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Entrevistas

4 de Agosto de 2022

Daniel Johnson, director de Paz Ciudadana: “Hay una nueva tipología delictual: los homicidios premeditados”

Aunque las estadísticas indican que entre el 2020 y el 2021 hubo una baja en los delitos, la sensación de vulnerabilidad y de inseguridad ciudadana se disparó. “Estamos teniendo una realidad distinta en Chile: bandas delictuales y crimen organizado”, afirma aquí el director de Paz Ciudadana.

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La delincuencia, la sensación de inseguridad se han instalado como una de las mayores preocupaciones de la ciudadanía. De hecho, casi un 90 por ciento de los chilenos y chilenas siente que Chile vive en un alto nivel de violencia, según arrojó la encuesta de Percepciones ante la Violencia del mes de julio que realizó Criteria.

Imágenes de encerronas, homicidios en la calle, robos con intimidación son parte del vivir cotidiano y muestra de cómo se ha ido enquistando la delincuencia en el país.

Daniel Johnson, director de Paz Ciudadana, tiene una radiografía clara de  lo que está pasando. “El riesgo de ser víctima de esos delitos todavía es muy bajo en Chile”, dice, pero agrega que “el nivel de temor que generan es extremadamente alto”.

Su gran preocupación es el crimen organizado. Ahí es dónde, a su juicio, hay que prender luz roja.

-Hay varios informes dando vuelta. Está el del Instituto Nacional de Estadísticas de la Subsecretaría de Prevención del Delito; el balance de Carabineros que muestra un alza de 110 % de encerronas en un año. Hay una sensación ciudadana de mucha vulnerabilidad y de que la violencia se ha salido de los bordes. ¿Es tan así?

-Estamos en un momento en que la percepción de inseguridad está extremadamente alta y eso en sí mismo es un problema gravísimo. De hecho, la sensación de inseguridad puede ser más dañina que el delito mismo.

-¿Por qué? ¿En qué se traduce?

-En la encuesta que hacemos en Paz Ciudadana preguntamos si las familias han tomado medidas para prevenir ser víctimas de delitos. Más del 90% reconoce que sí lo ha hecho. ¿Qué tipo de medidas? Muchos reportan que están dejando de salir a ciertos lugares y a ciertas horas. Están dejando de usar artículos de valor si es que salen a la calle y han invertido en proteger su casa con rejas, portones eléctricos…

En la encuesta que hacemos en Paz Ciudadana preguntamos si las familias han tomado medidas para prevenir ser víctimas de delitos. Más del 90% reconoce que sí lo ha hecho”.

-Pero no es sólo un problema de percepción, ¿o sí?

-Hoy estamos en una situación crítica porque tenemos una percepción ciudadana de que los delitos podrían generarles mucho daño. Y hay que hacerse cargo de eso. Pero también es necesario entender que hay muchos factores que influyen en esta percepción de vulnerabilidad frente al delito.

-¿Como cuáles…?

-Primero, evidentemente los medios de comunicación. El tiempo que se le dedica en los matinales a las noticias del ámbito policial es extremadamente alto. Súmale que estamos bombardeados por imágenes a las que antes no teníamos acceso. Todos tenemos celular, las calles están llenas de cámaras de seguridad. La probabilidad de registrar cada delito es muchísimo más alta y estamos bombardeados por estas imágenes que nos hacen percibir que han aumentado los delitos. Pero no necesariamente es así.

-A ver, ¿no es que estén ocurriendo más delitos? ¿La percepción ciudadana puede estar tan desajustada de la realidad?  

-Veamos qué dicen los datos. En el 2020 y el 2021 bajó la cantidad de delitos que ocurrieron en el país. Fundamentalmente bajaron por dos lados: por la cantidad de víctimas en la calle y con las viviendas. Eso tuvo que ver con la pandemia.

-¿Qué tipo de delitos bajaron?

-Lo que se observa es que, en general, bajaron todos los delitos, pero no de la misma manera. Por ejemplo, bajaron los hurtos, los robos por sorpresa. Pero no disminuyeron los robos con violencia, con intimidación. Lo que sí están subiendo son los homicidios. Entonces, aquí hay que hacer una precisión. Porque cuando se dice que el total de delitos bajó, eso significa que la situación delictual es mejor.

