Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Cultura

27 de Abril de 2012

Nicanor, el vecino

Ilustración: Marcelo Calquin Vecino, aquí en el barrio estamos muy contentos con sus premios, sentimos que usted prestigia a nuestra comunidad. Al menos los que estamos enterados de lo del Cervantes, del Rulfo y otros, incluido el Nacional de Literatura, así lo sentimos. Aquí las autoridades no han inflado mucho su premio, porque están preocupados […]

Por

Ilustración: Marcelo Calquin

Vecino, aquí en el barrio estamos muy contentos con sus premios, sentimos que usted prestigia a nuestra comunidad. Al menos los que estamos enterados de lo del Cervantes, del Rulfo y otros, incluido el Nacional de Literatura, así lo sentimos. Aquí las autoridades no han inflado mucho su premio, porque están preocupados de sus negocios particulares, ya sean campañas electorales o inauguraciones de inversiones extranjeras. El otro día todo el rasquerío parlamentario, don Nica, más el picante gobernador y toda la basura ministerial, y los concejalitos tristes, sin faltar nuestro divino alcalde, estaban en la inauguración de la Maersk, una empresa de contenedores.

¿Por qué inauguran ese tipo de cosas, digo yo, si son privadas? Disculpe, don Nica, que me aproveche de usted para denunciar a nuestras autoridades corruptas que promueven negocios de otros para beneficiarse. Menos mal que usted es medio parco cuando le vienen a dorar la píldora las autoridades, como que los manda a la chucha a su estilo. Imagínese si usted le diera la pasada a un alcalde. Y más lo que huevean con el litoral de los poetas. ¿Ningún operador de CORFO ha hablado con usted al respecto, don Nica? Puta los huevones frescos. La municipalidad y estos perros están esperando el momento de los buitres. Usted que sabe, don Nica, ¿por qué son así los chilenos?

¿Recuerda que una vez en Barrancas, bajo una llovizna persistente, producida por el repentino ingreso de la vaguada costera, usted me habló, quizás deba decir me predicó, sobre Hamlet, señalándolo como el care’ raja chileno, que no es capaz de tomar una decisión, excepto la comisión de daño. Muy buena lección. ¿Recuerda que una vez que caminábamos por Barros Luco, frente a la gobernación, lo vieron casualmente unas autoridades nacionales y locales, que bajaron a saludarlo y le prometieron que escribirían en la entrada de San Antonio esta frase de su hermano Roberto, a pedido suyo: “A San Antonio me vine con mucho placer”? Y no cumplieron. Ellos pautean no más, se aprovechan de lo que hacen los otros, pero a la hora de los quiubos no pasa nada.

Usted fue profe igual que muchos de nosotros y en su obra eso se ve plasmado en imperecederas imágenes de la pesadumbre. Putas que hay que tener estómago para ser do(e)cente, don Nica. ¿Cuándo fue que nos fuimos a la chucha? Creo que en alguna de nuestras juntas invernales conversamos algo de la voluntad de canon y de lo tontos solemnes que son los cara de chilenos, hasta que se les asoma el lado B o Z y dejan la zorra. A usted le llamaba la atención el grado de agresividad lingüística del carerrajismo chilensis, a la hora de una simple plática. Fue en esa ocasión que yo le comenté lo del antipiropo recogido en un edificio en construcción del puerto: “Quién se lo pone mijita pa’ ir a chupárselo”. La succión corría por el lado de una suplencia del placer del otro. Oblicuidad que imaginamos propia de un habla portuaria, algo retorcida, pero, por sobre todo, creativa.

Y a propósito de cultura, el otro día vino a San Antonio la Sinfónica de Chile, don Nica, fue bonito porque estaba todo el pueblo. La orquesta fue traída por los prestamistas de Coopeuch y había muchísima gente en el gimnasio del Comercial, para que vea usted que la gente consume el buen arte. Me hubiera gustado compartir con usted la escena cuando la gente reconoció la Quinta de Beethoven (el platapapán), fue apoteósico. El único problema es que las autoridades aprovechan estas oportunidades para hacer proselitismo político. ¡Qué ordinarios!

La última vez que nos vimos, colega, usted escuchaba el tango de Gardel “Madre hay una sola”, algo hablamos sobre eso, en el contexto de un envío suyo a España, y concluimos que la independencia nunca nos convino (que es una de las lecturas mapuches posibles), al menos la de la primera colonia, porque la neoliberal es otra cosa. De repente nos podríamos tomar un vinito con una cazuela, porque me gustaría comentarle algunas cositas, cuestiones que usted me predijo que me iban a ocurrir, usted que sabe. Porque de alguna manera su estrategia poética también le sirvió como sistema de sobrevivencia, y ahí usted me podría echar una manito, porque aquí yo no la paso muy bien. Aquí hay mucha gente enferma del hoyo don Nica, ¿a qué cree usted que se deba que haya tanto saco de huevas arriba del palto en este país, jefe?

Porque así como usted se gana el Cervantes, que es lo mismo que ganarse un Shakespeare (haciendo la inversión), yo en la inversamente proporcional no me gano ni el premio municipal, don Nica. Espero algún consejo a modo de ayudita, pa’ no ser tan infeliz con esto de la escritura.

Notas relacionadas