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25 de Mayo de 2024

La reconstrucción de la Casa Colorada y el Palacio Edwards en riesgo: el dispar estado de conservación de históricas edificaciones en el Día del Patrimonio

Casa Colorada antes de su restauración

Más de dos millones de personas se esperan para que realicen distintas actividades este Día del Patrimonio. Conocer los monumentos nacionales es lo que, según los especialistas, ha hecho que el estado físico y material del patrimonio esté en el ojo de la ciudadanía. The Clinic analizó el estado de dos emblemáticas edificaciones de Santiago: el Palacio Edwards y la Casa Colorada, dos inmuebles patrimoniales en un estado de conservación diametralmente opuesto, y a través de ellos se puede analizar el estado del patrimonio nacional, el mismo del que el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio reconoce que existe una legislación obsoleta que no considera la manutención y restauración de muchas edificaciones que pueden llegar a tener más de 400 años de antigüedad. ¿Cuánto y cómo se invirtiendo en restaurar la historia del país?

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Años después del fallecimiento de Agustín Edwards Ross (1987), exministro de Hacienda de José Manuel Balmaceda, su esposa María Luisa Mac-Clure vendió uno de los mayores orgullos de la familia al Partido Liberal: su casa. La obra, que fue bautizada con posterioridad como Palacio Edwards, inició su construcción en 1888 en Santiago por encargo de Arturo Edwards, padre de Agustín. Según consignan documentos publicados en el Ministerio de Bienes Nacionales, fue uno de los primeros ejemplos de edificación hecha de hormigón armado en Chile. 

Un año después de juntarse con el arquitecto Juan Eduardo Ferhman, Arturo Edwards murió. Por eso su viuda, Juana Ross y su hijo Agustín Edwards Ross, fueron los primeros que ocuparon el lujoso palacio. Tras la venta del palacio al partido Liberal, la construcción vivió momentos de gloria, el lugar se convirtió en el Club de Septiembre, un lugar social que funcionó a la par con el Club de la Unión y el Club Hípico, iconos de la República Parlamentaria que consiguieron su apogeo durante la presidencia del liberal Arturo Alessandri Palma. En el Club Septiembre los partidistas iban a gozar entre fiestas, alcohol y juegos de azar.

La debacle del palacio comenzó en 1950, la caída popular del Partido Liberal se tradujo en deudas provocaron que vendieran el lugar a diversos comerciantes. En los 70 las peluquerías y tiendas que daban vida al palacio debieron salir por problemas estructurales. 

Foto: Fernando Imas. Interior del Palacio Edwards en 2015.

Desde ese momento el deterioro del palacio fue incrementando, con dos grandes terremotos entre medio, el más grave de ellos del 2010, que provocó daños irreparables y que significaron que desde el 2018 el palacio quedara en completo desuso, situación que se mantiene hasta hoy.

Otra edificación de importancia histórica para el país es la Casa Colorada, ubicada a pasos de la Plaza de Armas, en calle Merced. Esta casa fue la residencia del presidente de la Primera Junta de Gobierno, Mateo de Toro y Zambrano. También funcionó como cuartel general del Ejército Patriota de Bernardo O’Higgins y José de San Martín después de la Batalla de Chacabuco, donde se juntaron a dirigir algunas batallas del sur. 

La Casa Colorada, que tardó diez años en construirse, fue inaugurada en 1779 como la primera casa de dos pisos en Santiago. Un hito innovador. Hoy, y a diferencia del Palacio Edwards, la Casa Colorada constituye un ejemplo del cuidado al patrimonio.

El inseguro momento del Palacio Edwards

Han pasado más de 50 años de la primera gran crisis estructural del Palacio Edwards. “Estuvo a punto de desaparecer”, relata el conservador Mario Rojas, recordando que la orden de demolición ya había sido ejecutada cuando en 1973, el historiador y diplomático Mario Barros Van Buren solicitó reconsiderar la decisión y lo logró, pues se consagró como Monumento Histórico ese mismo año.

Ya siendo un Monumento Histórico, el Ministerio de Relaciones Exteriores se hizo cargo del palacio en 1976. Junto a la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile, lo restauró para recuperar el piso y las pinturas originales. Entonces, se convirtió en la Academia Diplomática de Chile Andrés Bello, de la calle Catedral 1183, en la comuna de Santiago.

