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Entrevistas

24 de Septiembre de 2022

Oscar Guillermo Garretón y su travesía desde el Mapu hasta Amarillos: “Yo no he cambiado tanto, la dirección que tuvo la centroizquierda fue la que cambió”

Oscar Guillermo Garretón ha tenido una trayectoria política en la que pasó por casi todos los metarrelatos del Siglo XX. Desde ser un reconocido dirigente de la Unidad Popular, hoy pasó a ser parte del colectivo de los Amarillos por Chile, que tras el Plebiscito de Salida decidieron convertirse en partido político. En esta entrevista, aborda el futuro de esta colectividad, asegurando que su objetivo principal es protagonizar la redacción de una nueva Convención

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Durante la tarde de este viernes 23 de septiembre, el colectivo Amarillos Por Chile anunció oficialmente que lo que inicialmente comenzó un grupo de figuras de la ex Concertación contra de la propuesta constitucional de la Convención, ahora buscará convertirse en un partido político.

Uno de estos integrantes que tuvo protagonismo en la fundación de la ex Concertación es Oscar Guillermo Garretón, ex militante del PS. Hoy, en un giro radical respecto de su origen político, habiendo sido diputado durante el periodo de la Unidad Popular liderando la facción más radicalizada del MAPU, en la actualidad se transformó en uno de los principales líderes de Amarillos Por Chile, siendo miembro de la comisión política del partido, mientras que la presidencia se la quedó Cristián Warken.

En esta entrevista con The Clinic, explica los motivos que lo llevaron a matricularse en el colectivo que lidera el intelectual Cristián Warken. “Nuestra política reformadora, en el fondo, no es la de volver a ser la Concertación”, dice, transparentando de paso el objetivo principal que tienen como partido: “La idea de conformarse como partido es participar en una nueva Convención”, afirma.

-Los amarillos han dicho que buscan disputar el centro político. En ese sentido: ¿cuál es el objetivo que buscan al conformarse como partido?

-Lo que ha sido más constante en el mundo de Amarillos son ciertos principios o convicciones que nos han guiado y el curso de las cosas ha sido más bien determinado por la vida. Es decir, partimos con una simple declaración para decir que quienes votamos Apruebo ahora votaríamos Rechazo. De ahí se empezó a sumar gente y terminamos siendo un factor muy decisivo en el resultado de la elección. Entonces, los Amarillos fueron el cauce por el cual una parte significativa del mundo de la centro izquierda, militante o no, finalmente optó por el Rechazo. 

El objetivo básico nuestro es terminar la tarea que nos propusimos, que es tener una buena Constitución. Si en este momento nos estamos inscribiendo como partido, no es por otra razón que esa. Nosotros, de hecho, habíamos pensado no ser partido, pero cuando viene una discusión que va a estar centrada en el gobierno y el Parlamento, si uno no tiene una institucionalidad para participar, se queda afuera

“Conformarse como partido es participar en una nueva Convención. Si en un nuevo órgano están fuera los Amarillos, si quedamos como observadores va a ser muy complicado”.

-Entonces, ¿la misión de Amarillos es confrmarse como partido antes de abril, para participar en elecciones a un eventual órgano constituyente?

-Esa es exactamente la idea: conformarse como partido es participar en una nueva Convención. Si en un nuevo órgano están fuera los Amarillos, si quedamos como observadores va a ser muy complicado, porque en este momento somos más de 65 mil adherentes que hemos sido claves en el proceso. 

El Proceso Constituyente pasó principalmente por los independientes, esa elección de constituyentes le dio mucho protagonismo a la Lista del Pueblo y sectores muy radicales y eso terminó siendo para mal, porque generaron un rechazo en la mayoría de la población. 

En el mismo proceso, el otro sector de independientes que hubo fue el de los Amarillos. Entonces, excluir a los Amarillos sería totalmente injusto. Nosotros como Amarillos no podemos hacer más que esforzarnos para que nuestra gente pueda llegar a una nueva Convención. El plazo de abril nos parece bien, esperamos a esa fecha tener constituido el partido en todo Chile.

-Ningún partido puede sobrevivir sin alianzas. ¿Con qué otras colectividades podrían formar coalición?

