Javier Gómez Santander, el cerebro detrás de “La Casa de Papel”: “Lo primero que le tienes que preguntar al personaje es cuál es tu dolor”

Entre le 17 y el 20 de abril se realizan en Chile la décima versión del Mercado de Industrias Culturales del Sur (Micsur). Un evento organizado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, que es un espacio para el intercambio de productos y servicios culturales de América del Sur. Dentro de sus expositores destaca Javier Gómez Santander, jefe de guionistas y coproductor ejecutivo de “La Casa de Papel”, la exitosa serie de Netflix.

El español comenzó su carrera como periodista, pero el destino tenía planes más grandes. Nacido en Cantabria -al norte de España- en 1983, se desempeñó como hombre del tiempo y condujo un programa político en la televisión española, donde destacó por su humor y su peculiar manera de contar noticias. “Lo bueno de ser periodista es que pruebas tus textos en público desde el primer día, eso es una escuela muy buena”, dice en conversación con The Clinic. “El tipo de programa que yo hacía era un programa que iba muy rápido, donde pasaban muchas cosas”, agrega.

En paralelo, nunca dejó de escribir. Su primera novela, “El crimen del vendedor de tricotosas”, fue publicada en 2015, y le mostró al mundo su habilidad para mezclar la ironía y la crítica con la ficción. De hecho, su gran cambio de carrera se produjo después de que uno de sus lectores lo invitara a tomar un café en Madrid. El fanático era nada menos que el director Álex Pina, reconocido en España como el gran gurú de los guionistas del país.

Aunque nunca había escrito un guion, ni visto uno en persona, Pina le propuso escribir el nuevo proyecto en el que estaba trabajando. Se trataba de una historia llamada “La Casa de Papel”, que en tan solo unos años daría vuelta el mundo y se convertiría en la serie de habla hispana más vista en la historia de Netflix.

Antes de conquistar al mundo, “La Casa de Papel” tuvo un éxito moderado en su país. Javier Gómez Santander cuenta que en un principio no podía convencer ni a sus amigos de verla. Todo cambió cuando Netflix adquirió los derechos para transmitir la serie. El streaming distribuyó las dos primeras partes el 25 de diciembre de 2017 en todo el mundo.

El éxito de “La Casa de Papel”

Con la exitosa historia ya finalizada, hoy el español comparte algunas claves para poder destacar en la industria audiovisual, planteado que la ambición debe ser uno de los motores principales para poder conseguir objetivos. “Yo creo que a la hora de escribir a todos nos cuesta el mismo dinero abrir la computadora y ponernos a darle. Es verdad que los estadounidenses tienen un mercado que es muy grande en presupuestos, pero la realidad es que luego las cosas no viajan tanto por presupuestos, viajan por verdad”, dice.

El español destaca que la primera temporada de la “La Casa de Papel” “se vio igual” que las siguientes, pese a que inicialmente tuvieron un presupuesto nacional y que luego fue creciendo. “¿Por qué? Porque estaban hechas con el mismo tejido humano. Todo el mundo estaba dando lo máximo de la gente de guion, los actores, los directores”, plantea el español, quien dará una charla el próximo 19 de abril en el Museo Nacional de Bellas Artes, a las 17:00 horas.

“Luego, hay otra cosa que es creer en lo local. Nosotros hicimos una serie pensando que España iba a ser nuestro público exclusivamente. No pensamos en cómo se sentirá esto en otros países, si lo entenderán o no. Pero ahí nos dimos cuenta de algo que es que, si escribes, escribas de lo que tienes cerca y de lo que sabes. Y ahí es donde nos hacemos universales”. comenta.

Según Javier Gómez Santander, no hay que hacer grandes planes –“eso se lo dejamos a Marvel”, dice-, y que sus productos viajan “en códigos de emoción y de verdad”. El guionista destaca que “La Casa de Papel” entraba “con la misma sentimentalidad y el mismo código de emoción en Turquía, en Túnez, en Italia, en Chile, en Argentina, en México. Es verdad que el mundo anglosajón entró en una oleada un poco más lenta, pero tenemos un territorio de simetría sentimental muy extenso”.

Otro de los factores que influyeron en el éxito de la serie de Netflix fue la construcción de los personajes de la serie. Los ladrones logran conectar con el público porque todos dejan claros sus deseos e intenciones. “Lo primero que le tienes que preguntar al personaje es cuál es tu dolor. Al tener claros los dolores de esos personajes, es con lo que empatizas. Empatizas con que Nairobi es una madre soltera que no ve a sus hijos, empatizas con esos dolores que son tan universales y tan humanos. O que el profesor añora a su padre o que es una historia de dos hermanos. Son dramas muy universales que todos o hemos vivido o conocemos muy de cerca”, dice el español.

Antes de ser recogida por Netflix, “La Casa de Papel” estaba pensada como una serie limitada del canal Antena 3. Al ser un proyecto de televisión, Gómez y los demás guionistas iban escribiendo los capítulos a medida que avanzaba el rodaje. Esto repercuto bastante en la trama, ya que permitió que se hicieran cambios que ayudaron a darle más humanidad a la historia.

—En retrospectiva, ¿crees que fue lo correcto trabajar así o te gustaría haberlo hecho distinto?

—Ya no permiten hacerlo así, pero es una escuela clásica de las televisiones. Por ejemplo, las telenovelas lo hacen así. Tú empiezas el rodaje con tres o cuatro capítulos en nuestro caso, pero un capítulo se rueda más rápido que de lo que se escribe. Entonces te van cogiendo. Cada vez están más cerca y terminas la temporada idealmente llegando al mismo tiempo. No puedes parar nunca una unidad de rodaje porque claro son 75 o 100 personas dependiendo, entonces es una presión muy grande.

Pero tiene una ventaja también y es que escribes en una naturaleza que está viva. Desde prácticamente el primer día nosotros ya sabíamos cómo era Pedro Alonso haciendo Berlín, entonces, poco a poco, las frecuencias se igualan. Tú también naturalmente ves por dónde va mejor un personaje porque lo estás viendo ya como espectador, aunque tengas que ser crítico. Estás recibiendo todo eso y dices, ‘uy, cómo funciona esto’, ‘uy, qué bien queda la comedia’, ‘qué complicidad tienen estos dos actores’. Entonces, naturalmente les vas escribiendo más escenas, pero tu vida se convierte en un infierno de estrés.