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Opinión

11 de Noviembre de 2010

Video de milicos carreteando: mueran de viejos, no de sapos

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Hace dos días me llegó al mail el link de un video publicado en el sitio de elcorresponsal.cl. Las imágenes correspondían a una fiesta en la localidad de Quirihue, donde unos milicos del Cuerpo Militar del Trabajo que habían colaborado en tareas de reconstrucción post terremoto bailaban alegremente junto a unas amigas, las que a ciencia cierta no sé si eran compañeras de trabajo o esporádicas acompañantes. Hacían el caño, perreos y toda la gama de rutinas que aparecen con el alcohol y el entusiasmo. Todo bueno, nada grave. Al contrario, daba cierta satisfacción ver a los milicos en actividades tan humanas. “Pobres hueones”, pensé. “La pasaron la raja en una fiesta y por culpa de un sapeo con la cámara de un celular van a pasar la plancha de sus vidas”. Como único aporte decidí no rebotar las imágenes en este sitio web, consciente de que mi actitud era más un saludo a la bandera que un recurso real contra el despliegue viral de una humillación. Dicho y hecho: el video ayer abrió el noticiero de TVN –dónde misteriosamente desapareció de la pauta la intervención presidencial en las elecciones de la ANFP- con su correspondiente seguidilla de indignadas reacciones institucionales. La vocera de Gobierno, Ena Von Baer, exigió una investigación profunda de los hechos, el Ejército emitió una declaración repudiando el asunto y el seremi del Trabajo, un pelotudo llamado Andrés Reyes –rey de los hueones- más papista que el Papa, declaró que los milicos “tienen que ser sancionados de manera ejemplar por el alto mando”.
¿Sancionados por pasarla bien en una fiesta donde no se ve más que en Yingo? Es el colmo. Ese video debería ser un orgullo para el Ejército, a esos tipos deberían condecorarlos por lavarle un poco la cara a una institución que la tiene manchada con sangre. Los muchachos del Cuerpo Militar del Trabajo son casi los únicos milicos que sirven para algo y les hacen esto. Por favor. Todo aquel que venga de una faena dura tiene derecho a descomprimirse y entrar en catarsis una vez que esta ha sido finalizada con éxito.
Al igual que en la Unión Soviética de post guerra, cuando se acusó y sancionó a grandes compositores como Prokofiev o Shostakovich porque su música se escapaba de los parámetros del realismo socialista, aquí se persigue a unos esforzados muchachos por ponerle un poco de salsa a los tallarines. El principio de las autoridades es el mismo: para que hacerlo entretenido si puede ser aburrido. Al final, el ridículo lo hacen Ena y el seremi Reyes, quienes se escandalizan y combaten fiestas a las que les encantaría ir pero nunca han sido invitados.

Ahora que la leche está derramada, échale un vistazo al video para que te hagas tu propia opinión:

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