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Cultura

27 de Diciembre de 2018

Dulce y Agraz, cantante: “Yo hablo de cómo me hacen sentir las situaciones complejas que una tiene que vivir por ser mujer”

Si Daniela González (20) hubiese optado por el camino tradicional, probablemente Dulce y Agraz no existiría. Las exigencias del colegio le impedían dedicarle el tiempo suficiente a su música, por lo que debió tomar una decisión antes que todo se derrumbara: “Hice cuarto medio con exámenes libres, pero alcancé estar un mes en el colegio. Y en ese mes me di cuenta que ya no podía. El proyecto estaba demasiado avanzado, si yo no me dedicaba al disco ese año, no lo hubiera logrado.” comenta. Y aunque para algunos puede sonar algo arriesgado, hoy Dulce y Agraz está complementamente dedicada a la música. Se ha presentado en escenarios de alta convocatoria, siendo el Color Night Lights uno de ellos.  En plena preparación para su show en La Cumbre del Rock 2019, la artista se toma unos minutos para conversar de su nuevo disco, de los aciertos y desaciertos en su carrera y todos los aprendizajes que ha adquirido en este vertiginoso camino.

Por

¿En qué momento de tu vida aparece “Trino”?

“Trino” es un álbum que llegó justo cuando necesitaba un nuevo aire dentro de la música, porque estaba muy cansada de lo que estaba haciendo. Por otro lado, me sirvió mucho personalmente porque es un disco que habla de mis emociones, lo cual me fue útil para estar pendiente de mi inteligencia intrapersonal y todo eso.

¿Cómo ha sido la recepción?

Ha estado súper buena. Creo que no he tenido comentarios malos, o por lo menos nadie me ha hecho una mala crítica respecto a la calidad del disco o de las canciones en sí.

Este trabajo vendría siendo el más profesional de tu carrera.

Sí, osea “Trino” es un trabajo más grande en todo sentido. El disco fue grabado en Estudios Triana y Estudios del Sur. Fueron dos años de composiciones. Es mucho más profesional que mi EP anterior.

En una de las canciones del disco colaboras con Princesa Alba, cantante que revoluciona la escena local del trap. ¿Cómo fue reunir ambos mundos?

No fue tan difícil. Yo creo que la música de la Trini (Trinidad Riveros, conocida como “Princesa Alba”) y la mía no están tan lejanas, porque aunque ella esté en un mundo súper trapero, creo que también tiene una influencia muy fuerte del pop, al igual que yo. Entonces ese es el punto donde conectamos. Fue súper fácil que se diera el hit porque nosotras nos conocimos en Ruidosa y ya teníamos conversado el tema de trabajar juntas.

A propósito Ruidosa, un festival con un cartel completamente femenino, ahora te presentarás en la primera Cumbre del Rock con paridad de género, ¿qué opinas?

Es bien importante, y más que eso creo que es crucial. Obviamente estoy muy de acuerdo con que la Cumbre se haya puesto las pilas con eso, pero me decepciona un poco el hecho de que estén recalcando tanto que es un festival paritario, porque nosotras nunca deberíamos agradecer derechos fundamentales, como lo es que las mujeres tengan un 50% de las oportunidades. Agradezco la oportunidad, porque entiendo que antes no existía, pero todavía me hace ruido que la publicidad se haya direccionado a que “este año es más importante porque ahora hay mujeres”; osea sí, es importante, pero preferiría mil veces que se prestara atención en quiénes son estas mujeres más que en videos de ellas agradeciendo que ahora tienen la oportunidad de participar. Siento que todavía nos ponen en el punto débil.

¿Te hace ruido que se le llame cuota de género al hecho de incluir mujeres en los festivales?

Sí, me da lata que se destaque tanto que “nos están regalando algo”, ¿cachai? como si nos estuvieran haciendo un favor. Siento que tiene un enfoque de verdad moralista. De la producción me han pedido mucho videos agradeciendo a la Cumbre o preguntándome qué me parece que la Cumbre sea el primer festival paritario de Chile. Siento un poco oportunista la publicidad del festival.

Eres joven, mujer y de región: ¿sientes todo aquello como una “desventaja”?