-Yo no puedo descartar que ahora como apareció el centro político como una alternativa que se creía muerta, porque los partidos que la representaban se fueron deslizando más hacia la izquierda, puedan aparecer otras fuerzas. Lo natural sería que tengamos alianzas con otras fuerzas de centro que vayan apareciendo. 

Las alianzas con otros partidos es lo que permite, además, tener cupos para independientes en las listas, de acuerdo a lo que establece la ley. En nuestra proposición como partido reformador tenemos claro que los cambios, mientras más profundos queremos que sean, más amplias tienen que ser las fuerzas sociales que estén comprometidas con ellos.

“Nuestra política reformadora, en el fondo, no es la de volver a ser la Concertación, sino que volver a responder a las nuevas demandas que hay en la sociedad chilena”.

-En una entrevista, el ex ministro radical Isidro Solis planteó que los amarilos deben representar el alma de los que fue la ex Concertación. ¿Por qué piensan que esa coalición, que no existe hace años, tiene cabida política hoy?

-Yo creo que la Concertación es algo que ya terminó; cumplió su tarea y por eso terminó. Yo diría que la obra fundamental de la Concertación fue tener una Transición en condiciones muy difíciles que permitiera de verdad abrir espacio a la democracia en Chile y, también, sacar a la gente de la pobreza. Luego de cumplir esa misión, la agenda política popular cambió. 

Después de eso lo que aparece es la desigualdad, que es una cosa que naturalmente aparece en la sociedad cuando la gente sale de la pobreza, y con esa obra de la Concertación se produjo una situación nueva en el país, que fue resolver el tema de las desigualdades. 

Sin embargo, después de la Concertación ese tema no ha avanzado. Nosotros creemos que esa tarea exige un perfil reformador y una conducción política sin revoluciones contra otros, porque así normalmente se fracasa. 

Nuestra política reformadora, en el fondo, no es la de volver a ser la Concertación, sino que volver a responder a las nuevas demandas que hay en la sociedad chilena que tiene que ver con la desigualdad y con otros desafíos de la época, como el calentamiento global o las demandas de género.

“Nadie puede asegurar el éxito de un proyecto político, pero Amarillos ya fue exitoso”

-Los Amarillos nacieron a raíz de su postura por el Rechazo a una propuesta de Constitución, pero no para hacer propuestas propias. ¿Cuál es el proyecto que, como Amarillos, van a ofrecer al país? ¿Cuáles son sus banderas?.

-Los partidos se forman no por programas, sino por proyectos que pueden ir cambiando con el tiempo. Un partido que sólo se forma en base a un programa, dura lo que dura ese programa. Nuestra proposición tiene otros sentidos, que no es tener medidas, sino que ser la fuerza de centro y centro izquierda del país, ese es nuestro proyecto. 

Creemos también que no hay economía viable en el siglo XXI sin una combinación de mercado y de regulaciones que corrijan las imperfecciones. No existe economía viable sin una política fiscal rigurosa y que proteja a los pueblos de las irresponsabilidades fiscales. Eso no es un programa de reforma tributaria, pero en ese tipo de discusiones, esos son nuestros principios.

“Nadie puede asegurar el éxito de un proyecto político, pero Amarillos ya fue exitoso”.

-Ustedes buscan disputar el centro político, pero ya otras colectividades han tenido ese objetivo y han fracasado, como el partido Ciudadanos que se disolvió este año. ¿Cuál sería la diferencia con Amarilos?

-Bueno, nadie puede asegurar el éxito de un proyecto político, pero Amarillos ya fue exitoso. O sea, la tarea que se propuso significó que se sumaran más de 65 mil adherentes, que es más que la militancia de cualquiera de los partidos, y logramos el objetivo que nos propusimos, que fue que se votara Rechazo. 

Estoy absolutamente seguro de que si el Rechazo sólo lo hubiese promovido la derecha, lo más probable es que no hubiesen ganado. Dicho eso, existe gente como Andrés Velasco, Javiera Parada o Felipe Harboe, que son personas que estuvieron por el Rechazo y nosotros estamos con los brazos abiertos para recibirlos. Ahora, ellos tienen que ver qué es lo que quieren hacer, pueden querer formar otra fuerza incluso.

-En artículos de prensa se le ha atribuído una crítica a Amarillos, donde se les ha denominado “élite santiaguina”. ¿Cómo responde a eso?

