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Poder

29 de Marzo de 2012

Españoles salen a las calles contra reforma laboral de Rajoy

Los españoles están con el agua hasta el cuello y enfrentando un crudo dilema: aceptar las normas de estabilidad y desarrollo de la zona euro y reducir su déficit fiscal, adoptando una serie de reformas laborales y de austeridad que tienen al gobierno de Rajoy contra las cuerdas o dejar que el espiral de deuda […]

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Los españoles están con el agua hasta el cuello y enfrentando un crudo dilema: aceptar las normas de estabilidad y desarrollo de la zona euro y reducir su déficit fiscal, adoptando una serie de reformas laborales y de austeridad que tienen al gobierno de Rajoy contra las cuerdas o dejar que el espiral de deuda crezca y perder credibilidad en los mercados internacionales, corriendo el riesgo incluso de ser expulsados de la zona monetaria.

Sin embargo, la calle no está dispuesta a pagar el doloroso costo de las reformas. La sensación de que la crisis se debe a un manejo político irresponsable y al derroche de las instituciones públicas que los ciudadanos no quieren pagar.

Por esto, los principales sindicatos del país se tomaron las calles este jueves, paralizando casi completamente la actividad laboral en el reino que hoy no parece tan feliz.

Los líderes de las centrales sindicales mayoritarias en España afirmaron que la huelga general que tiene lugar hoy en el país cuenta con una “muy amplia” participación de los trabajadores españoles, cercana al 77%, con cifras de seguimiento superiores a las registradas en 2002 y 2010.

El secretario general de la Unión General de los Trabajadores (UGT), Cándido Méndez, destacó que hoy se ha producido un gran acto de afirmación “constitucional” y democrática del pueblo trabajador español.

“Esta huelga ha sido un éxito social indiscutible”, dijo el líder de UGT en una rueda de prensa conjunta con el secretario general de Comisiones Obreras (CCOO), Ignacio Fernández Toxo.

Méndez agregó que, a pesar de que se han registrado algunos incidentes aislados, la participación masiva había sido una realidad y que se habían cumplido los servicios mínimos fijados.

Esa participación al termino de la jornada, según previó Méndez, “oscilará entre el 97 por ciento de los trabajadores que podrían hacer huelga en industria y construcción, y un 57 por ciento en las administraciones públicas”, con un “dato ponderado promedio” del 77 por ciento, añadió.

Estos datos contrastan con la versión del Gobierno del conservador Partido Popular (PP), según el cual la huelga está teniendo escasa incidencia a juzgar por los datos de consumo de electricidad y el funcionamiento con normalidad de las administraciones públicas, los centros comerciales y los bancos.

A su vez, el presidente de la patronal española, Juan Rosell, había indicado que la jornada de huelga general se podía definir por su “normalidad y tranquilidad”, aunque no aportó cifras de seguimiento.

Según los sindicatos, el éxito de la huelga está siendo refrendado por la asistencia, que calificaron de masiva, a las manifestaciones que ya empezaron en muchas ciudades del país y que continuarán a lo largo del día.

“El Gobierno debería prestar atención a lo que opina la buena parte de la ciudadanía de este país” y entrar “en razón democrática escuchando esta demanda de la población española”, dijo en la rueda de prensa Fernández Toxo.

Los dos líderes sindicales subrayaron que no cejarán en su empeño para que el Gobierno abra una negociación a fin de modificar la reforma laboral causante de esta huelga general, una norma “dañina”, destacaron, que apuesta por el empobrecimiento de la población, la destrucción de empleo y que ahonda aún más en la recesión económica.

Es preciso “recordar que la huelga general para nosotros es el medio. Nuestro fin es que el Gobierno corrija la reforma laboral”, aseveró Méndez, quien manifestó su esperanza de que el paro sea “la señal” que el Ejecutivo necesitaba para sentarse a negociar con los sindicatos.

