Columna de Catalina Pérez: seguridad ciudadana y el peligro de la banalización del debate público

La muerte de la Sargento de Carabineros Rita Olivares, en medio de un operativo policial, es un hecho que no deja a nadie indiferente y que, en medio de la crisis de seguridad que enfrentamos, moviliza a toda la clase política a sincerar posiciones en un tema que ha sido complejo para todos los gobiernos y sectores: el combate de la delincuencia y el resguardo del orden público.

En medio de las dificultades ya conocidas para el debate democrático en el Congreso, se abría la posibilidad de empujar desde el trabajo legislativo, con toda la amplitud de partidos que enarbolaban su compromiso con la seguridad, una agenda eficaz y de unidad para hacerse cargo de esta crisis.

Pero esta semana no vimos nada de eso. En cambio, se aprovechó la atención pública y mediática para caricaturizar, instalar candidaturas o buscar aplausos fáciles. Que la imagen de un perro es responsable del descrédito de Carabineros, que el Frente Amplio por sus tuits es cómplice del narcoterrorismo, que los indultos provocaron la crisis de seguridad, una alcaldesa con aspiraciones presidenciales justificando violaciones a los Derechos Humanos.

Basta. Ni la política ni la democracia han estado a la altura. La gente espera respuestas y soluciones a uno de sus dolores más grandes, y recibe de vuelta un espectáculo televisado lamentable. ¿Quién se hace responsable? Creo que elevar el nivel del debate y esclarecer posiciones y propuestas es más necesario que nunca.

Nuestro sector ha sido siempre crítico de la manera en que se ha manejado la política de seguridad en Chile, pero tampoco hemos sido capaces de proponer salidas claras y alternativas al populismo penal vigente. Tampoco nos puede pasar que la arremetida narrativa de la oposición nos paralice en la defensa de convicciones tan profundas como la defensa de los Derechos Humanos, o nos haga renunciar a la disputa del sentido común.

Creemos que una mejor alternativa al populismo penal es la generación de oportunidades, la recuperación de espacios públicos, invertir mucho más en la prevención temprana y el mejoramiento de las condiciones sociales de espacios que dan lugar a la formación de delincuencia.

Sabemos que el rol de Carabineros se mejora con recursos, formación, reformas, mejores condiciones laborales y que vamos a mantener el problema si no aumentamos también el número de fiscales. Sabemos que el sistema debe analizarse en su conjunto. El debate debe tener mayor profundidad que la mera respuesta emocional a un contexto determinado. Tiene que haber disposición para no extremar posiciones y dar un debate de Estado.

Nuestro desafío hoy es cómo hacemos que la ansiedad de responder a esta demanda ciudadana no nos lleve a abrir la puerta a medidas y legislaciones que a la larga debilitan nuestro sistema democrático, y además no tienen los efectos esperados. Es relevante poner atención en la urgencia puesta a proyectos que apuntan a cambios más estructurales y estratégicos para enfrentar la crisis en seguridad. Me refiero a la creación del Ministerio de Seguridad Pública, la modernización del Sistema de Inteligencia del Estado, o la reforma al Código Penal, por ejemplo.

Con las recetas de siempre, los resultados serán los de siempre. Vayamos al fondo y legislemos en serio. La tranquilidad de las y los chilenos exige nuestros mayores esfuerzos y la banalización del debate público es un peligro para la democracia.

* Catalina Pérez, vicepresidenta de la Cámara de Diputadas y Diputados, abogada y militante de Revolución Democrática.