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Reportajes

27 de Mayo de 2023

De rancheras a corridos tumbados: cómo un género puso a México en lo más escuchado de Chile y el mundo

Nacido en el norte de México, en una zona marcada por la lucha contra el narco, los corridos tumbados se han vuelto el género de moda a nivel global. Con referentes como Peso Pluma, Natanael Cano o Junior H, ha logrado convencer no solo a Bad Bunny y Karol G, sino a diversos artistas chilenos quienes se han aventurado a explorar sus temáticas.

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El sonido de billetes y una guitarra dan inicio al ritmo de Pacas verdes, uno de los hits más reconocidos de corridos tumbados. En el video tres hombres juegan en una PlayStation mientras fuman marihuana, cuentan dólares, arrojan el dinero al piso y cantan sobre el éxito: “Pacas verdes, duplicamos / y aquí andamos, el negocio está redondo / me la paso en mi Camaro, ruleteando / el dinero no ha cambiado mi persona, sigo humilde“.

Desde su alza en 2019, los corridos tumbados solo saben de éxitos. En resumen -si es que pudiera reducirse un género musical con un siglo de historia- es un estilo perteneciente al regional mexicano, como los mariachis, rancheras y los corridos clásicos. La diferencia está en su principal inspiración: la música urbana, con el hiphop y el trap.

El fenómeno no tardó mucho en provocar discusión en su país de origen. Ese es el caso de Óscar Adame, editor de WARP y escritor especializado en música mexicana. Lleva meses descifrando un estilo que, hace mucho, salió a exportarse al mundo.

“Los regionales mexicanos eran una industria abandonada. No había música en este género para públicos jóvenes desde hace décadas, no había evolución. Ahora tienen una estética, conducta y discurso de la música urbana latinoamericana, pero con instrumentos de música mexicana”, describe.

Pese a que el género no es nuevo y ya lleva cuatro años cultivando éxitos, tan solo en 2023 llegó su explosión. En mayo de este 2023, nueve canciones del Top 50 global de Spotify eran corridos tumbados. Es el inicio de una nueva era en la música latinoamericana y, en especial, mexicana.

Peso Pluma, Natanael Cano y el factor Bad Bunny

Fue el viernes 21 de abril cuando Bad Bunny logró, entre aplausos y gritos, dejar a los corridos tumbados en el centro de la cultura de Estados Unidos. El artista puertorriqueño, ligado a la música urbana, encabezó el Festival Coachella realizado en California. Pero no estaba solo. En medio de su presentación, invitó a un grupo de corridos tumbados a acompañarlo: era Grupo Frontera.

La banda es reconocida por sus interpretaciones de regional mexicano y, en específico, corridos. Así, con banderas de Puerto Rico y México de fondo, con un escenario visiblemente norteño, cantaron unidos Unx100to, una de las canciones más reproducidas a nivel global.

Óscar Adame, quien ha escrito en reiteradas ocasiones sobre Bad Bunny, no pasó por alto este hito. “Él ya había colaborado antes con un referente de los corridos tumbados, como Natanael Cano. Él siempre fue fan. En cuatro o cinco años se volvió el número uno del mundo. Entonces, verlo con Grupo Frontera era un caso”, reflexiona.

En México y el mundo se habla de tres referentes de los corridos tumbados: Natanael Cano, Peso Pluma y Junior H. Ninguno de ellos supera los 24 años. De hecho, ninguno había tenido un recorrido musical previo al éxito, siendo hits inmediatos.

Peso Pluma en seis meses pasó de no ser reconocido en su país hasta llegar a The Tonight Show Starring Jimmy Fallon. El éxito lo transformó. Rodeado de polémicas, una de las más llamativas ocurrió el 22 de mayo cuando, en medio de una entrevista, decidió colgarle el teléfono a una periodista. El hecho ocurrió al ser cuestionado sobre la relación de su música con el mundo del narco, lo cual él no quiso abordar. Poco después su publicista aclaró que se debió a que él “no hablaba de política”.

Algo parecido representa Natanael Cano. En 2019 logró un impulso importante por una colaboración con Bad Bunny, con Soy el diablo. Se volvió el inicio de una época. En 2020 lideró un documental de Amazon sobre la historia de los corridos tumbados.

“Mientras que los corridos se congelaron en el tiempo, el gangsta rap se generalizó y comenzó a ser respaldado por las principales discográficas. Se convirtió en sinónimo de pop hasta que se introdujo la música trap. El espíritu atrajo a los jóvenes artistas mexicanos. Repasando las influencias de los ritmos urbanos, la sensibilidad de hiphop y superposición de letras de corridos. Lo desglosaron y lo recrearon a lo que hoy llamamos corridos tumbados. Ahí es donde entro yo”, dijo entonces.

