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10 de Septiembre de 2023

Un vistazo a la televisión chilena antes del 11 de septiembre de 1973

Mireya Latorre

La televisión del 73, donde las series llegaban con más de medio año de atraso y con un estilo de trabajo duro y fatigoso porque aún no llegaba el video y todo era en formato de telecine.

Por Marcelo Sandoval C.

Eran los tiempos del blanco y negro. De los televisores Geloso, Bolocco, Westinghouse y Antú. De las lolas de Música Libre, de Jorge Yáñez caracterizando a Manuel Rodríguez y del diamante perdido de los Hermanos Coraje. Esta era la televisión que veíamos los primeros días de septiembre de 1973.

La pantalla chica también reflejaba los momentos álgidos que vivía el país, pero los espacios de entretención y esparcimiento continuaban muy vigentes en las parrillas programáticas de aquellos días y, sin duda, marcaban la pauta.

Así como actualmente, la mañana es el centro de la supuesta entretención o información de un variado público que se le atosiga con notas insulsas o sensacionalista cuando se producen desastres naturales, por aquellos días de agosto y septiembre de 1973, los programas de este tipo se emitían por las tardes.

La reina del bloque de las 14.30 horas era Mirella Latorre con su “Buenas Tardes Mirella”; un espacio que incluía todo tipo de segmentos dedicado al público femenino. Allí comentaban espectáculos María Inés Sáez, cocinaba la recordada Mónica (Mariana Salinas) y hablaba de libros y temas afines, Isabel Allende. Por su parte, la actriz Shenda Román decía “Vamos Mujer” entregando, en especial, recetas y consejos para adecuarse a los tiempos de escasez.

Mirella Latorre era una destaca figura del cine y el radioteatro de los años 60. Hija del escritor, Mariano Latorre había desarrollado una carrera en el mundo del espectáculo ganando el cariño de todo su entorno. Para muchos que la conocieron en su momento de esplendor, era la gran figura de la televisión chilena. Actuaba, animaba y también cantaba.

Condujo el bloque femenino en Canal 13, pero desavenencias, extra laborales –según algunos-–, la hicieron emigrar a TVN, donde su marido, el periodista Augusto Olivares, era el director general.

Su “Buenas Tardes Mirella” hizo historia; en especial, los días viernes cuando realizaba “Almorzando con Mirella”, la copia de los almuerzos que desde 1968 tenía en la Argentina, la diva Mirtha Legrand.

Mireya Latorre, para muchos, la mejor presentadora que ha tenido la televisión chilena: culta, inteligente, actriz de radioteatros, de telenovelas y conductora de televisión. 

En estas tertulias de comida, más de alguna vez muy frugal debido a los problemas de abastecimiento de la época, estuvieron estrellas como Ives Montand, Renato Salvatori (cuando filmaban “Estado de sitio”) los que se mezclaron con figuras como Daniel Vergara, ministro del gobierno del Presidente Allende y la estrella trimestral de moda de Música Libre, la lola Alejandra.

En una ocasión, -estando de viaje en México- Mirella, grabó un “Almorzando” en los estudios del antiguo Telesistema Mexicano (hoy Televisa) con la estrella de teleseries Saby Kamalich (“Simplemente María”) y la actriz mexicana, Silvia Derbez, que era conocida en Chile por caracterizar a la madre de Enrique Guzmán en una de las primeras series que el dramaturgo chileno Arturo Moya Grau realizó para los aztecas: “Una plegaria en el camino”.

Era el reino de la tarde de Mirella. Pero Canal 13, que en ese tiempo trataba de llegar a todo Chile con una gran campaña, no se quedaba atrás. La periodista María Elena Aguirre era la responsable de “Pasado Meridiano”, la competencia.

Seguían un mismo estilo. Acá cocinaba Laurita Amenábar, y se estrenaba en “Femineidades” la periodista Rosario Larraín.

Por la tarde, cerca de las 19.00 horas, la frecuencia 6, de la Universidad de Chile, bajo la dirección artística de Sergio Riesenberg tenía un programa de iguales características, con menos recursos, que animaba la cantante Doris Guerrerro (tía del director Herval Abreu) y el actor Emilio Gaete.

