado a las cuerdas de una guitarra pikasso?” Si acertaba conseguían varios millones de pesos. Si fracasaba, le estallaba una bomba de challa en la cara. Edson, abogado de la Universidad de Chile, sabía la respuesta. Los nerds ganaron. Pero en lugar de gastar su premio, decidió utilizarlo en vivir para la política.
“No lo gasté para una campaña propia, sino para construir un partido fuerte”, declara Dettoni, quien desde entonces pudo dedicar la mayor parte de su tiempo a Revolución Democrática.
Valió la pena. El pasado 10 de julio, se convirtió en secretario ejecutivo de la agrupación.
Nacido entre contradicciones
Edson pasó sus primeros años en la población Paul Harris de Las Condes. Y aunque vivía en una de las comunas más ricas de Santiago, su familia estaba lejos de pertenecer a las élites económicas. A Edson lo crió su madre Rosario, costurera, sin ayuda alguna de un padre ausente, pero rodeado de los cuidados de su tía Pilar, secretaria, y su abuela Rosa, trabajadora doméstica.
Edson tiene memorias muy vívidas de “casas mucho más bonitas y acomodadas que la mía, pero cerca de la mía. Mi abuela era trabajadora de casa particular puertas adentro. Y ella trabajaba para una familia que vivía en una casa muy grande”.
La muerte de su abuela trajo la crisis a la familia. De ahí su infancia adquirió un carácter mucho más melancólico. “Cuando niño la explicación que me di a que no tenía padre era porque no lo merecía”, declara.
Con el tiempo, abandonó sus primeros barrios para entrar a estudiar al Liceo A 52 José Toribio Medina de Ñuñoa. Durante la adolescencia, Edson se refugió en la lectura, la reflexión y sobre todo en la animación japonesa, actividad que todavía le trae muchísima felicidad.
En el animé el abogado encontró respuestas para las contradicciones que vivió en su infancia. Recuerda fielmente al personaje Makoto Shishio de Samurai X, para quien la ley del universo es que el fuerte vive y el débil muere. Al interpretar la serie Edson medita, “tú piensas eso porque lamentablemente nadie arriesgó su vida por ti. Nunca tuvo la suerte de que alguien se preocupara por él genuinamente.”
Otra serie fundamental para Edson fue Evangelion, no tanto por las batallas de robots, sino porque según él, “el fondo de la serie es que te muestra proyectos o alternativas en disputa sobre la salvación de la humanidad”.
Así indagó en su juventud las preguntas fundamentales para las que la política sería una de sus más serias respuestas.
El mundo de Pío Nono
En la Universidad de Chile, Edson comenzó su relación con el poder, pero la política tardará en llegar. Su primera carrera fue Literatura. La izquierda universitaria que encontró en la Facultad de Filosofía y Humanidades de ese tiempo lo dejó muy frustrado. “Había mucho deseo por justicia pero poca inversión en lo que eso requiere”, recuerda.
En la escuela de Derecho encontró algo diferente. Para Edson la escuela “tiene una particularidad que pocas facultades tienen, y es que se encuentra con una diversidad muy rica, de juventud, talento e intereses.”
“La gente que convivía en el mundo de Pío Nono estaba interesada en la historia, la literatura y en la música. También había quienes entraban a derecho por la política. Yo soy de los que les gusta el derecho”, detalla Edson.
En un primer momento, Edson se concentró en su desarrollo intelectual. El abogado confiesa que no tuvo maestro hasta que Fernando Atria, exconvencional constituyente y profesor de Derecho en la escuela, se cruzó en su camino.
“Cuando yo lo conocí era muy cuidadoso de no intervenir en el desarrollo de nuestras simpatías políticas y era capaz de desarrollar el mejor argumento de todas las posturas. Uno nunca sabia si era de derecha o de izquierda. Desarrollaba el mejor argumento como si fuera propio” comenta Edson.
