Política
25 de Noviembre de 2024El rechazo a los políticos confrontacionales y el debate sin filtro: expertos analizan derrotas de Navarro, Hoffmann y Francisco Orrego
Una sensación política distinta a la de 2021 es la que Rodrigo Pérez de Arce y Eugenio Tironi argumentan como el motivo por el cual candidatos disruptivos en sus discursos —como María José Hoffmann (UDI) o Alejandro Navarro (Ind.-FRVS)— no lograron imponerse en la elección concluida este domingo. En todo caso, no se ciñen a que el escenario se mantenga así definitivamente.
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“Ha ganado la moderación por sobre la polarización. El diálogo por sobre el insulto”.
“Ganó el diálogo y perdió la política de la polarización y los discursos de odio”.
Esas fueron parte de las declaraciones que emitieron dos de las tres autoridades más votadas en el país desde 2021. La primera respondió a Claudio Orrego, reelecto como gobernador regional de la Región Metropolitana. La segunda, en tanto, provino del Presidente Gabriel Boric, quien comentó los resultados de la elección de gobernadores regionales desde el Palacio de La Moneda.
Las frases tuvieron un denominador común: la moderación. Y es que la derrota de algunos candidatos distinguidos por su forma de hacer política generó el comentario de Orrego y Boric. En el caso del primero, tras vencer a Francisco Orrego (RN) —a quien su equipo de campaña lo apuntó de ser una persona que insultaba—, el ex democratacristiano aprovechó su discurso ganador para levantar ese punto.
Bajo esa denominación —de candidatos disruptivos— calificaron otros dos más, identificados por analistas de la plaza. Tales fueron los casos de María José Hoffmann (UDI) en Valparaíso, que resultó derrotada por Rodrigo Mundaca (Ind.-FA), y Alejandro Navarro (Ind.-FRVS), superado con creces por Sergio Giacaman (UDI) en el Biobío.
Por lo mismo, ante los resultados ilustrados por ellos —al que se suma también la derrota de Iván Poduje en Viña del Mar—, rápidamente se tomó la impresión de que la moderación pareciera ser lo que prevalece en los electores.
Para Rodrigo Pérez de Arce, uno de los elementos centrales que podrían explicar dicho comportamiento radicó en el voto obligatorio. El investigador de Faro UDD mencionó a The Clinic que “la composición del electorado cambió de manera muy diametral“.
Ello lo mencionó considerando que en las elecciones de 2021 —que incluyeron municipales, parlamentarias y presidenciales— la participación fue baja, girando en torno al 40%. Por ese entonces, la participación en los comicios era voluntaria.
Hoy en cambio, los porcentajes rondan superan el 80% desde que se implementó el voto obligatorio.
Para Eugenio Tironi, en cambio, la sociedad chilena, “aunque a algunos les moleste lo que uno diga, está viviendo un nivel de mayor reequilibrio, de mayor normalización en términos políticos. Por ende, hay más participantes por el voto obligatorio. Y habiendo segunda vuelta, la tendencia es que los candidatos más radicales o extremistas sean derrotados“.
Eso sí, tanto Pérez de Arce como Tironi reconocen que en 2021 hubo un momento particular en la elección de liderazgos en las urnas. “El primer proceso constituyente fue de momentos donde hubo muchísima radicalidad en la política. Un momento de impugnación del orden establecido”, considera el investigador de la UDD.
Para el asesor comunicacional, el 2021 “fue un momento de mucha euforia en un sentido o del otro. Un momento donde las pasiones estaban a flor de piel“. Junto con salir de la pandemia, Tironi argumenta que “había una erupción de emociones indóciles. Había más espacio, más aceptación para discursos antisistema”.
“Hoy no los hay. Hay un clima de cierta resignación, de algún grado de pesimismo, que hace que la gente no deposite demasiada expectativa en la política ni en los políticos ni tampoco en las elecciones. La población prefiere inclinarse por lo conocido. Una inclinación por el stablishment“, sugiere.
¿Moderación hasta cuándo?
“Nunca digas nunca”, menciona Pérez de Arce al referirse al tiempo que puede perdurar la aparente desafección hacia candidatos sin filtro. Ello lo señala poniendo de ejemplo a los “países que pensábamos que eran tremendamente robustos”, los que han mostrado “que pueden tener un giro en su trayectoria muy marcado. Por ejemplo, Estados Unidos se había vacunado con (Donald) Trump en su primer mandato. Y vuelve con mucha fuerza”.
“Me parece que hoy puede haber habido una especie de pause o tregua, pero no descartaría que en el futuro pudieran aparecer actores así”, selló.
Tironi menciona algo similar. “No se puede proclamar una ley definitiva, porque las cosas van cambiando”, señala, aludiendo a cómo, por ejemplo, la Lista del Pueblo hizo suya el primer proceso constitucional o el Partido Republicano con el Consejo Constitucional.
“Depende los momentos que está viviendo la sociedad“, suma. “La moderación nos duró por lo menos 20 años desde los ’90. Después lentamente se fue desgastando. Ahora estamos recién partiendo un nuevo ciclo, que es una cuestión que le debe mucho a este Gobierno”, retoma.
Y cierra: “En esta elección hubo una reducción de los liderazgos confrontacionales. Pero, yo no los daría por muertos de ninguna manera. Sobre todo porque este tipo de liderazgos disruptivos, polarizadores, se nutren de los fracasos de la democracia por salir adelante y resolver problemas“.