Pucha. Obviamente sí, es más difícil. Estar en la Cumbre fue una de las razones por las cuales me sentí más orgullosa de mí porque yo todavía no lanzaba el disco cuando me llamaron. Para mí todo eso es muy cuático. Pero, pucha, lamentablemente el camino es más difícil no porque alguien te impida cosas, si no porque te cuestionan. Yo logro las metas igual, pero cuestionada y juzgada, siempre tratando de demostrar el doble, porque nunca me puedo apropiar de mi mérito, el mérito nunca es sólo mío, sino de los hombres que me rodean y que me ayudan también. Muchas veces el mérito no me pertenece a ojos de los demás. Esa es la parte difícil.

¿Sientes cierto adulting por parte de tu entorno?

Sí. Sufro mucho de adulting. Por eso te digo que siempre logro las cosas igual pero juzgada y cuestionada. Generalmente mucha gente también me decía, se me cuestiona por ser demasiado joven para festivales como el REC o el Colors Night Lights. Creen soy demasiado joven para sacar un disco como el que saqué, por lo tanto el mérito no es mío, sino de mis productores.

Pero tu también produces, ¿verdad?

Eh, sí poh’.

Ese trabajo en las mujeres es súper invisibilizado igual. La misma Rosalía, por ejemplo, muchas veces ha tenido que salir a defender su disco y explicar que ella misma participó en la producción de este.

Claro, por ejemplo ahora en la ronda de prensa que hemos tenido casi todos los medios me han preguntado: “¿y quiénes son los músicos que te acompañaron y ayudaron a hacer el disco?”, antes de preguntarme cuál fue mi proceso del disco. Siempre está esa pregunta por delante. Se presume que el éxito es de un hombre. Como que a veces me preguntan directamente: “¿cuál es el nombre del productor que te ayudó a hacer el disco?”. Se asume que es un hombre, se asume que el crédito es de él.

Denise Rosenthal, Javiera Mena y Amanitas son algunos de los nombres que han decidido configurar su equipo sólo con mujeres. ¿Te incluyes en eso?

Trabajo con hartas mujeres porque en verdad trabajo con mis amigas. Tengo ese privilegio de poder elegir y estar rodeada de amigas que son muy secas, muy capas en sus trabajos y que me apañan siempre. El hecho de que en la portada por ejemplo el equipo de trabajo haya sido sólo de mujeres o que mis videos sean dirigidos por mujeres es como una coincidencia, porque en verdad son mis amigas.

Tu carrera ha ido en ascenso. Primero eras tú quién gestionabas las entregas de tus EP. Y ahora cuentas con un álbum de estudio y has teloneado al mismísimo Noel Gallagher en el Color Night Lights.

Pucha, realmente no me he puesto a pensar en eso porque de lo único que me he dado cuenta es que mi ritmo de vida ha cambiado. Tengo una carga de trabajo mucho mayor, pero me pone contenta, porque obviamente me gusta mucho lo que hago. Y me gusta mucho que mi vida ya no tenga que repartirse en otras cosas. Lo único que hace falta ahora es que se me retribuya de la forma que corresponde por eso, ¿cachai? Pero eso es un tema como más de la industria.

¿Puedes decir que vives de la música?

Sí, pero no como quisiera. Igual es difícil. Por lo menos puedo decir que soy capaz de hacer eso solamente.

****

Hacer cosas grandes a corta edad despierta sensaciones contrariadas. Algunos, felicitan. Otros, lo consideran arriesgado y sugieren esperar a tener la madurez suficiente antes de embarcarse en una empresa. A Daniela González eso no le complica. Si bien está consciente de que sufre diariamente lo que ella misma denomina como ‘adulting’, no le ha sido impedimento para continuar haciendo su música, “dando cara”, como dicen por ahí.

-Tuve problemas toda la media por la carga de responsabilidad que tenía. El colegio nunca me apañó con mis cosas porque nunca entendieron…¡Ahí está el adulting!. A veces les explicaba a los directores que, no sé, estaba preparando el lanzamiento de mi EP y me calzaba con las pruebas, y ellos me miraban con esa cara de: “chiquitita, tiene sus hobbies”. Me sentí muy denigrada por el sistema en el fondo. Y eso porque siento que nunca se me tomó en serio. Mi mamá también se sentía muy criticada por los profesores y directores, porque casi que era una mala madre por permitirme enfocar mi energía en la música en vez de priorizar los estudios. Ella siempre entendió que mi prioridad en la vida era mi proyecto y toda esa parte fue muy difícil y complicada. Me hizo muy bien salir del colegio.

 

¿Diste la PSU?