Pero en 2010, con el terremoto, la estructura y el interior sufrieron daños irreparables. Fue recién en el 2018 que la academia cambió de sede dejando el Palacio Edwards sin uso. 

Desde el Ministerio de Relaciones Exteriores, entidad que administra el monumento histórico, indican que su desalojo se debió “principalmente por temas de seguridad, debido a que los daños estructurales presentes en el edificio constituían un riesgo para el usuario“.

“Es una pena, porque el palacio es espectacular”, lamenta el conservador Mario Rojas. “Siempre es complicado aunar las voluntades de las autoridades y organismos competentes para lograr sacar a flote la recuperación de un edificio de estas características“, agrega.

Lo cierto es que aún no hay fecha para el inicio de la restauración del palacio, menos para una eventual reapertura. “La preparación de antecedentes para la licitación se encuentra en la Dirección Regional Metropolitana de Arquitectura del MOP para contratar la Consultoría de Diseño”, agregan desde el ministerio. O sea, el proyecto de restauración ha tenido reuniones preliminares, pero aún no presenta un proceso de intervención al Consejo Nacional de Monumentos.

Habrá que seguir esperando. Los especialistas en restauración entrevistados por The Clinic aseguran que “aún se conservan muchos espacios de enorme calidad ornamental, como el invernadero con su cubierta de vitrales. O los salones principales pintados por Aristodemo Lattanzi, dice, mencionando al pintor nacido en Italia pero radicado en Chile desde su infancia, que se encargó de la decoración completa de la Basílica del Salvador de la calle Huérfanos y también, fundó la primera Sociedad Nacional de Bellas Artes en 1918.

El expectante momento de la Casa Colorada

A diferencia de lo que ocurre en el Palacio Edwards, la Casa Colorada es un ejemplo de proyecto en restauración donde, según cuenta el director de proyecto, Andrés Mosqueira, “se logró hacer un trabajo financiado 100% por el Estado para la recuperación de uno de los edificios más importantes de nuestra historia en Santiago”.

La Casa Colorada está lejos de haber sido “la casa típica chilena” del siglo XVIIi. Es más, según Andrés Mosqueira, director del que hoy es el Museo de Santiago Casa Colorada, asegura que lo brillante del monumento está en “lo moderna que era su ingeniería para la época”.

“Esta casa fue anti-sísimica desde un comienzo”, indica Mosqueira. “Ha soportado 14 terremotos desde el siglo XVIII y por eso siempre se creyó que estaba hecha de piedra. Pero, picando en la fachada durante la restauración, los ingenieros descubrieron dos muros de ladrillos originales, probablemente, los primeros que llegaron desde España. Además, estaban separados por cinco o seis centímetros, para evitar que el calor saliera y el frío entrara. O sea, que su arquitecto Joseph De la Vega ya pensaba en climatización en esa época”, agrega.

“Su apertura es fundamental para la capital, una ciudad debe contar su historia y la ausencia de este museo en los últimos años, ha afectado enormemente la oferta cultural y turística de Santiago”, señala Mario Rojas sobre la Casa Colorada. La fecha de re-apertura del museo aún no es exacta, pero Mosqueira asegura que “durante el tercer trimestre de este año podremos tener noticias”.

Hoy, el único espacio 100% original de la casa es su fachada. Como fue construida por volúmenes, en los años ochenta, se removió todo lo que estaba viejo y a mal traer en el volumen central y los dos pisos, dejando el frontis y los balcones intactos. Esa fue la última gran intervención del museo.

Andrés Mosqueira, quien lleva el proyecto de restauración desde el 2008, recuerda que cuando por primera vez recibieron fondos del Banco Interamericano de Desarrollo, cambió para siempre el destino de la casa. 

“Antes del terremoto del 2010 nuestro proyecto se concentraba en ejecutar el lucimiento de la estructura. Después de eso, tuvimos que juntar recursos para restaurar el museo completo. Nos demoramos una década en conseguir el financiamiento. Fue el Gobierno y la Municipalidad de Santiago los que confiaron”, cuenta hoy.

Andrés Mosqueira, director del Museo de Santiago Casa Colorada.

