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Libros

19 de Enero de 2024

Cuentos sobre plazas: una selección en 100 palabras

Santiago en 100 palabras Ilustración: Camila Cruz

Las plazas es la temática de la selección de cuentos que han participado del evento literario y que son presentados por The Clinic y Santiago en 100 Palabras los viernes.

Por Santiago en 100 Palabras

La selección de cuentos de Santiago en 100 Palabras presentada por The Clinic cambia de día. Desde este viernes y todos los viernes, los mejores escritos que han participado del evento literario serán publicados en nuestro sitio web. En esta oportunidad los cuentos tienen como temática las plazas.

Inspírate en estas historias y participa en @santiagoen100palabras hasta el 30 de abril de 2024 en www.santiagoen100palabras.cl.

La verdad (Primer lugar)

Los miércoles vuelvo a mi departamento unas horas más tarde. Le comento al conserje algo a modo de excusa: «Hoy me junté con una amiga». Nunca me ha preguntado. Pero la verdad es esta: Voy al Parque Uruguay y me acuesto boca abajo en el pasto, con los ojos cerrados, inmóvil. Y espero hasta que las pelotas de fútbol rueden en mi espalda, la gente trote sobre mis piernas, los perros me huelan sin mover la cola. Cuando siento que estoy a punto de desaparecer, me levanto y camino por Andrés Bello, con las rodillas manchadas de tierra húmeda.                                 

Autor: Gabriela Flores Díaz, 30 años, Providencia.

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Me divierte caminar por lugares bonitos, pasto, bicicletas, gente con tiempo para pasear a sus cabros chicos rubios, juguetes nuevos y dulcecitos ricos. Pero el viaje de vuelta a Puente Alto es larguísimo.

Autor: Anahí Seguel Condori, 16 años, Puente Alto.

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Otoño                

Ha terminado la clase de música con mi maestro Nicanor. Han pasado dos horas desde que llegué a su casa, que mira coquetamente el Parque Forestal. Hace varios años que lo visito y desde aquí he visto cómo las hojas se desgarran de los árboles para formar una quebradiza alfombra de colores. Hace poco, al asomarme al zaguán para fumar un cigarrillo, sentí un pequeño gato que se frotaba contra mi pierna. “Es un gato vagabundo que viene a comer de lo que queda”, me explicó Nicanor. “Igual que yo”, pensé amargamente.                                               

Autor: Alexis Valdés, 17 años, La Florida.

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00.00

Los observé durante meses desde mi balcón que daba al Parque Bustamante. Vi que él la quiso y que a veces ella también lo quería.

Autor: María Francisca Llanos Mora, 25 años, Ñuñoa.

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Gente como nosotras

Me sentía más viva que nunca. Por primera vez había encontrado a la persona indicada. Caminábamos con nuestras manos entrelazadas, mientras nos mirábamos y esbozábamos una sonrisa. Escuchaba a lo lejos las risas de jóvenes que nos observaban. Algunas personas mayores nos miraban con una especie de asco en sus rostros. No comprendía qué ocurría, ¿quizá tenía mi polera puesta al revés? Nos sentamos en un parque, estaba lleno de parejas. Fue ahí cuando realmente me sentí desconcertada. El guardia se nos acercó, pidiéndonos que nos retiráramos del lugar, pues este parque no era para gente como nosotras.

Autor: Valentina Aguilera, 18 años, Calera de Tango.

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La silla de playa

Debajo del único árbol que da sombra en un parque inaugurado por el alcalde hace pocos años para contentar a los vecinos cansados de pasear entre el cemento y las pilas de basura que va dejando el río, una pareja se abraza en una silla de playa para uno.

Autor: Teresa Gottlieb, 65 años, Providencia.

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Superpapá

Superpapá va al cine con la familia, pero no tiene boletos para entrar. Entonces parten al parque a jugar a la pinta. Se hace de noche y Superpapá sube al cerro con su catalejo a salvar la ciudad.

Autor: Nicolás Molina Duarte, 6 años, Providencia.

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Un banquete inesperado

En Plaza de Armas, saliendo de la Catedral, vi bajo unas palmeras a una pareja sentada en un banco comiendo empanadas y mote con huesillo. Me senté cerca de una fuente, había palomas en el kilómetro cero. Las personas sentadas en el banco reían y disfrutaban, hasta que al hombre, en un descuido, se le cayó la empanada. Me di cuenta de que no le importó mucho. La pareja se fue de la Plaza al metro riendo, la mujer seguía comiendo su mote. Las palomas comían la empanada del suelo frente a la banca, disfrutándola como un gran banquete.

Autor: Diego Caballero Maquieira, 12 años, Las Condes.

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