Era uno de sus principales creadores.

¿Por qué somos fanáticos de los corridos tumbados?

Los corridos tumbados, a diferencia de otros géneros, tiene raíces claras. En México acompañan la historia de su país. El periodista especialista en crimen organizado, Óscar Balderas, bien sabe cuál es la génesis de sus temáticas.

“Nacen tras la Revolución mexicana. Contaban proezas de revolucionarios. Eran lúdicos, didácticos. Con el tiempo, evolucionó. Fue en la década de los 90 que comenzó un segundo boom, más asociados al crimen. Allí comenzaron a hablar sobre el Chapo Guzmán o Miguel Ángel Félix Gallardo. Ya no era gente cantándole a los revolucionarios, sino a figuras del crimen organizado”, describe el reportero.

Junto a ello, narra las claves del corrido. “Surgieron distintas variaciones. De allí surgen los famosos narcocorridos, que ahora se ven en los corridos bélicos -estos últimos, en una mezcla de corridos, reggaetón y temáticas de violencia-. Desde 1985 hubo un esfuerzo en México para prohibirlos. No se tocaba en discotecas. Tenían una connotación negativa que cambió con el ascenso del corrido tumbado”.

Uno de los puntos del fenómeno, describe Balderas, está en cómo sus artistas “son parte de una generación que creció en medio de la Guerra contra el narcotráfico. Peso Pluma es hijo de la guerra. Él nace en Jalisco, zona donde inició este conflicto, datado el 11 de diciembre de 2006. Esta generación vio la guerra contra el narcotráfico a través de la ventana”.

“La mejor crónica de nuestros tiempos en México está en las letras de Peso Pluma, en Natanael Cano. Es la herencia que dejó la Guerra contra el narcotráfico. Lo que los diferencia de otros artistas como Los tigres del norte es que son influencers, en el sentido de que pueden influenciar las redes sociales”, añade.

Una realidad similar describe el sociólogo Jorge Ramírez Placencia, quien es profesor en la Universidad de Guadalajara. Así, aclara las razones del éxito de los corridos tumbados fuera de México, pese a sus orígenes relacionados al narcotráfico.

“El corrido tumbado ha evolucionado respecto a los corridos clásicos. Tienen una fórmula distinta, no todos, por el valor del mercado. Los creativos detrás de este género entienden que la fusión del corrido y los ritmos urbanos tiene gran aceptación. Su adaptación está en base a las exigencias del público internacional y presiones de censurar temáticas. Hay una adaptación para ser masivo”, dice el académico.

El periodista Óscar Balderas complementa esta aclaración. “Peso Pluma o Natanael Cano tienen la habilidad de no solo cantar sobre el narco. Los narcocorridos solo están en esa línea. El mejor ejemplo es Ella baila sola, que es una canción de conquista. El mensaje del que se hace a sí mismo. Puedes entregar corridos sin armas, limpias de criminalidad, pero está el mensaje: alguien que reta al sistema, que genera una identidad propia en base a la tenencia que va desde riquezas hasta mujeres”.

En una mirada de fondo la académica e integrante del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales Jenny Acosta de México analiza el fondo que está detrás de los corridos tumbados: “Surgen pensados como una mercancía, como un producto que hay que vender. Es una situación que no es exclusiva de la música mexicana, sino que es generalizada a partir del mercado cultural”.

Con ello, se refiere a uno de los puntos clave de los corridos tumbados, que es su arte. “Han dejado atrás la imagen del mexicano con botas, cinturón piteado y sombrero. Han abrazado la moda del rap americano, que es una imagen más común en el mundo. Una estética establecida, con más seguidores”.

Los corridos tumbados vuelan a América Latina

En fenómeno de los corridos tumbados no tardó mucho en migrar. Distintos referentes internacionales como Karol G logró darle una vuelta a las temáticas del género. “Amiga, deja solo a ese payaso / si le pagan por hacerte sufrir ya sería millonario / desde ahora se convierte en adversario / hoy salimos a beber si es necesario / nos tomamos las doscientas copas que hayan en la barra / nos subimos a cantar la “Tusa” hasta que todo se vaya /esta noche voy a cumplir con mi misión“, canta la artista colombiana en 200 copas.

Pronto, artistas chilenos se sumaron a este fenómeno. Un caso cercano fue el de Mon Laferte, quien realizó su propia interpretación de los corridos tumbados en No lo vi venir, de su disco Seis. Acompañada de guitarras y los tonos del género perteneciente al regional mexicano, la nacida en Viña del Mar conectaba e interpretaba su mirada sobre los corridos tumbados.

