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3 de Enero de 2009

Píldora, Parlamento, TC y otras ciudadanías

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Por Natalia Flores G., observatorio de género y equidad.

Marzo de 2008 inauguró el año con la discusión en el Tribunal Constitucional (TC) sobre el recurso presentado por 36 diputados de la Alianza por Chile en contra de las Normas Nacionales de Salud Sexual y Reproductiva. Los parlamentarios pretendían prohibir no sólo la distribución de la píldora del día después (PAE) en los consultorios del Ministerio de Salud -y lo lograron-sino también la atención en confidencialidad a menores de edad, toda entrega de anticonceptivos que tuvieran Levonorgestrel y, lo más increíble, la implantación del dispositivo intrauterino, más conocido como T de cobre.

No es primera vez que fuerzas fundamentalistas y conservadoras utilizan estrategias legales para restringir los derechos de las personas o imponer sus creencias sociales-religiosas y políticas al resto de la ciudadanía. Antes lo hicieron con las campañas de prevención en VIH-SIDA y las rasgaduras de vestiduras ante una supuesta distribución de condones a niños para censurar inmediatamente las JOCAS, etc.

Así como a comienzos de 2000 la Corte Suprema discutió sobre la constitucionalidad dela entrega gratuita de la anticoncepción de emergencia, y la autorizó, este año le tocó al TC. Los actores: el conocido abogado Jorge Reyes y algunos diputados y diputadas a los que la ciudadanía ha elegido para representar sus intereses. Lo diferente esta vez fue la respuesta de la ciudadanía, que salió las calles a manifestarse abiertamente en contra de un fallo que consideró injusto y atentatorio contra sus derechos.

No recuerdo (exceptuando el movimiento pingüino) una causa que haya movilizado tan fuertemente a mi país bajo los gobiernos democráticos: en casi todo Chile se movilizaron cuando los fundamentalistas de la derecha conservadora prohibieron la entrega de la Píldora del día después en los consultorios del MINSAL. El pueblo se enojó y lo hizo sentir con fuerza esa misma noche: 35.000 personas marcharon a lo largo del país demostrando su repudio al fallo.

El proceso nos deja una serie de aprendizajes y desafíos, como el haber sido capaces como movimiento de mujeres de prever escenarios, entender que la construcción de alianzas con otras organizaciones y espacios políticos nos permitiría mayor fuerza en la generación de control ciudadano y de exigencias de profundización de la democracia (ejemplo de ello fue la creación del Movimiento por la Defensa de la Anticoncepción), la incorporación de nuevas formas de acción política, como las ya no tan nuevas formas de comunicación (e-mail, listas de distribución, blog, portales Web) y la creación de nuevas estrategias comunicacionales (distintas vocerías, incorporación de líderes jóvenes).

En cuanto a los desafíos, la pregunta es inmediata: ¿Qué sucedió después con esta gran masa crítica movilizada durante abril en pos del respeto de su libertad sexual y reproductiva? La dispersión posterior puede explicarse ya sea por debilidad y de darle continuidad al proceso iniciado, pero también a la actitud de parte de esos miles de hombres y mujeres que no logran dar un paso y hacerse cargo de que su deber como habitante de un país democrático es generar una ciudadanía activa, observante y crítica, que va más allá de la asistencia a una marcha determinada.

Sin embargo, a partir del 22 de abril de este año sabemos que contamos con un capital que se actualizará cuando confluya una conducción adecuada y un motivo tan potente como es el intento por parte de quién sea de decirnos cómo vivir nuestras vidas y meterse en nuestros cuerpos, tal como decía el grito que se escuchó hasta el cansancio: “Alerta, ciudadanos y ciudadanas, que ahora la alianza, los curas, el fundamentalismo, se mete en nuestras camas”.

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#anticoncepción#píldora#tc

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