Las telenovelas

Estas producciones siempre han estado presentes en la pantalla local. TVN, antes de Mirella exhibía “La cruz de Marisa Cruces”, con Amparo Rivelles. Pero la que acaparaba la atención de todos era la novela “Lucía Sombra”, sobre una joven ciega criada por un pastor y que después era violada. La presentaba Mirella, antes de despedir su programa y la protagonizaba la joven debutante Ofelia Medina.

Canal 13 tenía su éxito de la tarde. A las 20.30 aparecían los “Hermanos Coraje”, una producción mexicana hecha con capitales peruanos que alcanzó sintonías increíbles en toda América Latina. La historia era simple: tres hermanos, de distintos caracteres, pero muy buenos, una madre sobreprotectora, una joven adoptada interesada en su medio hermano, otra bella muchacha que tenía doble personalidad y un gran diamante perdido, el principal leitmotiv de toda la historia. El mexicano Jaime Fernández y la bella Julissa eran la pareja protagónica. 

Los Hermanos Coraje fue la telenovela que estaba al aire en el momento del golpe y se extendió un par de meses más. Era casi obligatorio verla porque sólo el 13 estuvo al aire durante los 40 días posteriores al Golpe. Era una producción peruana mexicana con la historia de un diamante perdido.

Ambas novelas están en la retina de los todos los chilenos de esa época porque se extendieron más allá del 11 de septiembre y fueron en cadena para todo el país cuando, por esos días, Canal 13 se hizo cargo de la única emisión de televisión. Con toque de queda a muy tempranas horas, casi todos los chilenos que veían tele se preocupaban de la historia del diamante perdido. No había otra cosa que ver.

TVN transmitía de lunes a viernes, a las 21.30 horas, una miniserie histórica. Era la epopeya de “Manuel Rodríguez” con Jorge Yáñez en el rol principal y la dirección de Rodolfo Tosto. Una de las pocas series históricas importantes que se recuerdan de ese período. Aunque la más destacada, por su alto nivel de producción, se había presentado meses antes: “La sal del desierto”, una alegoría a los últimos días de Balmaceda y los problemas políticos de su tiempo con Luis Alarcón, Liliana Ross, Anita González y Héctor Noguera, entre otros.

Jael Unger en la miniserie “La sal de desierto”, un drama histórico ambientado en la Guerra del Pacífico con un grupo destacado de actores nacionales.

Dibujos animados

El conejo de la suerte y las aventuras de la tortuga D’Artagnan y Dum Dum eran los monos animados, como se les decía antes que habláramos de cartoon. También el Correcaminos y el Coyote, dibujos que tenían horarios vespertinos para su emisión, fueron ultra repetidos los días posteriores al 11 de septiembre.

Mientras TVN transmitía a las 17:30 horas “Pin Pon”, interpretado por Jorge Guerra y acompañado por el tío Valentín, en Canal 13 por las tardes no podían faltar los agradables y simpáticos engendros creados por Alejandro Navarrete: “El sapo y la culebra”, que cantaban la canción de moda. Pero, sin duda, que eran más para el público adulto que el infantil.

Música libre

Días antes del 11 de septiembre, el espacio creado por Mirta Furioso, Pepe Gallinato y Camilo Fernández había cambiado de animador y lo había hecho con polémica. César Antonio Santis, el conductor, decía en la prensa “que no estaba a gusto”. Mirta, la coreógrafa argentina, replicaba: “él estaba haciendo un triste papel”.

Entonces, la dirección de TVN nominó al joven animador sureño: Nelson Hoffman quien caló hondo en la juventud. Este espacio, entre los años 73 y 74, fue exportado a Costa Rica, país donde Hoffman continuó su carrera.

Los éxitos que bailaban los días previos al golpe de Estado eran “No me marcharé” del argentino Rabito, la canción número uno en ventas y popularidad de esa semana tan importante de la historia de Chile. Igualmente era coreografiado por los lolos del momento el tema “Ata una cinta amarilla al viejo roble” del grupo Dawn y la versión en español de Buddy Richard.

Este es Rabito, argentino y hoy un cantante de música cristiana. Antes fue ídolo pop y en Chile con su canción “No me marcharé” que bailaban los lolos de Música Libre ocupaba el lugar número 1 de popularidad en las radios la semana previa al 11.

