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Nacional

18 de Abril de 2012

Rosa del Valle, la polémica directora del liceo Carmela Carvajal

La directora de uno de los liceos municipales de niñas más prestigiosos del país suma denuncias de persecución política y censura al interior del colegio. En 2008 fue investigada como co-autora por encubrir un bullado caso de estupro de un profesor de Educación Física de 57 años con una alumna de 14 y a pesar de que en el sumario municipal el profesor reconoció que Del Valle supo del hecho seis meses antes de denunciarlo, el apoyo insurrecto del alcalde de Providencia, Cristián Labbé, la mantuvo en el cargo desde el que impide reintegrar a once alumnas expulsadas por participar en el movimiento estudiantil.

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El 27 de mayo de 2010, la directora del Carmela Carvajal de Prat entró en furia. Un grupo de estudiantes lanzó un turro de panfletos al aire en los distintos patios del liceo, incluso en el de Educación Básica. Llevaban una leyenda alusiva a la tardanza de la reconstrucción y un distintivo en el ángulo inferior derecho de las Juventudes Comunistas de Chile. A Rosa del Valle no le hizo ninguna gracia y se encomendó en buscar a los culpables.

Encontró sólo a una: L.C., una niña de uno de los octavos de esa época, a quien reconocieron porque otra alumna la identificó entre todas las fotos que les mostraron las inspectoras del colegio. Sorprendida, fue llevada hasta la oficina de dirección del establecimiento e interrogada por más de media hora.

“Fue con un ánimo de encontrar algún complot o conspiración, pero no pudieron acusarme de nada”, dice hoy la estudiante, que al final quedó condicional por infringir el Artículo 19, letra b, del Reglamento de Convivencia del liceo, por “utilizar elementos que contaminen el ambiente”.

Ese es sólo uno de los episodios de la comentada política represiva de la directora del establecimiento que la semana pasada no quiso matricular a 9 alumnas expulsadas el año pasado por participar en el movimiento estudiantil. Uno de varios que la ponen entredicho frente al alumnado y que hace tres años la llevó a ser investigada por su posible co-autoría en un caso de estupro al interior del colegio.

Estupro

El 9 de octubre de 2008 Arnoldo Ávila, ex profesor de física del Liceo Carmela Carvajal, fue condenado a cinco años de libertad vigilada y suspensión temporal para ejercer como profesor, por el delito de estupro contra una alumna de 14 años.

El hombre, de 57 años, fue condenado tras la querella presentada por la madre de la víctima (C.G.), que incluía a la actual directora como co-autora del delito. ¿La razón? Según un sumario hecho por la Corporación de Desarrollo Social de Providencia (CDS), la apoderada Yillian Soto, entonces parte del centro de padres del liceo, habría advertido a la dirección sobre la situación que involucraba a la menor con el profesor Ávila en julio del año 2007 y que, según sus declaraciones, Rosa del Valle no le habría dado mayor importancia.

En efecto, la directora infringió el artículo 175 del Código Procesal Penal que obliga a directores, inspectores y profesores de establecimientos educacionales de todo nivel a denunciar los delitos que afectaren a los alumnos o que hubieren tenido lugar en el establecimiento. El mismo profesor condenado lo reconoció en ese sumario. “Debo reconocer que la alumna (…) fue llamada por la señora orientadora, Pilar Fuenzalida, y la señora Rosa del Valle Pérez, en ese momento subdirectora del establecimiento, para calificar una situación que comentaban las alumnas del establecimiento y que conocían”, dijo.

No fue hasta enero del 2008 cuando, tras la visita de la madre de la víctima y su abogada, Rosa del Valle hizo la denuncia, aunque negó tener conocimiento de la situación y se dio por enterada ese día. “Todos los antecedentes del caso los entregamos nosotros. El colegio se limitó a denunciar y no entregó ninguna información”, señala Claudia González, abogada de la víctima.

Sin embargo, su infracción no quedó en nada. El 26 de agosto de ese mismo año, el concejal Rodrigo García Márquez, junto a la madre de la joven abusada y su abogada, Claudia González, esperaron el comienzo del Concejo Municipal de Providencia en el que expondrían ante el alcalde y los demás concurrentes los antecedentes que buscaban responsabilizar a Rosa del Valle de, al menos, haber encubierto el estupro cometido por el profesor Ávila.

Pero el consejo no se realizó. Se ausentaron los concejales de la Alianza que obligó al alcalde Labbé a suspenderlo por falta de quorum. Según García Márquez, esos concejales estaban en la municipalidad ese día, pero extrañamente no aparecieron al momento de iniciar el concejo, que contaba con la presencia de varios medios. Tres días después se llevó a cabo, sin prensa ni presión de la familia de por medio, y Rosa del Valle fue exenta de toda responsabilidad, aunque varios pidieron su cabeza.