Como la fachada era la reliquia más grande y antigua del edificio, encontrar el tono original del color rojo se convirtió en una de las primeras misiones para los restauradores. En 2020, se excarvó en las paredes con instrumentos delicados utilizados en la ortodoncia, hicieron varios análisis de laboratorio y una estratigrafía. Luego la llevaron a la Pinacoteca de la Universidad de Concepción. Ahí, encontraron el pigmento rojo de óxido de hierro creado en 1780 que le había dado su primer color a la casa. Y el de hoy.

A la fecha se han invertido $2.300 millones de pesos en la recuperación completa de la estructura y la museografía. Gran parte de la inversión se ocupa en historiadores, asistentes, artistas, museógrafos y arquitectos. El equipo humano, tuvo que ingeniárselas para resolver las problemáticas de una época que ni siquiera tenía agua potable o sistema de alcantarillado para crear un museo colonial pero con tecnología de punta.

Juan Jiménez es hoy el encargado de extensión del museo y ha sido el constructor del relato museográfico desde un inicio. Enfatiza en que “el museo es un constante encuentro entre lo análogo y la tecnología, que no interviene ni desarma, sino que potencia”, mientras muestra los diaporamas de las escenas de la conquista de Chile que son un patrimonio en sí, pero que ahora incluyen luces y sonidos en cada espacio que sirve como hogar eterno de la escena.

Desde los 80 y hasta 2010, el museo tenía cinco salas y recopilaba la historia de Santiago hasta el siglo XIX y los comienzos del siglo XX. Hoy tiene ocho salas y relata el siglo XXI hasta donde lo conocemos, pero además, tiene una pantalla que crea proyecciones a futuro. Se inspiraron en los sistemas de museos modernos pero que conviven con “lo análogo”, como el Museo de Quito en Ecuador y el Museo de Liverpool en Inglaterra.

De hecho, las reliquias arqueológicas que datan del 1700, están expuestas con un resguardo de acrílico moderno. Se puede sentir que uno no está lejos de las piezas, aunque sean muy valiosas. Hay un pedazo de los primeros tajamares de piedra del Río Mapocho, que se encontró durante la construcción de la Costanera Norte. También de un acueducto sólido que da cuenta de un moderno sistema de abastecimiento de agua para la época -no solo eran acequias-. Éste fue encontrado a la altura de Santa Ana, durante la extensión de la Línea 5 del Metro de Santiago.

Cuando el museo abra, contará con sistemas de audio-guía en tres idiomas, sistema Lazarillo para una navegación apta para personas con ceguera y, bancas de tamaño pequeño para que niñas y niños se sienten e interactúen durante todo el recorrido. Se estima que durante el próximo trimestre de este año, ya habrán noticias para su inauguración. “La gente no cuida lo que no quiere y no quiere lo que no conoce. Por eso buscamos que puedan reconocerse en su historia”, dice Mosqueira.

El Estado del patrimonio en Chile

El Día del Patrimonio celebra 25 años de convocar a los chilenos en torno a los monumentos históricos. El año pasado, registraron un récord de casi 2 millones y medio de visitas en más de 2.000 actividades desplegadas por todo el país. Para 2024 no se espera menos, el evento del 25 y 26 de mayo ha sido difundido por instituciones, empresas, establecimientos educacionales y miles de personas en redes sociales.

Pero puede que no sea solo el panorama de este fin de semana, sino el patrimonio en sí lo que está provocando una revolución en cuanto a cómo la gente acostumbraba a valorar los edificios históricos. 

Estamos encontrando en torno al patrimonio un bálsamo social, un espacio que no es nuestra casa, pero que es nuestro. Recién nos estamos empezando a dar cuenta de eso, a sentirnos acogidos”, reflexiona Fernando Imas, conservador y restaurador de bienes culturales de Estudio Brügmann.

Es innegable el interés y cercanía que miles de chilenos tienen con el patrimonio. Para él, lo que vivió Chile con la pandemia “fue tremendo”. Tanto, que opina que aún no somos capaces de procesarlo, pero sí de actuar de manera distinta frente a lo que conocíamos antes.

“Murió demasiada gente y empezaron demasiadas peleas de todo tipo. Pero, de alguna forma, la gente empezó a encontrar unión y abrazo en lo histórico. Hoy, sobre todo la nueva generación, está interesada en conocer el patrimonio de nuestro país. Lo que uno conoce, lo quiere. Y lo que uno quiere, lo cuida”, continúa Imas.

Foto: Lautaro Ruminott. Interior Museo de Santiago Casa Colorada, 2024.