Pero ninguna reflexión era abstracta para Edson. Entender el esquivo vínculo entre lo que pensamos y lo que hacemos se convirtió en una de sus obsesiones. Es justamente con este afán de coherencia que pensó involucrarse directamente en política, y no solo pensarla.
“A mí siempre me sorprendió la dimensión en la cual él estaba dispuesto a dejarse interpelar en su vida por la reflexión teórica, filosófica, política a la cual él estaba expuesto. Esa disposición a que su reflexión interpele su vida me parece extraordinaria. Es el tipo de cosas que la política democrática necesita”, concluye Fernando Atria.
La política universitaria
Durante su cuarto año en Derecho, Edson decidió ingresar a la política universitaria. Su periodo de reflexión había calado hondo en sus convicciones. “Lo que había aprendido en las sesiones de lectura de Atria eran cuestiones que merecían llevarse a la realidad”, declara Edson.
En ese contexto, conoce a Gabriel Boric, quien fue una de sus inspiraciones para decidir entrar a los Estudiantes Autónomos, grupo político derivado de la SurDa cuya figura central era el sociólogo Carlos Ruíz.
“Recuerdo a dos personas que vi al final de mi tercer año, consejeros políticos de mi generación. Una era Ximena Valencia –actual Coordinadora Unidad de Investigaciones Especializadas en Acoso Sexual, Acoso Laboral y Discriminación Arbitraria en la Universidad de Chile– y el otro Gabriel Boric. En esos consejos eran los únicos que se tomaban en serio la instancia de la política universitaria y transmitían convicción real”, reconoce.
En opinión de Edson, los autónomos se diferenciaban de la política universitaria del momento, que se preocupaba poco por los problemas del país. “Si hizo bien la fiesta, buena administración. Si la hizo mal, mala administración”, comenta.
Recuerdo a dos personas que vi al final de mi tercer año, consejeros políticos de mi generación. Una era Ximena Valencia –actual Coordinadora Unidad de Investigaciones Especializadas en Acoso Sexual, Acoso Laboral y Discriminación Arbitraria en la Universidad de Chile– y el otro Gabriel Boric. En esos consejos eran los únicos que se tomaban en serio la instancia de la política universitaria y transmitían convicción real”, reconoce.
Los autónomos, según Edson, tenían otra estrategia. Tenían esperanza en que la política estudiantil recuperara el rol público de la universidad para producir una reflexión en la sociedad y transformarla.
Una de las figuras más importantes para Edson en este periodo fue Francisco Arellano, mentor político para los autónomos en Derecho. Según Edson, Francisco, o “lechón” como le decían en la escuela, “se preocupaba que la gente estuviera a gusto en la política, que no se frustrara, tenía un rol de dirección muy fuerte.”
El contacto con Francisco Arellano le dejó a Edson lecciones para toda la vida, como que “la historia elige por descarte”, lo que significa que cuando uno tiene convicción inevitablemente adquiere roles en la política.
“Yo creo que para entender a Edson hay que entender que las Camilas Vallejos y los Gabrieles Boric no se forman solos, son parte de una gran generación donde hay unos que tienen más carisma o más liderazgo, y asumen roles públicos más visibles, y a su lado, abajo, arriba, atrás adelante, hay decenas de otras personas que con igual compromiso y dedicación sostienen esos procesos. Y Edson Dettoni es uno de ellos sin lugar a dudas”, concluye Francisco Arellano.
Francisco admite que hace tiempo sigue a Edson desde más lejos. Sin embargo, un elemento que persiste es su entrega a los proyectos políticos sin ambición de ganancia personal. ” Edson era un tipo de un perfil muy especial. Algo muy convencido y comprometido con un proceso político del movimiento estudiantil, pero sin ningún animo de figurar o de construir su proyección personal“, recuerda Francisco.
Edson encarna para Francisco la corriente subterránea y secreta de trabajo militante que permitió que esta nueva generación llegara al poder.