Sí, la di. Pero no sabía qué estudiar. Las carreras tradicionales no me sirven de nada. No me sirve el horario; no me sirven las mallas institucionalizadas porque algunos ramos obviamente no me interesan; nada de eso me sirve. Ninguna carrera me acomodaba, entonces simplemente no entré porque no existía algo que me interesara. Creo que lo único que me servía era canto en la Escuela Moderna, pero era carísimo. Obviamente no tengo el dinero para estudiar, no podía. Era imposible.

¿Descartaste la posibilidad de entrar a la universidad?

Sí, la descarté. No tuve otra opción. Imagínate que di la PSU el día siguiente de volver de una gira por Lima. Esas semanas no estudié nada. Mi carga en lo musical era demasiada como para pensar en lo académico. Era una estupidez. Pensar en la universidad en ese momento parecía una estupidez, jaja.

Chile es súper limitante para los jóvenes que quieren hacer música. Complementar ambos mundos debe ser súper complicado, ¿no?.

Es que yo creo que la educación formal no nos conviene. De verdad yo lo pensé en algún momento, como “ya, ¿qué estudio?”, ¿Pedagogía en música? no quiero ser profe, no me quiero mamar dos años de pedagogía si eso no me interesa. Pensaba teoría de la música pero ya, también hay una parte de working bussines, de publicidad, de todas esas cosas que los músicos independientes tienen que aprender porque en el fondo uno hace de todo. Entonces no me servía ninguna carrera. Iba a pagar una matrícula carísima que me iba a encalillar en algo que no me era útil, de verdad era una estupidez pensar en eso.

¿Quiénes te apoyaron en tu decisión?

Yo creo que Nico (Nicolás Benavente, músico) ha sido de verdad la única persona que me ha dado los empujoncitos, porque mi mamá por mucho que me ame, está llena de miedos que le inculca la sociedad a cada rato. Y todavía tiene miedo de haber sido mala madre por permitirme esto. Me apoya como puede. Me apoya sufriendo, eso es lo peor. Sabe que esto es lo que me hace feliz, pero le da miedo que no me logre mantener en la vida. Son miedos súper normales. Además, mi mamá es mayor, no puede apoyarme económicamente por mucho tiempo porque también: ser mujer y adulto mayor es ser rechazada automáticamente en el mundo laboral. El panorama es súper complicado. Yo creo que mi mamá y el Nico me han apoyado como han podido.

Pero han sido un buen apoyo cuando te has sentido mal o cansada…

Cuando me pasa eso pongo las cosas en perspectiva y pienso que la música, a diferencia de carrera universitaria, me da gratificación inmediata. Veo a mis amigos que estudian en la U, estudian y no sienten una satisfacción inmediata porque no se están dedicando a lo que les gusta. Siempre son sueños a largo plazo que nunca terminan por cumplirse porque no tienen tiempo. Entonces prefiero tener una gratificación inmediata a vivir en una constante espera. Además que uno se cansa haciendo cualquier cosa, y prefiero cansarme haciendo esto.

Rompes con este estereotipo de mujer perfecta que canta pop. Por lo mismo, ¿qué rol tiene tu activismo en la lucha feminista con tu performance de artista?

Yo creo que, osea, van de la mano porque son la misma persona. Yo no sé si me considero “activista”, ¿cachai?. Por ejemplo no sé, mucha gente me dice: “ay, es que tú rompes estereotipos porque no te depilas”, pero eso es un rollo personal, como hacerse un tatuaje. No es que yo quiera eso para mi proyecto, es lo que quiero para mí primero. Nunca ha sido mi intención plasmar directamente mis creencias en mi trabajo. Mis letras no son feministas porque no hablan ni dan cátedra de lo que es el feminismo. Yo hablo cómo me hacen sentir las situaciones complejas que una tiene que vivir por ser mujer.

¿Algo así como que “lo personal es político”?

Claro. Es una consecuencia en verdad.

***

Luego de la publicación del reportaje “Cuando ella habla, escucho la revolución” en el sitio POTQ, un huracán abatió a Daniela González. Tras exponer los episodios de violencia que vivió a manos de su ex pareja, la artista se vio enfrentada a una demanda que el aludido, Jimmy Valenzuela, interpuso contra ella y la periodista Javiera Tapia. La cantante finalmente fue absuelta en junio de este año. Su caso recuerda a lo que actualmente aqueja a Francisca Díaz, una joven que denunció abuso sexual y terminó siendo condenada por injurias y calumnias.

