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Nacional

18 de Febrero de 2014

Axel Kaiser arremete en contra del chaqueteo: “Es un impuesto psicológico y fomenta la mediocridad”

Axel Kaiser, en su columna de este martes a El Mercurio, se refiere esta vez al concepto “chaquetear”, y admite que en Chile no existe un “ambiente amigable con el éxito ajeno”. Además, agrega que cuando se confunde este término con la preocupación por la meritocracia “solo se empeora todo”. “Chaquetear”, según la Real Academia […]

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Axel Kaiser, en su columna de este martes a El Mercurio, se refiere esta vez al concepto “chaquetear”, y admite que en Chile no existe un “ambiente amigable con el éxito ajeno”. Además, agrega que cuando se confunde este término con la preocupación por la meritocracia “solo se empeora todo”.

“Chaquetear”, según la Real Academia de la Lengua Española, significa “impedir por malas artes, normalmente el desprestigio, que alguien se destaque o sobresalga”. Kaiser afirma que en nuestro país esta práctica existe y que todos son conscientes de ello. “Para nadie es un misterio que en nuestro país el éxito ajeno, lejos de ser celebrado y promovido, es usualmente disminuido y desacreditado”, sostiene.

En la columna, se refiere al informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) del año 2002, el cual abordó este problema de la siguiente forma: “La sociabilidad conflictiva tiene uno de sus orígenes en la envidia, esto es, en la dificultad para reconocer el valor del otro sin sentir una desvalorización de lo propio. El chileno reacciona mediante el descrédito del otro como manera de asegurar la propia estima”. Para Kaiser, las palabras de Isabel Allende en 2011 cuando dijo que Chile era el país que más la criticaba, dan cuenta sobre la problemática analizada por el PNUD.

“No es que en otros países no haya personas chaqueteras. El punto es que, en general, a diferencia de otras culturas, especialmente las desarrolladas, en Chile no tenemos un ambiente amigable con el éxito ajeno. Esto, de más está decirlo, no es sano ni constructivo para nadie, menos aún para aquellos que desean surgir”, expresa.

Además, añade que “confundir el chaqueteo con la preocupación por la meritocracia solo empeora todo” y pone en duda lo que muchos dicen sobre las personas más exitosas de nuestro país: que carecen de mérito y no merecen lo que tienen.

Para Kaiser, la actitud que debiera tomar una “sociedad de personas decentes no es la de odiar, decalificar, atacar o despreciar a alguien por la suerte que ha tenido, sino la de alegrarse porque a esa persona le ha ido bien y ver, con ánimo de amistad cívica, cómo hacer para mejorar la condición de aquellos que aún tienen mucho por progresar”.

Es esa misma línea, agrega que “los que más chaquetean” a Isabel Allende no son sus lectores, sino que son intelectuales chilenos y personas cercanas al círculo al que pertenece. Pone de ejemplo al gerente exitoso de una empresa, quien según él, es más chaqueteado por otros gerentes que por sus empleados, y a Alexis Sánchez, quien “ha debido experimentar en carne propia el chaqueteo de otros futbolistas o gente del círculo deportivo de su ruta al éxito”.

Kaiser considera que es imposible evitar el chaqueteo en nuestro país, y señala que “pensar que una sociedad más igualitaria resolvería en buena medida el problema del chaqueteo es una ilusión, salvo quizás si efectivamente lográramos un orden social en que absolutamente nadie pudiera destacarse o sobresalir en ningún sentido”.

Asimismo, recalca que el chaqueteo tiene su origen en un problema cultural que debe ser resuelto por cada uno y es el claro reflejo de la poca seguridad de los chilenos. “Es un problema de educación en el sentido amplio del término y es, sin duda, una de las razones de por qué Chile muestra tener uno de los índices de confianza interpersonal más bajos del mundo”.

Considera que este fenómeno es un “impuesto psicológico” al progreso económico, social y cultural, pues “fomenta la mediocridad”.

Para finalizar, concluye diciendo que el mayor desafío que tenemos como país es “terminar de una vez y a todo nivel con la cultura del chaqueteo que tanto deteriora la convivencia y la confianza entre nosotros. Porque una cosa es clara: de poco nos servirá toda la riqueza e igualdad del mundo si el bien o la buena fortuna de nuestros semejantes son antes causa de envidia y amargura que de alegaría y admiración”.

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