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Libros

12 de Abril de 2024

Cuentos sobre comida chilena: una selección en 100 palabras

Ilustración: Camila Cruz.

La comida chilena es la temática de la selección de cuentos que han participado en el evento literario que The Clinic y Santiago en 100 Palabras presentan este viernes.

Por Santiago en 100 Palabras

Todos los viernes The Clinic junto a Santiago en 100 palabras presentan una selección de los mejores cuentos que han participado de este evento literario. En este viernes de abril, los cuentos son con temática de comida chilena.

Inspírate en estas historias y participa en @santiagoen100palabras hasta el 30 de abril de 2024 en www.santiagoen100palabras.cl.

La mente de mamá

Hace mucho calor, perfecto día para cazuela

Autor: Denise Ponce Fangmeier, 16 años, Las Condes.

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Crónica de una mujer esforzada

Apresurada en llegar a su lugar de trabajo, tomó su bolso y corrió a una calle principal para tomar un taxi, dijo al conductor que la llevara al barrio La Chimba, a las cercanías de la ribera del río Mapocho; La Vega Chica. Evadió charcos de agua, uno que otro hoyo, apiladas cáscaras de fruta, saludó a los que conducen los carretones, extranjeros, locatarios y vendedores ambulantes. Se colocó apresuradamente su delantal de trabajo e ingresó a un sector de la cocina; tomó harina, zapallo, manteca, sal y Royal, extraordinariamente rápido amasó, armó y frio sopaipillas. La jornada había comenzado.

Autor: Camila Medel Albornoz, 24 años, Recoleta.

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Las abuelas

En una tarde, con el sol arriba y la gota de sudor cayendo por mi mejilla, yo me sentaba en mi asiento mientras miraba la cazuela que mi abuela había preparado. En ese tiempo yo era una niña pequeña con mucha imaginación y creía que todas las noches, todas las abuelas del mundo se juntaban a predecir los días de mucho calor y las lluvias, que tenían un calendario para saber qué días hacer porotos, cuándo hacer lentejas y qué días era mejor una cazuela.

Autor: Sofía Huaiquifil Zúñiga, 12 años, La Granja.

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Mi mundo lleno de comida

Mi mundo está lleno de comida. Por ejemplo, el agua es de puré de papas y las sillas de madera son de cereales. La piel de las personas es de galletas y su ropa es de crema pastelera con manjar. Las casas y puertas están hechas de chocolate y las calles de porotos granados. Los autos son de donas. En la playa las personas se bañan en puré y se acuestan en azúcar. A mí me gusta mi mundo lleno de comida. Es lindo. Y es diferente porque es imaginario. Solo yo lo puedo ver. Nadie más que yo.

Autor: Valentina Araya González, 10 años, Puente Alto.

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Un gusto

Aún recuerdo la primera vez que probé las empanadas más ricas de mi niñez y confirmo que el que no las ha probado no sabe de lo que se pierde. Estas exquisiteces las venden en la estación Cal y Canto. No recuerdo bien el nombre del local. Sé que su fachada es amarilla y está en la primera esquina donde comienza el Paseo Ahumada, saliendo por la misma estación de metro. El olor se siente hasta en mi casa y eso que yo vivo en Conchalí.

Autor: Francisca Fritz, 12 años, Conchalí.

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Un banquete inesperado

En Plaza de Armas, saliendo de la Catedral, vi bajo unas palmeras a una pareja sentada en un banco comiendo empanadas y mote con huesillo. Me senté cerca de una fuente, había palomas en el kilómetro cero. Las personas sentadas en el banco reían y disfrutaban, hasta que al hombre, en un descuido, se le cayó la empanada. Me di cuenta de que no le importó mucho. La pareja se fue de la Plaza al metro riendo, la mujer seguía comiendo su mote. Las palomas comían la empanada del suelo frente a la banca, disfrutándola como un gran banquete.

Autor: Diego Caballero Maquieira, 12 años, Las Condes.

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