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Desde comida de autoservicio hasta bencineras y peluquerías: la tendencia de cobrar propinas por servicios que no están dentro de la ley

En una tendencia se ha transformado la de denunciar y acusar a locales que hoy solicitan propina sugerida por servicios que no son exclusivamente de gastronomía. Desde peluquerías hasta bencineras aparecen en el horizonte de una práctica que, advierten instituciones como el SERNAC, están reguladas por la ley.

Por
Ilustración: Camila Cruz
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Yurema Bellosso no sabía que su reclamo por el cobro de propinas en Chile iba a volverse viral. El día estaba nublado, y el frío impregnaba las calles de la ciudad costera. Por ello, decidió entrar a una cafetería, donde pidió tan solo un café con leche. El costo: $3.100. Al momento de pagar, cuenta, pagó con un billete de diez mil. Lo que la sorprendió que es su vuelto eran $6.500.

“Yo al tiro dije, hueón, acá falta plata. Perdona, faltan $400. Me dice: ‘Es la propina’. Sé lo que significa la propina para un garzón, yo siempre doy. Lo que me sentó mal es que te cobran $400 si la propina es el 10% serían $310. Es una gilipollez. Lo que me sentó mal es que ni siquiera me preguntó si quería dejar propina. No po, uno debe preguntarlo”, describe ella.

Fue en 2014 que el Congreso Nacional aprobó la actual ley que obliga a los dueños de restaurantes, bares y locales afines a sugerir a los clientes dejar una propina de al menos el 10% del consumo. La medida con los años se extendió y se transformó en una realidad. Sin embargo, con el paso de los años la costumbre se traspasó no solo a gastronomía, sino a comida rápida, bencineras y servicios en general.

@yurecb Quiero saber que opinan? #chile #parati #fyp #fypシ゚viral #foryou #humor #testimonio ♬ sonido original – Yurema Bellosso

Así, Yurema no es la única persona que ha hecho este tipo de reclamos virales dentro de redes sociales. Un ejemplo de ello también lo tuvo Gustavo Contreras (33), quien en Twitter compartió el mal rato que le tocó vivir a raíz de negarse a entregar propina en un servicio: una peluquería.

“Había una peluquería a la que yo siempre había ido. Es una cara, y bueno, nunca me habían cobrado propina en verdad. Siempre iban subiendo el precio, y ya estaba en $20 mil. La última vez que fui me corté el pelo, llegué a la caja y me dicen: ‘¿Cuánta propina va a dar?’. Me descolocó el modo de la pregunta, porque no era si iba a dar no, sino cuánto”, describe Contreras.

Fue entonces que llegó el fondo del problema. “Apenas les comenté que no, que no iba a dar propina, pude ver cómo cambiaba el rostro de quien me atendía. De todos, en verdad. Antes me habían ofrecido agua, pero ahora me tiraron la boleta en la cara. Lo peor fue que después yo pregunté por el estacionamiento afuera, que yo sabía que tenía exento el pago si me daban un ticket, pero entonces me dicen: ‘Ah, no sé nada yo’. Entonces nunca volví a esa peluquería”, comenta.

“En Chile no se puede exigir propina obligatoria”

La realidad de la extensión de las propinas no solo está clara entre quienes denuncian, sino las instituciones del Estado. Ejemplo de ello ocurrió en febrero cuando Trabejita, figura pública dependiente del Ministerio del Trabajo, aclaró que el artículo 64 del Código del Trabajo indica específicamente que la solicitud sugerida de propina lo pueden hacerlo “garzones de restaurantes, cafés y similares”.

Consultados al respecto, desde el Servicio Nacional del Consumidor (SERNAC) aclaran específicamente los puntos de la ley punto por punto. El primero de ello es que “en Chile no se puede exigir la propina obligatoria. Los restaurantes, pubs, bares, cafeterías, discotecas y locales similares que atiendan público a través de garzones pueden sugerir a sus clientes una propina de, al menos, 10 % en cada cuenta. Pero el consumidor puede manifestar su deseo de no pagarla o un monto menor”.

Junto con ello, también aclaran el hecho de que en muchos lugares se ha transformado en una práctica común. “Las propinas se aplican también en aquellos establecimientos con atención al público como estaciones de combustibles u otros. Pero en su caso no es obligatorio sugerir el 10 por ciento, debiendo solo preguntar por dicha posibilidad”, aseguran.

O sea, complementan desde SERNAC, “la propina aplica cuando un consumidor recibe un servicio adicional de parte de trabajadores del establecimiento. Pero no si se trata de un local de autoservicio donde la persona solo recibe el producto o solo presta únicamente el servicio contratado. Como, por ejemplo, un corte de pelo“.

Uno de los ejemplos de cómo ha cambiado la perspectiva sobre la propina lo ejemplifica uno de los restaurantes más reconocidos de Providencia: el Baco. Ubicado en Nueva de Lyon 113, el local gastronómico es conocido por una política con sus trabajadores: en sus restaurantes no se aceptan propinas.