Fuiste demandada por tu ex pareja tras denunciarlo por violencia de género. Fue un proceso doloroso y difícil me imagino, sin embargo tuvo un final “óptimo” después de todo. Hoy, en el sur, una chica vive una historia similar: Francisca Díaz ha sido condenada a tres años y un día de pena remitida por injurias y calumnias.

Yo creo que es horrible. Igual estoy muy al tanto del tema de Francisca. Da impotencia, porque tu me dices: “el resultado fue favorable” y yo pienso que no. Yo nunca busqué ser demandada. Invertí mucho dinero para no sufrir una condena. No gané nada, perdí. Y en verdad no sé, me pone como sensible el tema porque yo siendo muy honesta creo la atención mediática me ayudó a ser perdonada en mi caso, y porque también tuve el beneficio de que el hombre que me estaba acusando no tenía más atención mediática y, por ende, no tenía más poder que yo. No me imagino el poder que puede tener el denunciante de Francisca Díaz.

Es un ex fiscal.

Ese es el tema. Lamentablemente la justicia chilena funciona en base a dinero muchas veces. De hecho, leí en una nota que Francisca fue a la cárcel porque se había resuelto esa decisión con plata. Y uno piensa en cómo combatir contra eso y se imagina imposible, ¿cachái? o por lo menos yo no sabría como evitar eso desde mi posición. Lo único que he podido hacer respecto a eso es compartir la historia en redes sociales porque me parece horrendo y no quiero que se siga repitiendo, pero no tengo idea de como combatirlo. No lo sé.

Revisando estos casos, ¿qué tan difícil es para una mujer denunciar ante la justicia?

Es que es tan complicado. Hasta el proceso que hay que pasar para recibir asesoría para una denuncia ya es difícil. Desde mi posición tampoco recomendaría denunciar porque no le tengo fe a la justicia chilena. A mí me trataron muy mal cuando hice la denuncia y creo que, no sé po, el tiempo de terapia que tuve, toda esa inversión que hice para sanarme a mí misma se fue abajo cuando tuve a un PDI pidiéndome detalles explícitos, no creyendo en mi testimonio y tratando de disuadirme diciéndome cosas como “¿tu sabes lo que te va pasar si esto es mentira?” y así. Obviamente no recomiendo que ninguna mujer que se sienta vulnerable pase por eso.

Lo lamento en el alma, pero que en ese momento era súper difícil porque tenía a la Javi (Javiera Tapia, periodista de Esmifiesta y POTQ) que también había sido demandada y que me rogaba que yo hiciera una demanda para poder enlazarla a su causa y así ayudarla. Pero por otro lado como que tenía a otras mujeres gritándome que por favor no lo hiciera porque iba a ser un desgaste y te va a generar una crisis. Es súper difícil. Yo no recomiendo denunciar.

Obviamente no es es una recomendación que invite a aguantar este tipo de violencia…

Es que yo creo en la funa. Hay gente que no, pero yo sí. Aunque me hayan denunciado a mí por funar. Creo que existen formas de denunciar anónimamente. Siento que ese es el único castigo que en verdad puede recibir un hombre porque no van a meterlo a la cárcel por violar a una niña, ¿cachai?. Yo, por lo menos, no he conocido ningún caso en donde eso haya sucedido. Y es lamentable decirlo, pero de verdad no lo conozco.

¿Qué le recomiendas a las mujeres de tu entorno en ese caso?

Yo tuve la suerte de encontrarme con el centro de la mujer, que creo que fueron las únicas personas que me dieron apoyo real. Fui a pedir asesoría para poder defenderme de la querella y antes de darme la asesoría primero me contuvieron emocionalmente y me hicieron pasar por un análisis psicológico para saber si yo era capaz de afrontar esta situación sola, sí podía hablar del tema y todo lo demás. Creo que eso fue muy responsable. Como un oasis en medio del trámite que estaba viviendo. Le recomiendo lo mismo a cada chica que me escribe respecto al tema. Les digo que vayan al Centro de la Mujer, porque creo que es el único que funciona bien en esos casos.  

¿Te afecta el hecho de recibir testimonios de mujeres que están pasando por lo que tu viviste?

Obviamente me da impotencia y me da rabia por lo mismo que te contaba antes. Porque yo no sé, desde mi posición, de qué otra forma ayudar porque también me da miedo comprometerme con una persona porque pienso: “pucha, yo también viví esa situación y fue horrible. No me quiero volver a meter en ese mundo”. No quiero vivir con esa inquietud porque tengo que seguir trabajando.

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