A 2023, se registraron 1.088 monumentos históricos en el país, según el Atlas del Patrimonio en Chile, publicado por el Observatorio Cultural del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Los monumentos se han concentrado principalmente en tres regiones: la Región Metropolitana (272), la Región de Valparaíso (130) y la Región del Maule (490).

En cuanto ha avanzado la demanda por visitar y conocer el patrimonio, el estado y la restauración en el que se encuentran edificios que llegan a tener más de 400 años, cobra relevancia a los ojos de la ciudadanía

La ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Carolina Arredondo, asegura que “más que tener mucho o poco -patrimonio-, lo importante es que exista un Estado que permita sostener las actuales necesidades, requerimientos y protecciones que éstos demandan”.

Arredondo también se refiere a los mecanismos que tiene el Estado de Chile para determinar qué lugar puede ser un monumento y cuál no, pero, reconoce que se están quedando cortos en mantenerlos y recuperarlos. 

Si bien contamos con una legislación relacionada al patrimonio (1970), ésta se encuentra obsoleta y se enfoca principalmente en la regulación de los monumentos y el Consejo de Monumentos Nacionales”, explica la ministra. 

“Hoy estamos impulsando una nueva Ley de Patrimonios que permita un mejor resguardo, protección, promoción, gestión y salvaguardia de los patrimonios tanto en su dimensión material como inmaterial”, agrega.

Fernando Imas ha trabajado hace casi 20 años como restaurador y ha visto crecer la demanda por visitar el patrimonio en Santiago. “Cuando partió el Día del Patrimonio, fui a la Embajada de Inglaterra para que el mismo embajador nos hiciera una visita. Éramos dos personas y no llegaron más. Hoy las filas cruzan varias cuadras de la Alameda”, cuenta. 

“Por lo mismo, hoy es necesario que se cambie la forma de entender la restauración y conservación del patrimonio. Hay que partir por el problema más grande, que son los recursos”, dice.

El conservador relata por qué muchas veces la restauración de monumentos es un círculo vicioso que involucra mucha espera y gastos. “Si yo tengo una casa que era de mis abuelos que fue declarada monumento nacional y se daña o no está restaurada, hay que avisar al Consejo De Monumentos. Entre que determinen qué se puede según el daño, pasa una eternidad”, explica.

Luego viene la municipalidad y te pasa un parte por tener el monumento en mal estado. Pero tampoco pudiste hacer nada antes. Si haces algo por tu cuenta y pintas la pared blanca pero no roja como era en un principio, otra multa”, continúa.

Foto: Lautaro Ruminott. Pilar exterior del Palacio Edwards, 2024.

Qué se necesita para restaurar

Desde el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), el Secretario Técnico del consejo, Erwin Brevis, explica que la institución está encargada de la “la protección y tuición del patrimonio cultural y natural de Chile, pero no está dentro de sus atribuciones la posibilidad de mantener o intervenir directamente los monumentos”.

Efectivamente, el CMN declara e identifica los monumentos como tales a través de un decreto suscrito al Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Pero la restauración que requiere una intervención, está en manos de sus respectivos administradores según la Ley 17.288. “Luego de eso, el consejo pasa a evaluar los proyectos de intervención y determina si se aprueban, se rechazan o hay indicaciones”, agrega Brevis. 

El sistema de recuperación entonces, no sería rentable para administradores o dueños de los bienes patrimoniales sin recursos.

Mario Rojas, director de Proyectos Corporación Patrimonio Cultural de Chile, señala que para que el Estado invierta en la recuperación de un monumento, deben reunirse varios factores: “Por un lado tiene que existir la voluntad de los organismos competentes. Luego la formulación de un buen proyecto y que demuestre que habrá un impacto en la comunidad que lo use en el futuro”.

Eso pasó con la Casa Colorada, pero no todavía con el Palacio Edwards. Son dos edificios históricos del centro de Santiago, uno del 1779 y el otro de 1898. Ambos tuvieron los daños más severos de su historia tras el terremoto del 2010. Uno está pronto a volver a abrir sus puertas tras 13 años de restauración. El otro, no tiene fecha para comenzarla.

Cómo Chile ha cuidado su patrimonio en el nuevo siglo

La inversión pública para el patrimonio es compleja. Existe, pero con términos y objetivos de proyectos muy específicos. Fernando Imas explica que, a su juicio, hay un desorden generalizado en este tema a nivel financiero.