-O sea, hay un problema con la lectura que se está haciendo de los datos…

-Lo que pasa es que cuando medimos el total de delitos podemos cometer el error de pensar que, porque hay menos cantidad, la situación delictual es mejor. Pero al leerlo así, no estamos ponderando los delitos en función del daño que cada delito genera. No se pueden meter todos en el mismo saco. O sea, no se puede mezclar hurto con homicidio, con violaciones o robos con violencia. Entonces, si bien el año 2020 podría haber sido un buen año porque bajó la cantidad de delitos, el dato es que no bajaron los delitos más violentos y que aumentaron los homicidios. Por lo tanto, a pesar que la foto general muestra que estábamos mejor, la violencia de esos delitos generó un daño muy importante a los ciudadanos. 

Lo que pasa es que cuando medimos el total de delitos podemos cometer el error de pensar que, porque hay menos cantidad, la situación delictual es mejor. Pero al leerlo así, no estamos ponderando los delitos en función del daño que cada delito genera. No se pueden meter todos en el mismo saco. O sea, no se puede mezclar hurto con homicidio, con violaciones o robos con violencia”.

LA NUEVA VIOLENCIA

-Se percibe un aumento en la violencia, ¿cuánto ha cambiado el tipo de delitos que ocurren en el país?

-Los delitos parecieran ser más violentos. Y en el caso del aumento de los homicidios, por ejemplo, estamos viendo que hoy tienen características muy distintas a los que teníamos hace siete años atrás. Hay nueva tipología delictual. Son homicidios premeditados y que se usan como un medio para conseguir otro fin… 

-¿Los llamados “ajustes de cuentas”? 

-Entre otros. Hace siete años, los homicidios tenían que ver con iras, en su mayoría. De hecho, más del 70% tenían un imputado conocido. No había premeditación. En una cantidad importante eran por violencia de género, riñas en un bar que terminaba con una persona muerta con arma blanca. Pero todo eso era a la vista de otros. No eran homicidios para conseguir otro beneficio. Era matar por una rabia no contenida en ese minuto. Hoy, los homicidios con un imputado conocido bajaron a menos de un 40%.

En el caso del aumento de los homicidios, por ejemplo, estamos viendo que hoy tienen características muy distintas a los que teníamos hace siete años atrás. Hay nueva tipología delictual. Son homicidios premeditados y que se usan como un medio para conseguir otro fin…”

-¿Qué revela ese dato?

-Que los nuevos homicidios que están ocurriendo en este último tiempo están vinculados a otros delitos. Por ejemplo, un robo con violencia que termina en un homicidio… El incremento de armas de fuego ha sido muy importante. También vemos que hay ajustes de cuentas para conseguir el dominio territorial y el sicariato. En todos esos casos, los homicidios no son un fin en sí mismo, sino que son un medio. ¿Y qué es lo que está viendo la ciudadanía? Que en esos tipos de homicidio, hay delitos que tienen una gravedad distinta.

-¿Será eso lo que alimenta el temor a ser victima de un robo, de una encerrona?

-Sí. Aunque el riesgo de ser víctima de esos delitos todavía es muy bajo en Chile. Afortunadamente, la cantidad de homicidios que hay en Chile aún es relativamente baja comparado con América Latina. Sin embargo, el nivel de daño que uno puede sufrir por ese tipo de delitos es infinito. Por lo tanto, aunque no sean tantos y la probabilidad sea baja, el nivel de temor que generan es extremadamente alto.

-Si se pudiera radiografiar el alza de esos delitos, ¿qué los gatilla? ¿Qué hay detrás de esas cifras?

-Tienen que ver con bandas delictuales y con crimen organizado. Cuando tú estás defendiendo un territorio, cuando pagas por un sicariato, cuando robas un vehículo que puedes desmantelar, cuando tienes acceso a armas de fuego que se obtienen en mercados que operan ilegalmente, todo esos son indicios súper fuertes de que estamos teniendo una realidad distinta en Chile.  Estamos frente al crimen organizado y eso exige perseguir de una manera distinta, prevenir de otra forma y ante lo cual Chile todavía no está preparado.

-¿Chile no está preparado? ¿Habría que seguir la pista de lo que ha pasado en países como México, Venezuela, donde el crimen organizado ya está desplegado?

-Las características del crimen organizado son diferentes en cada país. Chile, por ejemplo, no va a ser un país productor de drogas, por lo menos no en grandes cantidades como México o Colombia. Entonces, no nos alarmemos pensando en que vamos a ser como México en unos años más. Son características distintas, pero lo que sí está claro es que hoy en día hay crimen organizado instalado en algunos mercados en Chile.

Estamos frente al crimen organizado y eso exige perseguir de una manera distinta, prevenir de otra forma y ante lo cual Chile todavía no está preparado”.

-¿En qué mercados está claramente identificado?

