Columna de Natalia Piergentili (PPD) | 18 de octubre de 2019: El pacto social aún pendiente

Mi 18 de octubre, como fecha que marca la historia de Chile, partió en el Palacio de la Moneda a eso de las 15.30 horas. Habíamos trabajado durante meses, académicos, representantes de universidades y personas dedicadas a los temas de descentralización -como yo- en la llamada Mesa Técnica de Descentralización, instancia conformada por el Presidente Sebastián Piñera a petición de parlamentarios regionalistas con el objetivo de dar recomendaciones para la formulación de una ley corta sobre la materia que ayudara a destrabar y acelerar el proceso.

A esa hora, todos los miembros de la comisión, muchos de ellos de regiones, que viajaron especialmente para hacer entrega de nuestro trabajo al Mandatario, esperábamos en un salón, entre incrédulos y preocupados, mientras algunos seguían llegando muy transpirados, ya que al cerrarse algunas líneas de Metro habían caminado desde los más diversos lugares de la ciudad.

Finalmente, y luego de más de una hora de espera logramos hacer entrega de nuestro documento a un Presidente que no hizo alusión alguna a lo que estaba sucediendo. Salimos de ahí estupefactos, tanto por lo que sucedía, como por que, a pesar de ello, se produjera igual la entrega formal del documento con fotografía oficial y todo, mientras Chile estaba iniciando lo que posteriormente se denominó como Estallido Social.

De esos días, el recuerdo más trascendental que tengo es la marcha multitudinaria del 25 de octubre, donde 1,2 millones de personas -solo en Santiago- salieron a las calles con pancartas que mostraban demandas diversas, las cuales se sintetizaron, al parecer de manera espontánea, en el concepto Dignidad.

No creo que nos hayamos equivocado en el Acuerdo por la Paz y Nueva Constitución del 15 de noviembre, pero sí, al pasar del tiempo, me he convencido que esa respuesta institucional debió ir de la mano de un pacto social que no podía esperar el proceso constitucional.

Simultáneamente a este, se debió legislar en acuerdos amplios y transversales sobre al menos salud y previsión. Percibo que los chilenos y chilenas demandaban de la política acciones, no sólo concretas y decididas frente a sus dolores, sino, además, tangibles en el corto plazo.

A cuatro años del 18 de octubre, y luego de dos procesos constituyentes, el primero fallido y el segundo con una gran interrogante en cuanto a su resultado. Tanto la pandemia que vino después, como el clima de discusión que se instaló a propósito del primer proceso constitucional y su resultado, sumado a la contingencia, han tenido un gran impacto y han producido un agotamiento ciudadano sobre la discusión constitucional, lo que también ha devenido en rabia y en una preocupante frustración, porque aquellos dolores por los cuales se salió a las calles no han tenido un cauce que permita visualizar una respuesta o un resultado en el corto plazo.

Por ello, y a diferencia de lo que señalan los populistas, no podemos abandonar la política. Muy por el contrario, debemos exigir de ésta que se sacuda de vicios, cuñas, poses y dogmas y se vuelque de manera generosa hacia los reales mandatos ciudadanos.

*Natalia Piergentili, vicepresidenta del PPD.