Su hipótesis, es que falta un Estado que invierta más en proteger y restaurar el patrimonio. No solo en declarar los lugares como monumento. “Lo primero que tenemos que hacer es darle un giro rentable al patrimonio. Nadie le va a inyectar dinero a algo de lo que no saque retorno. Lamentablemente así funciona el mundo hoy día”, comienza a explicar. 

Según el Atlas de Patrimonio 2023, entre 2011 y 2020 fueron declarados “históricos” la mayor cantidad de monumentos en nuestra historia: 260. Tiene que ver con una mayor inversión en este tema, pues esa época está situada en medio de la alianza público-privada más relevante para la protección y puesta en valor de zonas e inmuebles con protección legal de los últimos 20 años.

Se llamó “Programa Puesta en Valor del Patrimonio”, que funcionó entre 2008 y 2014. El mismo que aportó fondos entre 2008 y 2010 para comenzar a restaurar -aunque una parte mínima- las reliquias de la Casa Colorada.

Todo comenzó con un préstamo de 100 millones de dólares, otorgado por el Banco Internacional del Desarrollo (BID) a la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo (Subdere). El plan era garantizar beneficios socioeconómicos en “la protección y puesta en valor de zonas e inmuebles con protección legal”, según el informe publicado en 2014. Especialmente, en los bienes patrimoniales que requirieron la creación y manutención de un plan de gestión. 

Durante esos 6 años, la subsecretaría trabajó con los Gobiernos Regionales, el Ministerio de Obras Públicas, la DIBAM y los Municipios. Lograron incluir 238 proyectos públicos y privados sin fines de lucro que necesitaban  estudios, diseños y obras. La inversión en esos años fue la más alta del periodo que registra el Atlas en total: casi $77.000.000 de pesos. 

Después de que el BID dejara de entregar sus aportes en 2014, el programa terminó y las inversiones en patrimonio disminuyeron. El Estado asumió el control del financiamiento de la puesta en valor del patrimonio y se enfocó en proyectos que tuvieran la aprobación de los Consejos Regionales. Fue así hasta 2021, cuando se presentó el primer Plan Nacional de Patrimonio Cultural 2021-2026. 

La época de más avances en restauración

El Atlas del Patrimonio muestra los avances totales en protección del patrimonio entre 2008 y 2021. Durante esos 13 años, hubo un presupuesto total de $257.391.610 de pesos para financiar 377 proyectos a nivel nacional. Los pagos anuales de la ayuda del BID se detuvieron en 2014, pero según el Atlas, lograron subvencionar proyectos durante 13 años —hasta 2021—. 

Durante el peak de los recursos disponibles entre 2008 y 2017 la Región Metropolitana fue una de la que más proyectos de restauración implementó. De 29 proyectos previstos para los 13 años, en esa época se adjudicaron 23, con una inversión de $11.598.545. El informe detalla que esa fue la época en que se habilitó el Mirador del Santuario Nacional de Maipú, en el Templo Votivo, un mirador de 66 metros de altura y con espacio para 300 personas.

Al analizar los números a nivel general, Valparaíso tuvo la mayor cantidad de dinero invertido en proyectos en esos 13 años. Valparaíso usó un 17,7% del presupuesto. Hubo un total de 45 proyectos con $45.484.172 de inversión. Nuevamente, fue entre 2008 y 2017 donde más se invirtió: 35 proyectos con $21.873.385 en total para esa época. En 2019 y 2020, no se invirtió en ningún proyecto. Pero en 2021, se invirtió en 7, con $17.380.414

Con esa inversión, se logró restaurar el Teatro Pompeya de Villa Alemana en la Provincia de Marga Marga y la Escuela Granja Agrícola en el mismo predio de la Casa Pedro Aguirre Cerda, en la Provincia de los Andes. Hoy, ambas casas son parte del Centro Histórico y Cultural Pedro Aguirre Cerda.

La Región del Maule fue la segunda beneficiada hasta 2021, usando un 17,4% del presupuesto en esos 13 años. $44.718.943 de pesos en un total de 35 proyectos. La Capilla Nuestra Señora del Carmen de Batuco fue uno de los proyectos emblemáticos. Declarada Monumento Histórico en 2008, en 2012 se inició su recuperación y recambio, por ser “quizás el modelo de iglesia fundacional más representativa y antigua del territorio del secano del Maule, según el informe de la Subdere de esa época. 