“Yo creo que para entender a Edson hay que entender que las Camilas Vallejos y los Gabrieles Boric no se forman solos, son parte de una gran generación donde hay unos que tienen más carisma o más liderazgo, y asumen roles públicos más visibles, y a su lado, abajo, arriba, atrás adelante, hay decenas de otras personas que con igual compromiso y dedicación sostienen esos procesos. Y Edson Dettoni es uno de ellos sin lugar a dudas”, concluye Francisco Arellano.
La toma en que todo comenzó
Bajo el liderazgo de Gabriel Boric, Edson asumió como vicepresidente del Centro de Estudiantes de Derecho. Desde esta plataforma, participa activamente en la toma de derecho del 2009, que acaba con la renuncia del decano Roberto Nahum. Para muchos, la toma se justificaba por razones locales a la escuela de Derecho, entre las que se contaba un plagio del decano a un estudiante para conseguir su puesto. Para los autónomos, en cambio, la razón de la toma se asentaba en la esperanza de grandes cambios: recuperar el rol público de la universidad y cambiar las personas que la gobernaban por otras que expresaran ese rol transformador.
Desde esta época Edson tuvo fuertes detractores. Fue objeto de severas críticas por parte del historiador Alfredo Jocelyn Holt en su libro La escuela tomada, donde califica las intervenciones de Edson eran una “tamaña desfachatez” y mostraban que “tenía problemas existenciales, muy básicos”. Para el convencional Renato Garín, con quien luego compartieron militancia en Revolución democrática, Edson “sigue a pie juntilla” a Fernando Atria y sus ideas. “No tiene ningún apego al derecho, a él lo que le importa es la política. Siempre actuó a favor del conflicto. Siempre están los buenos y los malos. Los leales y los desleales”, sentencia Renato.
Más allá de la contingencia, la toma tuvo repercusiones políticas importantes. Según distintos expertos, este acto político sirvió para dar inicio a la formación política de la generación que hoy está en el poder. Edson, en particular, alude a Gabriel Boric, la ministra Javiera Toro, la convencional Constanza Schönhaut, la delegada presidencial Constanza Martínez, y los diputados Gael Yeomans y Gonzalo Winter. También a figuras menos visibles como Patricia Araya, Andrea Salazar y el mismo Francisco Arellano, quienes cumplen importantes roles en la política contemporánea.
Edson, sin embargo, suspende su actividad política justo en el momento en que la inercia llevaba a los autónomos a disputar instancias de mayor representación como la FECH.
El costo del primer paso político de Edson fue enorme.
“Lo que más lamenté fue que ese proceso me afectó psicológicamente de modo muy profundo. Yo estaba deprimido, había tenido una decepción amorosa, y esta parte de la política me sepultó. De esa depresión me costó levantarme 9 años”, declara.
El retorno a la política
El triunfo electoral de la derecha en 2010 fue un despertar para Edson. Junto a un grupo de amigos de la escuela, comenzó un proceso de autoformación política. Para Edson fue como entrar a la cámara del tiempo en la que entra Goku, protagonista de la serie Dragon Ball, para entrenar en años lo que demoraría décadas.
El entrenamiento terminaría el 2014, cuando ingresó a militar en Revolución Democrática, instado por quienes serían sus futuros compañeros de militancia, Carla Sepúlveda y Fernanda Díaz (ex asesoras legislativas de la diputación de Giorgio Jackson), Mario Pino (ex asesor legislativo de Juan Ignacio Latorre), Anita Martínez Chamorro (actual Seremi de la Mujer y la Equidad de Género) y Felipe Navarro, quien jugó un rol importante hasta ingresar a la fiscalía. La decisión no fue inocente.
“La mayoría de este grupo de amigos míos, que habíamos tenido este grupo de formación política, decidimos irnos a Revolución Democrática, a pesar de nuestras relaciones personales porque estaba en juego uno de los momentos más importantes del Frente Amplio“, relata.