“Es una de las últimas que escribí para el álbum. La hice pensando más en la parte musical que la historia. Me gusta escuchar eso que llaman corridos tumbados, que es algo bastante nuevo. Me encantan porque mezclan el trap con guitarras y de 12 cuerdas y un universo más folclórico. Yo quería hacer mi corrido tumbado y la letra me salió como lo que estoy sintiendo ahora”, habló tras su salida.

Chile, los corridos tumbados y una historia de México

Fue en 2021 cuando Duran junto a Drago200 hicieron sonar los corridos tumbados en suelo chileno. Vamo’ a crecer fue uno de los temas con los cuales buscaban retratarlo. “La canción está en mi disco Pa’ la cultura, con distintos géneros de Latinoamérica. Hay de todo, y ahí están los corridos tumbados. Llegué a él gracias a Natanael Cano”, dice el artista recordando los pasos que lo llevaron a escribir la canción.

Su inspiración, aclara rápidamente, llega no solo por la música urbana, sino por la historia que une la música mexicana con Chile. “Crecí escuchando mucha música mexicana. Estaba Juan Gabriel, Ana Gabriel o Vicente Fernández. Nuestras generaciones piensan que el mundo comenzó con nosotros, pero el fenómeno de música latina no empezó con Despacito. México tiene una experiencia distinta con la cultura. Ellos quieren a sus artistas y a quienes vienen de afuera. Eso está en los corridos”, agrega.

Duran, artista chileno que innovó con corridos tumbados
Duran, artista chileno que innovó con corridos tumbados

En Vamo’ a crecer, Duran junto a Drago200 reinterpretan y recogen los elementos del corrido tumbado, llevándolo a la experiencia local. “Estamos subiendo y claro hay orgullo / pero no olvidemos nuestro suburbio / donde nacimos, donde nos criamos / donde aprendimos joseando a diario / el sufrimiento no es malo ni en vano / llegará pronto el día en que nos riamos“, dice la letra.

Al hablar de las razones que lo conectan, el hombre de Bulnes no titubea: “Mezcla hiphop, música urbana y música de barrio. Traspasa generaciones. El corrido tumbado es mucho más que solo la narcocultura, habla de la superación personal. Según mi perspectiva, es más que hablar de armas y drogas, es de buscar a los niños de los poblaciones y ver cómo salen de ellas. Me dejé llevar por este género”.

Algo similar a lo que narra el artista de Ñuble también lo describe Legaritmo. Leandro Martínez ha transformado a los corridos tumbados en su principal propuesta. Originario de Antiquina en la Región del Biobío, el músico ha trabajado casi exclusivamente el género.

“Fue a los 16 que descubrí Amor tumbado de Natanael Cano. En ese momento yo hacía otro tipo de música. Pero nunca me había sentido tan representado por algún género musical, pero cuando descubrí esta canción, empecé a buscar más y salieron todas de a poco. En 2020 entra de lleno la pasión de los corridos tumbados en mí”, afirma.

Sus razones, simples: los ritmos. “A mí me gustaba la guitarra de los boleros, pero también el hiphop. Entonces, cuando escuché esta unión… lo sentí algo muy sureño. En Chile se escucha harto ranchera, y tiene una relación, pero en verdad esto es algo urbano, más de nuestra época. Algo para jóvenes”, dice.

No le cuesta encontrar referentes nacionales de música mexicana: “Es que en el sur, de donde soy yo, se escuchan mucho géneros similares. Y ahí está, por ejemplo, Los charros de Lumaco, grupos cumbieros, que siempre resaltan”.

Y es que, tal como rememora Legaritmo, la música regional mexicana no es ninguna novedad en Chile. Eso bien lo sabe Marcio Toloza, voz de Los charros de Lumaco. El artista reconoce el impacto que tiene la música mexicana como inspiración en Chile, y los cambios que ha vivido.

“Es que en Chile siempre estuvo la música de México. La música ranchera siempre estuvo. Yo siempre tuve como referente a Los llaneros de la frontera, Los luceros del valle, Los reales del valle, Eliseo Guevara. Yo lo que intenté acá es darle otro swing, otro estilo. Por eso yo le digo: mezclé el tropical y la ranchera para darle otra luz. Hay cantantes que hacen lo mismo, y eso depende de quién está detrás del micrófono”, reflexiona.

Por ello, cierra con una reflexión que se ajusta perfectamente sobre la llegada de los corridos tumbados: “A la juventud le falta diferenciarse con su estilo, que marque con otro estilo. Con el tiempo vendría. Era cosa de esperar”.

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