No eran los murciélagos: investigación afirma que origen del COVID estuvo en perros mapaches en mercado de Wuhan

Como una verdadera bomba en el debate científico por el origen del COVID-19 se alzó una investigación internacional que enlazaría el origen del virus no en los murciélagos o un laboratorio, como se ha apuntado anteriormente, sino en otra especie: los perros mapaches.

Se trata de una investigación científica la cual fue publicada en la revista Science. Allí, un grupo de investigadores europeos contó que tuvo acceso a secuencias genéticas recogidas en distintos mercados en las cercanías de Wuhan, zona donde inició la pandemia.

Según las pruebas, detallan que el virus se habría expandido a través de un mamífero presente en estos mercados: el tanuki y posiblemente las civetas. Se tratan de mamíferos muy susceptibles al COVID. Pese a que la conclusión aún está siendo estudiada, el grupo de científicos que realizó la hipótesis apuntan a la transmisión zoonótica del mercado.

En esa línea, marcan una distancia con aquellas teorías las cuales apuntan a un presunto inicio en un laboratorio en la ciudad de Wuhan.

“No hay otra explicación que tenga sentido”

En una explicación a The Atlantic, la viróloga Angela Rasmussen, quien formó parte de la investigación, entregó detalles sobre el estudio.

“Es un indicio sólido de que los animales del mercado estaban infectados. No hay otra explicación que tenga sentido”, apuntó de lleno, en referencia a quienes han hablado de que, supuestamente, fue creado en un laboratorio.

En una vereda similar estuvo el biólogo Krisitan Andersen, también parte del análisis. “Los datos señalan aún más al origen (de la pandemia) en el mercado de Wuhan”, complementó al respecto.

El aporte clave de China

Uno de los puntos clave de la investigación sobre el origen del COVID apuntando a los perros mapaches es que es la primera vez que un grupo de científicos fuera de China tiene acceso al material genético del virus en este modo.

Y es que, tal como recogió el medio internacional, los investigadores del  Centro para el Control y Prevención de Enfermedades chino aportaron información clave para la investigación del grupo europeo.

Sin embargo, finalmente la información de las secuencias analizadas fue borrada de la base de datos compartida al exterior. De este modo, volvió a ser información clasificada, aunque posteriormente al trabajo realizado por el grupo de investigadores europeos.