-En el mercado de las drogas. Chile tiene uno de los mayores consumo de drogas, en edad joven, del mundo. Evidentemente, esa droga se abastece de alguna parte. No es todo auto cultivo. Entonces, ése es un mercado importante que está operando. También el de las armas; el mercado de los vehículos robados. Antes, más del 80% de los vehículos robados en portonazos aparecían a los pocos días. Hoy no. Tenemos una capacidad del crimen organizado para desmantelarlos y venderlos por partes, o para clonarlos. En Chile puedes encontrar dos autos circulando con la misma patente.

-¿Así no más?

-Sí, y también hay otro mercado funcionando para exportar esos autos a otros países. Por eso,  hay marcas que se roban más que otras. Es un mercado selectivo. Y hay varios otros mercados operando, como el de la madera, el de los salmones en el sur.

-¿No estamos tarde? Todas las soluciones de fondo requieren tiempo y hoy hay que responder a la urgencia…

-Esto es de mediano plazo. Los múltiples gobiernos no lo han asumido, pero es urgente pensar en una política de Estado que haga frente a este problema. Probablemente, los resultados no lo vamos a ver en este gobierno, pero hay que hacerlo pensando en el país. No para un gobierno en particular. Y, hasta ahora, eso no ha sido así.

CRIMEN ORGANIZADO

-Desde tu experiencia, ¿qué es lo que más te preocupa de la delincuencia en Chile hoy?

-El crimen organizado. Tenemos que fortalecer la persecución de las bandas para poder liberar territorios que están tomados por ellos. Eso es lo más urgente hoy día: identificar, condenar y desarticular.

-Se habla mucho de “desbaratar bandas”, pero concretamente, ¿cómo se persigue el crimen organizado?

Primero hay que mirar las estructuras que tenemos montadas en Chile. Porque tenemos fiscalías regionales, que son las encargadas de las persecuciones, pero tienen jurisprudencia para ejercer sus labores dentro de un territorio en particular. Pero el crimen organizado no opera dentro de una sola ciudad o dentro de una región.

-Claro, se expanden.

-Exactamente. Y cuando es droga que no se produce en Chile, ingresan por una frontera con algún burrero. Después, esa droga viaja por todo el país, se almacena en otro lado, se procesa en otro, se vende en otro y se consume en otro. Entonces, si tú miras la cadena delictual, al final son múltiples delitos que van ocurriendo en distintas zonas del país. Pensar que van a lograr perseguir toda esa estructura mirando un territorio en particular, es imposible.

Tenemos fiscalías regionales, que son las encargadas de las persecuciones, pero tienen jurisprudencia para ejercer sus labores dentro de un territorio en particular. Pero el crimen organizado no opera dentro de una sola ciudad o dentro de una región”.

-Entonces, ¿cuáles son los caminos posibles?

-Junto con crear un sistema de investigación agrupado, reforzar la investigación criminal, para desbaratarlas. Hay que observar que estas bandas se están valiendo de niños para cometer delitos. Y el ingreso de menores de edad a carreras delictuales es algo que se puede prevenir.

-El crimen organizado los llama “soldados”. ¿Qué dicen las estadísticas respecto a que estarían teniendo mayor presencia en los delitos?

-Esto es súper importante. Las estadísticas nos están mostrando que los niños están participando cada vez menos en delitos.

-¿Menos?

-Sí. Contrario a lo que la gente cree, las causas que entran al sistema judicial de niños son cada vez menos en Chile. Al parecer, lo que sucede es que los niños son muy prolíficos cometiendo delitos, pero no son tantos. Y aquí hay un segundo punto por observar: los jóvenes, los niños, tienden a ser mucho más violentos en la comisión de delitos por su naturaleza adolescente. Tienen menos control de impulsos, se tratan de validar con sus pares y pasa por demostrar coraje, valentía. Entonces, pueden ser mucho más dañinos al momento de cometer un delito. Eso es muy grave.

Contrario a lo que la gente cree, las causas que entran al sistema judicial de niños son cada vez menos en Chile. Al parecer, lo que sucede es que los niños son muy prolíficos cometiendo delitos, pero no son tantos”.

-¿Cómo salvarlos?

-Hay programas que están demostrando ser efectivos. Pero lamentablemente, cuando los niños ya se involucraron en las primeras conductas delictuales, es más difícil intervenir. Lo clave es hacer prevención temprana. Identificar los factores de riesgo. Lo bueno es que para todos estos factores de riesgo hay programas que generan factores protectores. Hay que implementarlos cuánto antes.

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