El humor

Par Producciones, es decir, Pedreros, Alarcón y Ravani, la productora de este conocido trío de artistas tenía en pantalla un programa de treinta minutos llamado “Escape Libre”, y se emitió el jueves anterior al golpe de Estado. Eran gags e imitaciones. El grupo tenía otro integrante, el actor Francisco Soto y una de sus rutinas preferidas era imitar a Mirella Latorre.

Canal 13, en los viejos estudios de Protab de calle Tarapacá -donde más tarde existió una parada de buses a San Bernardo- grababa “La silla eléctrica”, que se transmitía a las 21.30 horas.

Los humoristas Manolo González, Jorge Romero, Alejandro Lira y Gabriel Araya se encargaban de hacer reír en esos momentos tan duros. Un espacio que logró pasar el día 11 y continuó en la parrilla programática de la vieja estación católica de calle Lira.

El sábado anterior al martes 11 de septiembre, Don Francisco hizo su clásica rutina con Mandolino y la foca -antes de ir a su show en el Hotel Carrera- y además presentó a la estrella promisoria de la época: Patricia Maldonado, quien había irrumpido fuerte ese año con el cover de la canción “Desde hace tiempo” de la italiana Milva.

Otra figura invitada al espacio de Kreutzberger era Gloria Benavides, quien sonaba en todas las radios con su “Princesita de luna”, tema de Scotie Scott.

Las noticias de la televisión chilena

Telenoche era el espacio de las 20.00 horas de Canal 13 -antes de “Los Hermanos Coraje”- que presentaba Pepe Guixé y María Teresa Serrano (madre de Felipe Bulnes y suegra de Carolina de Moras).

Pero las noticias centrales se transmitían a las 22.00 horas. Con Sergio Silva en TVN, y Pepe Abad, en Canal 6. Por supuesto, las tres estaciones representando las tendencias ideológicas que los identificaban.

En el horario de inicio de la programación de entonces, las 13.30 en TVN; las 14.00 en Canal13, y las 18.30 en Canal 6, se entregaban mini espacios de noticias. La apertura del canal del angelito estaba a cargo de una de las principales parejas de esos días: Gina Zuanic y Julio Pérez.

Seriales extranjeras

“Centro Médico”, acerca del mundo de los galenos, era una de las producciones que emitía TVN. Lo mismo que “Área 12” con las andanzas de dos policías de carretera.

En el 13, Jack Lord protagonizaba “Hawai 5-0”.  Aunque el fuerte del canal católico en material envasado eran sus “Noches de Estreno” de los días sábados, después de las noticias. Barbara Stanwyck y Cliffton Webb en una historia sobre el Titanic fue el largometraje emitido el sábado anterior al 11 de septiembre.

Entre las producciones importadas que llegaban a la televisión chilena y eran todo un éxito estaba “Patrulla Juvenil”, y se anunciaba el regreso de los nuevos capítulos de “Misión Imposible” con sus nuevos integrantes.

Otro programa favorito era “El mundo submarino de Jacques Costeau” y el show italiano “Senza Rete”, que mostraba a una joven Raffaella Carrá junto a un experimentado Gianni Morandi.

De España también había productos, uno de ellos era la serie “Diamante luna” que se emitía todas las tardes en TVN. Cuatro meses antes, se había exhibido en el mismo canal, pero en otro horario, una superproducción: “Martín Rivas”, de Blest Gana; serie que en algunos liceos de la época fue recomendada como materia de estudios para entender a este importante autor.

Así era la televisión en 1973. Con una cartelera en blanco y negro, con figuras que hoy están fallecidas o instaladas en otros países. Un estilo de trabajo duro y fatigoso porque aún no llegaba el video y todo era en formato de telecine, y donde en teleteatros los artistas actuaban en directo, cambiando de vestuario mientras estaban en el aire para continuar sus escenas.

Una televisión donde las series llegaban con más de medio año de atraso, y donde los periodistas escribían en máquinas antiguas y usando papeles de calco para obtener copias de sus escritos.

Una televisión nostálgica que algunos recuerdan con agrado, mientras las nuevas generaciones no pueden creer lo rudimentaria que era hace más cinco décadas.

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