Columna de Gael Yeomans: ¿Hacia dónde va Chile?

Cuesta creer que luego de las históricas manifestaciones del año 2019 en Chile, donde la premisa central era el fin de los abusos, la dignidad y garantizar derechos, hoy el Partido más votado del país sean los Republicanos, que están en las antípodas de dichas demandas.

Lamentablemente no fuimos nosotros quienes respondimos, en primer lugar, al sentir del pueblo. El Partido Republicano, sin verdaderas soluciones de fondo a sus problemas, sí logró conectar con sus miedos y pasiones, lo que sumado al contexto nacional contribuyó a su triunfo.

No menos cierto es que nuestro sector ha sostenido una votación similar en los últimos años, lo que refleja que sí hay una parte importante del país que comparte nuestras convicciones y confía en nuestro proyecto político.

¿Cómo podemos construir, entonces, una mayoría política y social más sólida y más amplia, que nos permita garantizar derechos sociales?

Desde las elecciones del 4 de septiembre del pasado en Chile año algunos han insinuado que el camino es abandonar aspectos centrales de las reformas y propuestas que nos llevaron al Gobierno. Al contrario, esta última elección muestra más bien valoración a los proyectos políticos que no cambian según como sopla el viento. De la misma forma que al Gobierno le ha ido bien cuando ha empujado sus promesas clave, como las 40 horas y el aumento del sueldo mínimo.

La izquierda necesita definir una estrategia común, necesitamos claridad política y reconectar con el pueblo y sus necesidades. Lo anterior no significa que lo hayamos perdido por completo, en muchas comunas como izquierda tenemos buenas votaciones, pero sí tenemos la tarea de amplificar nuestro mensaje a sectores más amplios del país.

Si es que hay algo que se construyó en los últimos años en Chile fueron demandas simples, concretas, comprendidas por todos y todas. Fin al lucro, educación pública, gratuita y de calidad, salud para todas y todos, fin a las afp, mejorar las pensiones. El Partido Republicano, sólo con la premisa de orden y seguridad, logró sacar de la discusión pública la agenda de derechos.

Luego del estallido y durante el desarrollo del proceso constituyente, la cuestión central por mejorar las condiciones materiales de las personas se terminó desdibujando al incorporar una gran cantidad de luchas y demandas, sin lograr conectarlas entre sí. Por cierto, no se trata de dejarlas de lado, pero sí de ser estratégicos y poner en el centro los derechos sociales, porque avanzar en ello nos va a permitir también ampliar nuestra agenda.
Por otro lado, también tenemos el desafío de construir una narrativa en torno a la seguridad. Se nos ha dicho que este tema siempre ha sido una pata coja de la izquierda. Este Gobierno ha demostrado con acciones concretas y no con discursos grandilocuentes de mano dura que se puede hacer cargo.

Porque puso recursos en el presupuesto de seguridad, renovó los equipos y herramientas que, debe decirse, dejó deterioradas un gobierno de derecha que prometía terminar con la fiesta de los delincuentes, construyó una Política Nacional contra el Crimen Organizado y puso en el centro de su agenda la necesidad de vivir seguros y en paz.

Sin embargo, no es suficiente. Además de seguir trabajando en ese sentido, necesitamos demostrarle a las personas que nos podemos hacer cargo, pero no a pesar de nuestras convicciones, sino que gracias a ellas. Poner énfasis en cómo influye la desigualdad territorial en el acceso a la seguridad, en la necesidad de perseguir a quienes sostienen los negocios del narcotráfico y la importancia de recuperar nuestros barrios y reinsertar a quienes cometen delitos desde la marginalidad.

Además, las medidas de un gobierno no se bastan a sí mismas, los puntos deben unirse para indicar la dirección en la que este gobierno está apuntando, y dar sentido y coherencia a la acción, sobre todo en un contexto político cada vez más inestable, complejo y multipolar.

Por último, y esto ya suena a cliché, debemos volver a los territorios. Necesitamos más militantes en las calles, llamando a las dirigencias locales y vecinales, involucrándose en sus comunidades. Si bien entre las dos listas de derecha nos superan, en varios sectores urbanos la lista de Unidad Para Chile obtuvo la primera mayoría, justamente porque sí existe un trabajo político y social.

* Gael Yeomans (Convergencia Social), abogada y diputada por el Distrito 13 de la Región Metropolitana.