El complejo tercer intento del Partido Comunista por quedarse con la testera de la Cámara de Diputados

Era el 7 de noviembre de 2022 cuando la entonces ministra Segpres, Ana Lya Uriarte (PS) fue vista celebrando efusivamente el triunfo oficialista en la Cámara de Diputados, acompañada del diputado Diego Ibáñez (CS).

La situación no era menor: el oficialismo había conseguido obtener la presidencia del órgano a través de Vlado Mirosevic (PL), tras tensas semanas previas en donde el liderazgo no estaba asegurado.

No obstante, la situación dejó a una víctima: a Karol Cariola (PC), quien hasta antes de Mirosevic era señalada como la encargada de ese puesto —pero que se frustró debido a su participación en el plebiscito del 4 de septiembre de 2022 como vocera de la opción “Apruebo“—, y al Partido Comunista (PC), que perdió su posibilidad de presidir la Cámara.

Este último escenario podría volver a repetirse, al menos, en el caso de la tienda política. Y es que este lunes es cuando los integrantes del órgano deberán definir una nueva mesa directiva, en lo que ha sido una confusa discusión entre diputados sobre quién será el nuevo jerarca de la Cámara Baja. Lo anterior ocurre luego de que parlamentarios del Partido Demócratas anunciasen que no continuarían con el acuerdo administrativo que habían suscrito previamente entre otros partidos no alineados con el oficialismo.

La incógnita escaló cuando el Partido de la Gente (PDG) acusó su turno en la presidencia de la Cámara. Sin embargo, ello generó la molestia del PC, quienes han manifestado que esta les pertenece a ellos, dado que, al intento fallido de Cariola en 2022, se sumó otro en 2023.

A mediados del año pasado, la Democracia Cristiana (DC) y el PC firmaron un acuerdo conjunto, en donde el PC cedió su intento de alcanzar la presidencia para “seguir dando gobernabilidad“.

De ese modo, el diputado Ricardo Cifuentes (DC) fue erigido como presidente de la Cámara, mientras que a la tienda liderada por Lautaro Carmona (PC) se le cedió una vicepresidencia, la cual cayó en manos de la diputada Carmen Hertz (PC).

La DC con ese acuerdo también se comprometió a que la presidencia el periodo siguiente —es decir, el actual— a los comunistas, lo que, en ese entonces, ya había generado reparos en el PDG (que actualmente solo cuenta con dos diputados militantes de los seis con los que se estrenaron en el Congreso).

Es por lo mismo que la jornada de hoy es vista como clave e incierta, puesto que se avizora una disputa voto a voto, en donde el ganador deberá alcanzar los 78 votos —la mayoría absoluta— y, de ocurrir una derrota del oficialismo, significaría un nuevo escenario negro para el actual ministro Segpres, Álvaro Elizalde (PS), quien también fue testigo de cómo los partidos de Gobierno perdieron las riendas del Senado.

Joanna Pérez, la alternativa de la oposición para la presidencia de la Cámara de Diputados

El nombre que se ha instalado para suplir los anhelos del PC, ante la eventual ruptura del acuerdo administrativo, es el de la exDC y actual Demócratas, la diputada Joanna Pérez.

Pérez arribó al Congreso en 2018, bajo un cupo de le brindó su partido en este entonces, la DC. Allí, inclusive, llegó a ser vicepresidenta nacional de la colectividad. De hecho, para su reelección —en 2021— acudió bajo el alero de Nuevo Pacto Social, alianza que incluyó a la DC junto a otros partidos que componen el actual Gobierno.

No obstante, tras ser nuevamente electa, renunció al partido liderado por Alberto Undurraga (DC) para inscribirse al recientemente conformado Partido Demócratas.

“Sería una tremenda y gran presidenta de la Cámara. Tiene competencias y construye acuerdos. Y qué mejores ejemplos que su rol en la Comisión de Crimen Organizado que lideró, o la batalla de defensa de Huachipato que ha conducido en estos días. Sin lugar a duda, es una gran líder”, señaló en tres preguntas a The Clinic la presidenta de Demócratas, la senadora Ximena Rincón, sobre Joanna Pérez hace unas semanas atrás.

Asimismo, ante el posible quiebre del pacto administrativo, la timonel señaló que el remplazo del PC en la presidencia no responde a un problema con las personas. “Esto no se trata de un anticomunismo básico y de manual. Es ver dónde están los acuerdos civilizatorios mínimos para sostenernos dentro de una democracia”, argumentó.