Su dueño, Frédéric Le Baux, tomó la decisión de no cobrar propinas en 2016. “Me costó bastante tomar esa decisión”, confesó al respecto una vez que se llevó a cabo la medida. Al ser consultado sobre su impacto y cómo ha cambiado desde entonces, es claro. Así, sin titubear, responde: “Es algo que va más allá de un sueldo fijo. Es por un sueldo formal y digno. Así es en Baco desde 2016 y no hay vuelta”.

Es así como realiza una pregunta sobre el fondo que tiene la discusión sobre las propinas: “¿Quién es el empleador? El que se tiene que encargar del sueldo, ¿es el cliente o la empresa?”.

De restaurantes a comida rápida, de comida rápida a bencineras

Cuando a Sofía Mezzano (22) le arrojaron el billete sobre la mesa tras intentar dar propina se sorprendió. Ocurrió en un restaurant en el Costanera Center. Cuenta no le preguntaron si agregaban la propina, que siempre fue algo que no estaba sugerido, sino que era parte del servicio.

“El problema es que yo estaba con una amiga. No teníamos $1.500 que salía la propina. Entonces le ofrecimos mil en efectivo a la camarera, los tomó y los dejó de forma muy pesada sobre la mesa. Entonces nos dijo: ‘No, gracias'”, cuenta la estudiante en pedagogía en inglés sobre una experiencia que, posteriormente, narró en su cuenta de TikTok.

Más tarde, poco antes de irse, cuenta que pidió una cajita para llevarse el resto de comida que había sobrado. “Claro, nunca llegó”, describe. “Cuando voy a la caja nos preguntan por qué no íbamos a dar propina, si acabo había sido mala la atención. Yo les dije la verdad: fue súper buena, pero no nos alcanzaba con la tarjeta. Fue entonces que nos dijeron que para qué queríamos tan buena atención si no la pagábamos”, añade.

Es así como Mezzano realiza una aclaración, una reflexión sobre este tema: “Nosotras sí íbamos a dar propina, fue un buen servicio. El tema fue que el formato y el total no nos alcanzaba. Yo siempre que puedo dejo propina, pero a veces uno solo considera el precio que tiene un producto”.

Con respecto a esto, desde el SERNAC aclaran este punto. “Los restaurantes y locales similares deben entregar un buen servicio, el que seguramente se premiará por los consumidores. Pero, en ningún caso la pueden exigir“, apuntan.

Es así como realizan una advertencia y recomendación para quienes viven malos ratos a raíz de estas actitudes. “Si los consumidores son obligados a pagar propina, la empresa comete una infracción a la Ley del Consumidor por cobrar un precio superior al informado, arriesgan multas de hasta 300 UTM. Esto es, casi 19 millones de pesos“.

El verdadero objetivo de las propinas

Osvaldo Andrade (PS) fue uno de los impulsores de lo que se conoce como la ley de propinas. La idea, que comenzó a potenciarse en 2013, llegó a puerto en 2014, cuando la aprobó el Congreso. Sin embargo, el propio exdiputado hoy analiza el verdadero foco que tuvo, en ese entonces, impulsar la normativa que hoy rige al país.

“El sentido de la ley era nítido: incorporar en la cuenta una decisión para el cliente que se llamó propina sugerida. Pero yo he encontrado ya varios negocios que no lo sugieren, que solo piden confirmación”, comienza describiendo.

Es así como, al ser cuestionado sobre qué piensa de que hoy se sugiera en otros servicios como peluquerías o bencineras, es rotundo. “No era el sentido de la norma. Al final, lo que logran esas empresas es eludir el compromiso del pago de una remuneración adecuada. La propina siempre fue al margen de la remuneración. Por eso es sugerida y es un fondo común que se busca distribuir entre todos, no solo quien atiende una mesa, por ejemplo”, comenta.

Y es que se trata de una observación que muchas personas que llegan a Chile observan de este fenómeno. Un ejemplo de ello es Pablo Matus (45). Nacido en Bahía Blanca, en Argentina, ha vivido en un tránsito entre Chile y el país trasandino. Pese a ello, aún hay cosas que lo sorprenden. Tal fue el caso que vivió en Valdivia a raíz de un cobro no informado de propina que compartió en TikTok.

Fue allí donde contó que en un restaurante recibió una cuenta que, de antemano, venía con la propina del 10% incluida en la boleta. Así, cuenta la impresión que le dejó la comparación de esta realidad entre Chile y Argentina. “Si bien yo tengo doble nacionalidad, después unos amigos chilenos me explicaron mejor lo de las propinas. Si un mozo o un garzón te atendió mal, obviamente le decís que no querés dejar propina”, describe.

“En Argentina las propinas son aún a voluntad. Si vos no querés dejar propina, lisa y llanamente no la dejas. No hay tickets de pago a la hora de abonar o cancelar, como dicen en Chile. La propina va como algo aparte”, complementa.

De modo cómico, con risas entre medio, reflexiona el fondo que tiene la discusión sobre las propinas. “La pregunta en esta cuestión de la propina sugerida es que el dueño del local que contrata garzones debiera pagarles bien por su pega. Uno no tendría que depender de una propina de un tercero. Si uno es dueño de un local, pues bueno, uno debe contratar con un sueldo base bueno, alentar al garzón a un buen ambiente y que así las propinas lleguen, ¿no?”.

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