La explicación para Edson es que había dos estrategias en competencia en la nueva izquierda. Por un lado, la estrategia de colaboración crítica de Revolución Democrática con el gobierno de Michelle Bachelet, que implicaba colaborar con el impulso reformista de una élite concertacionista comprometida a hacer cambios. Por otro, la tesis de Carlos Ruíz y los autónomos, quienes veían en la Concertación un mundo que debía ser derrotado, y que en el movimiento estudiantil estaba la promesa de cambio.
“En ese momento recibo un llamado de Gabriel para que nos juntemos a conversar y que le contara por qué esta decisión,” relata Edson, quien entre unos fanschop en calle San Diego le explica a Gabriel Boric su resolución. Los autónomos sospechaban que Revolución Democrática podía convertirse en la renovación de la antigua Concertación. Sin embargo, la apuesta de Edson y su grupo era que aunque se perdiera la colaboración crítica, la experiencia podía servir como impulso o certeza desde donde se tenia que formar un frente amplio de izquierda. Las sospechas del autonomismo, para Edson, se disiparon con un hecho que además ayudó a consolidar el Frente Amplio al interior del partido: la salida de Javiera Parada.
“Era un personaje con demasiada, influencia, recursos y prensa. En RD tenía demasiados defensores y en esa elección nos jugamos la vida” explica Edson, para quien la derrota de Parada frente a Catalina Pérez significó la derrota de un grupo de personas cercanos a la Concertación que aspiraban a renovar las élites y conservar el estado de cosas.
“No fui el arquitecto de la casa”
No es fácil determinar con precisión cuáles fueron todos los aportes de Edson a Revolución Democrática. Sus tareas, en general, más que buscar protagonismo se concentraron en fortalecer los liderazgos y las estructuras al interior del partido.
La abogada Carla Sepúlveda narra las múltiples funciones que cumplió Edson en Revolución Democrática.
“Mi impresión es que desde que llegó al partido ha estado trabajando para darle forma,” dice.
Carla reconoce el rol que tuvo en desarrollar junto a otros las escuelas de formación “más dirigidas a aprender a pensar políticamente que a generar líderes, candidatas o ‘cuadros'”. Luego, tomó más un rol de asesor, ayudando a ordenar los tribunales del partido, generar protocolos, incorporar perspectivas de género y cuando RD comenzó a tener más presencia en elecciones a mantener su legalidad.
“Él ha confiado en que hay muchos militantes capaces y comprometidos con tomar las decisiones sobre la sustancia, y que eso debe ser siempre decidido democráticamente. Pero ha estado más dedicado a canalizar formalmente esas necesidades”, concluye.
Sus compañeros coinciden en que su rol al interior de RD ha sido fundamental.
Uno de los espacios donde Edson más pudo poner su impronta fue en los congresos ideológicos del partido. Tomás Leighton, militante de Revolución Democrática, reafirma el papel que jugó Edson en la construcción de importantes principios y decisiones que ahora rigen al partido. “Más que un formador era un ideólogo. Yo creo que mucho de la ideología de RD viene de su cosecha”, afirma.
Una cuestión fundamental en la que colaboró Edson fue pelear contra la idea de la violencia como originadora del cambio histórico. Hasta el congreso ideológico, nadie defendía claramente esta postura, y existía un apoyo de ciertos grupos a procesos como la revolución bolivariana en Venezuela.
“Yo soy un convencido de que la izquierda tiene que tomar una posición en contra de la violencia como partera de la historia. La única violencia que se justifica es la autodefensa que no es propiamente violencia”, afirma Edson.
Esta pasión por ordenar y sistematizar ideas no estaba exenta de problemas. Edson, según Tomás, “es mejor escuchando que aleccionando. Tiene eso que Piglia decía de Borges, un tipo que no cambia de registro según el interlocutor y te lo puedes pillar hablando de Maquiavelo en una feria en Maipú mientras reparte volantes”.
“Yo soy un convencido de que la izquierda tiene que tomar una posición en contra de la violencia como partera de la historia. La única violencia que se justifica es la autodefensa que no es propiamente violencia”, afirma Edson.