“Después de haber revisado el sumario, en mi opinión, yo llegué a la conclusión de que no solamente no hizo absolutamente nada para poner coto a esa situación, sino que además trató de minimizar la acción de este profesor. Al decir ella que nada sabía falta gravemente a la verdad porque todo el mundo lo sabía. Era vox populi”, dice el concejal, quien además denuncia que miembros del Colegio de Profesores de Providencia le pidieron en privado que desistiera y no le diera importancia al caso.

Tiempo después la fiscalía hizo una solicitud de no perseverar en el caso y la familia, abrumada por la falta de apoyo de la alcaldía y el colegio por este caso, no insistió y prefirió dejar atrás el tema, sin que se comprobara o despejara la duda de si la directora ocultó el hecho por casi seis meses.

PodeRosa

El poder de Rosa Lidia del Valle Pérez al interior del liceo es relatado por diversas denuncias de alumnas, apoderados e incluso profesores del Carmela Carvajal de Prat y van mucho más allá de lo ocurrido con L.C., quien en agosto del mismo año que tiró los panfletos en el patio de básica fue inculpada de poner tres bombas de ruido al interior del liceo -según ella- de la nada.

Entre los testimonios de los alumnas abunda el hostigamiento hacia las estudiantes que participan en juventudes políticas o que “reclaman mucho y por lo que sea”. Todas coinciden en que la comunidad funciona con al amedrentamiento diario de la directora y otras autoridades para detectar a los alumnos problema.

“Hay censura en lo académico y en cuanto al movimiento. Recuerdo hace dos años atrás que tuvimos que realizar una feria de la historia de Chile, y cuando estaba en uno de los stand de la feria el tema de la matanza de la escuela de Santa María de Iquique, ellas iban a poner la Cantata para ambientar la obra teatral, y ellos dijeron que no podían poner esta canción”, dijo ayer Danae Díaz, una de las expulsadas en radio ADN.

Allí relataron, también, la censura para poner música de Violeta Parra en una chingana durante fiestas patrias. Eso se intensificó el año pasado y terminó con las 11 alumnas que se quedaron sin matrícula este año. De ellas, nueve presentaron el recurso de protección que falló la semana pasada a favor y que obliga al establecimiento a abrirles una plaza en el liceo, cosa que no ocurrió porque tanto Del Valle como el alcalde de Providencia, Cristián Labbé, se rehusaron y anunciaron que recurrirán a la Corte Suprema con el caso.

Cinco de ellas son de cuarto medio, una de tercero que tiene una matrícula provisoria por haberse aceptado la Orden de No Innovar del mismo recurso, una que desistió de seguir estudiando y seguirá exámenes libres y dos alumnas de octavo básico. Estas últimas, inculpadas tras aplaudir a sus compañeras movilizadas durante una funa a la Universidad Andrés Bello, mientras las carmelianas que no estaban de acuerdo con la toma comenzaron a hacer clases en esa universidad preparándose para el Plan Salvemos el Año Escolar del gobierno.

Para las demás la razón principal fue la participación en la toma del ex Congreso de Santiago, cuando el ex ministro Felipe Bulnes y parlamentarios de la comisión de Educación revisaban la partida del presupuesto para esa cartera en 2012. Eso y las contantes tomas y re tomas que vivió el liceo emblemático durante el año pasado.

Pero las represalias de la ex profesora de inglés, inspectora y subdirectora del Carmela Carvajal vienen de hace mucho tiempo. El apoderado de una alumna puesta condicional por pasarse por la ventana a una sala durante la toma a buscar su mochila, dice que la libertad de expresión en el colegio no existe y aún más, la gran mayoría de quienes trabajan ahí lo hacen “amenazados” por la dirección.

Piensan eso del auxiliar que el viernes pasado tomaba fotografías desde el tercer piso del colegio a las alumnas que llegaban a saludar a las “expulsadas” afuera del colegio. Y también de las mismas estudiantes que aportan con “sapeos” al cuaderno con listas de “comunistas, agitadoras y lesbianas” que supuestamente maneja la directora.

Toda una red para proteger el status quo para la directora favorita del alcalde coronel de Providencia, el que ya anunció que seguirá apelando hasta la última instancia para impedir que las expulsadas vuelvan a estudiar al mejor liceo municipal de niñas del país. Por eso, dicen los estudiantes, en el ambiente reina el miedo a perder un nuevo año por participar en el movimiento estudiantil y sufrir las represalias de la dupla Del Valle-Labbé.

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