-Yo sé que para el anuncio de este viernes -constitución de partido político- vienen de todas las regiones de Chile. Ahí va a haber una presencia muy importante de gente de regiones y de mujeres. Este proyecto podrá haber partido con un grupo de personas que estaba en Santiago, pero es desconocer la realidad de Amarillos pensar que somos puros santiaguinos.

-Hasta ahora todo indica que personajes importantes como Ximena Rincón, Claudio Maldonado o Matías Walker,  se restaron de ingresar a Amarillos. ¿Qué aporte podrían haber hecho ellos a su partido en formación?

-Bueno, hasta donde yo sé ellos no han planteado participar en Amarillos. Si van a intentar recuperar a la DC para sus posiciones o piensan formar un partido, bueno, en la medida que tengamos consenso en posiciones de centro y centro izquierda, nos vamos a entender muy bien. 

-A propósito: ¿Qué caracteriza a un militante promedio de Amarillos?

Me gustaría mencionarte las características principales de Amarillos. Lo primero es que es gente cansada de los estilos tradicionales de los partidos, donde las negociaciones pasan sólo por los dirigentes. Lo segundo es que aquí no llegó nadie por pega, porque no hay pega que ofrecer. Lo tercero es que esta es gente con una profunda vocación democrática. 

Nosotros estamos abiertos a recibir a todo el mundo aquí y, si quisiera venir Ximena Rincón, estaríamos abiertos a recibirla. Lo único que pedimos es que se cumpla el propósito de ver Amarillos no como un partido tradicional, donde los acuerdos surgen desde las bases y con convicción de ser distintos.

-Si uno ve los rostros principales de Amarillos, la gran mayoría tiene amplia trayectoria política y vienen de la ex Concertación. Al mismo tiempo, algo que buscan todos los partidos es tener nuevos liderazgos y rostros jóvenes. ¿Existirán en Amarillos esos militantes y líderes que vengan de la juventud?

-Yo te daría una respuesta bien desafiante; que vean todos los rostros que van a haber mañana (viernes 23) en el lanzamiento del partido. Va a haber muchos rostros nuevos en cargos de dirección. Eso se va a combinar con mucha experiencia, algo que no es menor hoy en día, cuando hay un rechazo creciente en el país a la improvisación. 

Entonces, aquí estamos por un lado nuevos rostros con figuras que tienen mucha experiencia. Esa combinación es la que hace a un partido mejor.

-Usted fue diputado en la UP, en dictadura fue dirigente del Mapu en el exilio, y luego militó en el Partido Socialista. ¿Cómo resumiría su paso desde un partido que se definó revolucionario hasta Amarillos, que tiene un rótulo totalmente distinto?

-Lo resumiría así. Siempre la izquierda chilena tradicional fue profundamente democrática, por lo tanto en eso no hay un matiz o un cambio. Si tú me preguntas a mí cual fue el momento más fuerte de cambio en mi manera de ver las cosas, no fue ahora en los Amarillos, sino que fue después del Golpe, cuando comenzamos el proceso de renovación socialista que dio origen a la Concertación. 

En ese tiempo nosotros valoramos como antes no lo habíamos hecho la importancia de la democracia como un valor fundamental de la izquierda, y dejando de lado todo esto de la democracia popular o de despreciar la democracia burguesa.

-¿Y qué lecciones sacó de esa experiencia?

Aprendimos en ese tiempo que para hacer cambios profundos se requieren mayorías. Nosotros en la UP pensabamos que teníamos un gobierno sólo de izquierda, y en la Concertación pasamos a un concepto que yo hoy día mantengo absolutamente y me lleva a los Amarillos. 

En esta discusión fue donde aprendí que la violencia y la lucha armada es algo donde siempre ganan los violentos y nunca los pueblos. Los pocos gobiernos que ganaron por las armas, se transformaron en dictaduras. Eso yo lo aprendí con la experiencia y hoy me hace sentido estar en Amarillos porque tiene una posición clara contra la violencia. 

Yo no he cambiado tanto, la dirección que tuvo la centroizquierda fue la que cambió y mucha gente de centroizquierda se sintió huérfanos: Amarillos ha sido la casa de arribo de esa gente.


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