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Opinión

9 de Abril de 2012

“Yo abogo por tener un país sin pobres y ojalá con muchos ricos”

El ex presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Talca, gremialista asumido y socio de Julio Isamit -ex guatón farandulero- en el centro de estudios "Educación para Chile", hace una cruda evaluación de lo que ha hecho la Confech durante este año, apoya las medidas impulsadas por el gobierno y dice que no le sorprenden los dichos de Camila Vallejo. "Es una líder comunista y es común que la veamos tomándose un partido, yendo a protestar al norte o ahora estos días que andaba en Cuba".

Ricardo Ahumada
Ricardo Ahumada
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¿Qué te parece lo que ha hecho la Confech este comienzo de año? ¿Cómo los evalúas?
– La verdad es que no he visto la presentación de este año, que creo la van a hacer pública a fines de abril. El año pasado participé ahí y el petitorio se modificó varias veces.

¿Cómo así?
– Sí pues. A principios eran los aportes basales, luego vimos que se pedía fin al lucro y finalmente terminamos en educación gratuita, de calidad y sin lucro. Obviamente, un poco alentada por lo que fue el movimiento estudiantil, pero bueno, este año debería ser la misma línea del año pasado según las palabras del Presidente de la Fech.

¿Y tú estás de acuerdo con él?
– No. Creo que Gabriel olvida ciertos principios que la sociedad chilena hoy sí considera que son pertinentes.

¿Como cuáles?
– Justamente los que pregonamos en Educación para Chile. Calidad, equidad y la libertad, algo de lo que la Confech se aleja bastante. Acá hay un trasfondo legítimo que es la transformación de la sociedad, pero eso se hace a través de un sector por el que no corresponde. Ese sector es la educación. Ahí hay una disonancia ideológica que ellos quieren promover, pero también hay muchas personas que no estamos de acuerdo, que pensamos distinto y queremos proponer otras cosas.

¿Qué tipo de ideas distintas propondrían ustedes?
– Creo que en calidad todos queremos que mejore. El año pasado empezamos a trabajar en eso y terminamos en gratuidad, donde claramente íbamos a chocar con el gobierno. Entonces, no me queda claro si es eso de lo que quieran hablar y ese es un tema en el que todos queremos prioridad. También sobre equidad hay cosas claves.

¿Qué cosas específicamente?
– Es que comúnmente se habla de igualar para abajo. A Camila (Vallejo), en varias entrevistas, la escuché decir que el problema de este país no era superar la pobreza, sino que eran los ricos. Yo no creo eso. Yo abogo por tener un país sin pobres y ojalá con muchos ricos. Entonces, desde ese punto de vista tenemos una visión de equidad distinta y bueno, sobre libertad que es otro punto clave para nosotros que es algo en lo que ellos prácticamente no creen.

¿Pero cuando la Confech habla de equidad no crees que lo hacen atacando la desigualdad, algo de lo que el 99% de los chilenos tiene asumido?
– Totalmente de acuerdo. Nosotros argumentamos que eso ocurre porque tenemos un modelo basado en la libertad, pero las personas no tienen libertad. Hoy día una persona, digamos, por ejemplo de Puente Alto, no puede elegir entre un colegio privado y uno municipal, mientras uno que sí tiene dinero puede hacerlo. Entonces, esa falta de libertad justamente es lo que nosotros creemos que produce estas fallas en la educación.

¿Eso no más?
– Eso y otras cosas más, obviamente. Mira, por ejemplo el año pasado la Confech no quiso discutir sobre Estatuto Docente y eso es lo más discriminatorio que hay. En un colegio particular si un profe tiene mal rendimiento lo sacan, en cambio en el colegio municipal no se puede. Pero claro, como es colegio municipal, pobre, no nos importa. Eso es arbitrario y creo que el gobierno va en buena línea con el proyecto para modificar eso.

“Al gobierno lo veo muy tímido”

¿Cómo ves la gestión del gobierno y lo que significa el nuevo ministro?
– El gobierno ha sido muy frío, muy tímido en algunas cosas, como por ejemplo el desarrollo regional. No ha tenido la fuerza para impulsar una agenda para los que viven en las 14 regiones. No se entiende que, por ejemplo, Astronomía se dé en Santiago y no en la Universidad de La Serena. Eso y varias cosas más.

¿Cómo ves a tus ex compañeros de la Confech en este año? ¿Se diluyó un poco versus otros temas que han estado en agenda?
– No, el tema sigue estando en agenda. Lo que no encontramos pertinente es que se tome la agenda educacional como instrumento para promover y gestar cambios que son de política institucional. Eso es parte de las cámaras y creo que ahí ha habido un cierto engaño a las familias en el sentido de cómo se toman las decisiones.

¿Por qué lo dices?
– Por ejemplo, con lo de Aysén. Ellos fueron muy determinados, muy duros en su demandas, pero cuando llegó el momento de tomar un acuerdo se tomó. Eso no pasó el año pasado con la Confech y ahora tenemos universidades del consejo de rectores que no coparon sus matrículas y en una situación deplorable. El movimiento trajo cosas positivas, pero esas cosas se podrían haber incrementado con voluntad de los dirigentes. Eso es harina de otro costal. Acá hay que hablar de Educación.

¿A tu juicio qué faltó entonces?
– El movimiento llegó a tal nivel, tal masividad, en un momento que después la Confech no tenía capacidad ni control sobre él. Ahora, hay cosas como falsas que surgieron el año pasado. Que el movimiento era pluralista, eso es falso. En las calles sí, pero dentro de la Confech no existía el pluralismo.

¿Cómo ves a los dirigentes de este año?
– Los veo de manera muy positiva. Veo que la sociedad ve en los jóvenes a un grupo que quiere cambiar algunas cosas y eso siempre es bueno, porque hay políticos que llevan más de diez años sin poder hacer nada. Pero también veo que el país se puede poner un poco… cómo decirlo… celoso, porque ya llevamos un año trabajando en esto y aún no hay resultados.

¿Qué le falta entonces?
– Yo creo que falta en la Confech la búsqueda de un acuerdo país, generar una política de estado en materia educacional. Es decir, dejar de lado la pelea inútil porque, querámoslo o no, la Confech hoy en día tiene un sesgo, que es esta idolatría al Estado y que cree que es el único capaz de enfrentar las reformas. Yo creo que tiene que crecer, pero en el camino de garantizar calidad y no otra cosa. Cuando dejemos esa pelea y comencemos a hablar de educación, ahí si hablaremos de lo que le interesa a la gente en su casa.

Por último, ¿qué te parecen los últimos dichos de Camila Vallejo, su nueva agenda?
– De ella no puedo decir nada malo porque la conozco y debo decir que es una señorita. Ahora, sobre sus acciones políticas, yo creo que Camila es una líder comunista y es común que la veamos tomándose un partido, yendo a protestar al norte o ahora estos días que andaba en Cuba. Allá dijo que no habían lacrimógenas, guanacos y que había libertad. Ella está haciendo su camino ideológico y defiende la lucha de clases, que es su rollo. Ahora, si es lo correcto, yo creo que no lo es.

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