Como la ayuda del BID había desaparecido, entre el 2018 y el 2021 comenzó un desorden entre la cantidad de dinero invertida y la cantidad de proyectos concretados. Por ejemplo, en el Maule se usó un 17,4% del presupuesto ($44.718.943) para 35 proyectos. Mientras que en Arica y Parinacota se protegieron 71 proyectos, más que en todas las regiones durante esos tres años. Pero solo recibieron un 4,1% del presupuesto ($10.555.164).

Foto: Lautaro Ruminott. Patio Casa Colorada, 2024.

El dinero que tenemos hoy: Los cinco fondos para restaurar y proteger el patrimonio

Entre medio del Programa para la Puesta en Valor del Patrimonio, se crearon cinco fondos distintos para inyectar más dinero a la conservación de los monumentos históricos. El Atlas 2023 hace un consolidado de la inversión total del Estado en protección del patrimonio. Ésta, a través de los fondos entre 2018 y 2021.

Se trata del Fondo Programa Sitios de Memoria; el Fondo de Patrimonio Cultural; el Subsidio de Sitios de Patrimonio Mundial; el Fondo para el Mejoramiento integral de Museos; el Fondo para el Mejoramiento Integral de Bibliotecas Públicas y el Fondo para el Fortalecimiento de Organizaciones Patrimoniales. 

Estos cinco fondos, aportaron un total de 880 proyectos hasta 2021. Las regiones con mayor número de proyectos son la Metropolitana (152), Valparaíso (138) y Los Lagos (90), según el Atlas del Patrimonio. Pero de nuevo, a pesar de tener muchos proyectos, eso no significa que estas regiones hayan tenido el mayor número de inversión. 

La Región del Maule -una vez más- tuvo un 27% del presupuesto total de los fondos para la protección del patrimonio. Lo usaron en 34 proyectos. Mientras que Valparaíso, tuvo el 20% para 138 proyectos, la Región Metropolitana un 10%, para 152 proyectos y Los Lagos, 4,9% para 90 proyectos.

¿De qué depende que se invierta más plata, pero se hagan menos proyectos? La gobernadora actual del Maule, Cristina Bravo, explica que el presupuesto asignado a la restauración del patrimonio en nuestra región, está relacionado con lugares de culto muy antiguos. Eso encarece los costos. Tenemos muchos de estos sitios, lo que es un orgullo para todos los maulinos“, dice.

En esa región, el valor patrimonial es grande. Un ejemplo es La iglesia de Huenchullamí que se construyó en 1580 por misioneros Jesuitas, uno de los templos más longevos de nuestro país. También está la Parroquia San José de Pelarco de 1786, la más antigua de la región.

Un monumento que está actualmente en restauración en la región es la Parroquia de San Ambrosio de Chanco de 1835. Luego del terremoto del 2010 quedó en mal estado. Según consigna la gobernadora, se logró empezar a reparar “solo después de al menos 5 cambios en el proyecto y aumentos de presupuesto, alcanzando en la aprobación final un monto de 2.600 millones de pesos co-financiados entre el  Gobierno Regional y el Gobierno Central”.

Todos estos fondos siguen existiendo hasta hoy. La mayoría ofrece más de mil millones de pesos en total, salvo el de la memoria y el de patrimonio mundial, que ofrecen casi 700 millones.  El de Patrimonio Cultural, ofreció casi un total de dos mil millones en 2023. 

El camino de la inversión para la restauración toma muchas vueltas, pero desde el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, informan que las posibilidades de financiamiento sí han aumentado desde la pandemia, a pesar de la crisis. Aunque, solo para museos, bibliotecas y archivos regionales “En 2020, se creó el Plan de Infraestructura Patrimonial, que considera para este 2024 más de $20 mil millones en proyectos de construcción, habilitación, ampliación y conservación de monumentos de estas características”, consignan.

Finalmente, el Consejo de Monumentos Nacionales tiene un fondo para la ejecución de obras de emergencia en Monumentos Nacionales. O sea, aquellas que permiten detener el deterioro mientras están a la espera de una restauración. En 2023, invirtieron un poco más de $430 millones en 12 obras. Algunas destacadas, fueron el cortafuegos del Palacio y Parque Vergara en Viña del Mar y la reparación del Puente Confluencia sobre el Río Ñuble.

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