Esta huelga general de 24 horas convocada por CCOO y UGT coincide con los primeros cien días del Ejecutivo de Mariano Rajoy, que presentará este viernes unos presupuestos con drásticos recortes para cumplir con el objetivo de déficit del 5,3 % del PIB.

Entre otros puntos, la reforma laboral generaliza el despido con 20 días de indemnización y resta poder a los sindicatos a la hora de pactar las condiciones laborales de los trabajadores.

Los sindicatos creen que la reforma -una de las primeras medidas aprobadas por el Gobierno de Rajoy- no servirá, como sostiene el Gobierno, para crear nuevos empleos en un país que tiene 5,2 millones de desempleados, el 23 % de la población activa, con su economía entrando en recesión.

Rajoy no se mueve

En tanto, la ministra española de Empleo, Fátima Báñez respondió a los huelguistas que la reforma laboral “es imparable”, al comentar el desarrollo de la huelga general que se desarrolla en este país en protesta contra esa normativa aprobada por el Ejecutivo del Partido Popular (PP).

Estas declaraciones de la ministra Báñez en rueda de prensa se produjeron después de que los dos sindicatos mayoritarios en España, la Unión General de los Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CCOO), convocantes de la huelga, reiteraran al Gobierno su demanda de que negocie esa reforma laboral.

“Esperamos que hoy se haya dado la señal que el Ejecutivo necesitaba para sentarse a negociar con los sindicatos y convertir la huelga en una oportunidad”, había señalado el secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, pocos minutos antes.

En su conferencia de prensa en el Congreso de los Diputados (Cámara Baja del Parlamento), Fátima Báñez, dijo en referencia al desarrollo de la huelga general que el Gobierno esta cumpliendo con su principal responsabilidad, que es la de garantizar los derechos constitucionales de los ciudadanos que desean secundar el paro y también de los que optan por trabajar.

Báñez señaló que la huelga transcurre con normalidad y sin incidentes, y añadió que los servicios mínimos funcionan perfectamente.

Aunque no ofreció cifras sobre la participación en la huelga, indicó que el dato “más objetivo” sobre su seguimiento era el consumo de energía, superior al de las dos últimas convocatorias de huelga general en España, en 2002 y 2010.

El presidente de la patronal española, Juan Rosell, había precisado a la prensa poco antes que el consumo eléctrico había registrado hasta el mediodía una reducción del 14 por ciento.

En cambio, los sindicatos UGT y CCOO habían destacado que los sectores industrial y de la construcción son los más afectados por la huelga, con un 97 por ciento de seguimiento.

Sobre la petición de los sindicatos de retirar la reforma laboral, Báñez insistió en que “la agenda reformista (del Ejecutivo) es imparable”.

“Lo que nos preocupa de verdad, nuestra principal preocupación y ocupación es el empleo y dar oportunidades a esos 5,3 millones de personas que hoy están paradas (desempleadas) y que necesitan también ejercer su derecho al trabajo”, aseveró.

La ministra destacó que la reforma laboral ya había sido ampliamente respaldada por el Congreso, al dar su visto bueno 197 diputados y cuatro fuerzas políticas.

Asimismo, incidió en que, en la tramitación parlamentaria, el Ejecutivo espera las propuestas y la contribución de todos los grupos para mejorar el texto, con la esperanza de que finalmente su respaldo sea mayor que el día de su aprobación.

En cualquier caso, reiteró que las partes fundamentales de la reforma no se van a cambiar, “porque así se ayuda a frenar cuanto antes la destrucción de empleo y a sentar la bases para que cuando haya crecimiento económico se pueda crear empleo estable”.

Los sindicatos creen que la reforma objetivo de esta huelga general daña los derechos de los trabajadores, abarata el despido y no servirá para crear nuevos empleos en un país con el 23 por ciento de la población activa desempleada, en una economía entrando en recesión.

El Ejecutivo argumenta, sin embargo, que el alto desempleo es la razón principal por la que es necesaria la reforma, destinada a flexibilizar el mercado de trabajo y hacerlo menos rígido.

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