Edson pertenece a la fracción de Revolución Democrática llamada tercerismo, cuya prioridad ha sido empujar la consolidación del Frente Amplio al interior del partido. Uno de los proyectos en los que trabajó en este sentido fue en la creación de Revista Trama junto a su compañera de militancia Anita Martínez Chamorro, que fue dirigida a momentos por la convencional Bárbara Sepúlveda y por el mismo Gabriel Boric, y tuvo la participación de figuras políticas consolidadas como la ministra Antonia Orellana. Anita destaca la visión que tuvo el proyecto para agrupar la discusión de la izquierda y la visión política para anticipar lo que se iba a discutir en futuros congresos orgánicos.
“Yo lo considero un buen soldado con principios, no dispuesto a quebrar los principios por los cuales está en la política. Y no solo buen soldado, sino también reconoce errores, y eso es muy importante en política. Al igual que muchos compañeros ha tenido que darse cuenta de una mirada patriarcal que existe en toda orgánica. Se ha equivocado en torno a ella, pero también ha tenido la capacidad de escuchar e incluso fomentar cuestiones ligadas a un enfoque de género”, relata Anita.
Edson reconoce esta actitud soslayada en su relación con la política, siempre tras las bambalinas del poder visible.
“No fui el arquitecto de la casa, ni puse todas las piedras. Solo me encargué de asegurarme de que tuviera todos los cimientos que le faltaban,” asegura.
Un nuevo paso al frente
Luego de la derrota de Javiera Parada, Edson se dedicó a su desarrollo profesional como abogado. Sin embargo, el 2021 siente el llamado de la política nuevamente, empujado sobre todo por la contingencia de la Convención Constituyente. Primero, realizó una campaña de consejero regional con el lema “Detónate contra el abuso”, aunque no alcanzó los votos para integrar el consejo.
Luego, fue invitado a participar de la directiva del partido. Edson declara que su designación como secretario ejecutivo está más vinculada al liderazgo del senador Juan Ignacio Latorre, quien Edson señala como el único que realmente podía articular y tener incidencia con el gobierno, el mundo social y el congreso. Cuando se decide la presidencia del senador, se necesitaba fortalecer la directiva y con una gran masa de militantes cruciales trabajando en el gobierno. Edson sabía que su experiencia en formación, armando diseños institucionales y creando congresos lo hacía un candidato propicio.
El camino de Edson a la secretaría ha sido largo, pero no solitario. La abogada Fernanda Díaz, compañera de militancia, ha sido testigo de su arduo viaje.
“La característica de estar siempre presente, trabajando for fortalecer al partido en distintas áreas, le ha dado una legitimidad como militante frente a muchos otros grupos. Probablemente también contribuye a ello que integra su militancia con camaradería, con distintos grupos al interior del partido, en distintas regiones también. Es conocido y diría que valorado e incluso querido bien transversalmente. Eso aunque a veces su forma de expresar opiniones o enfrentar conflictos sea algo directa”, afirma.
Igualmente, cuando se le pregunta por la razón de su llegada a la dirección del partido, se ríe, y dice “la historia elige por descarte”, recordando las palabras de Francisco Arellano.
Al preguntarle por una posible fusión de los partidos del Frente Amplio declara que, aunque no es una prioridad, en caso que suceda tendría que estar antecedida por una deliberación ideológica de la militancia de los partidos. Asegura que la experiencia de Revolución Democrática en materia de congresos ideológicos sería fundamental en esa coyuntura.
Edson reconoce que hoy su tarea fundamental es abocarse en cuerpo y alma al plebiscito.
“Este es el momento más importante de nuestra historia política como generación. Se necesita que uno dé un paso al frente, porque tenemos que ganar la nueva constitución, por un lado, y tenemos que lograr que este sea un gobierno que mejore la vida de todos los chilenos y chilenas, porque si no lo hacemos la historia no nos va a perdonar“, concluye.