Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Opinión

16 de Noviembre de 2012

“He probado todas las drogas que te puedas imaginar”

¿Y cuál es la que más le ha gustado? -El vino y el whisky. Vino a Chile a presentar su novela “Los invitados de la princesa” en la FILSA. Filósofo y prolífico escritor, Savater conversó con The Clinic sobre su afición a los caballos, sobre su rechazo a los cocineros y twitter y sobre la […]

Macarena Gallo
Macarena Gallo
Por

¿Y cuál es la que más le ha gustado?
-El vino y el whisky.

Vino a Chile a presentar su novela “Los invitados de la princesa” en la FILSA. Filósofo y prolífico escritor, Savater conversó con The Clinic sobre su afición a los caballos, sobre su rechazo a los cocineros y twitter y sobre la distancia que tiene con los Indignados.

Foto: Alejandro Olivares

En “Los invitados de la princesa”, Fernando Savater (1947) dispara contra los cocineros que se las dan de Leonardo da Vinci, los filósofos que aburren y la adulación ciega a redes sociales como twitter: “Me doy cuenta que la gente escribe tanta tontería. En ese sentido, twitter es como un tontódromo”, dice al empezar esta entrevista.

El puntapié inicial de la novela -que se pasea por todos los géneros que admira Savater, como el policial y el de aventuras- viene dado por un grupo de escritores e intelectuales que queda atrapado en una isla caribeña por las cenizas de un volcán. Todos están invitados por “la princesa”, la máxima autoridad de la isla, al Festín de la Cultura para que hablen de lo que quieran. Pero como la “princesa” queda atrapada en el continente también por culpa del volcán, todos los planes cambian. Un periodista, enviado especialmente para cubrir el evento, debe ingeniárselas para llevar algo a su revista. Pero como no encuentra nada interesante, se pone a escuchar las historias que le cuentan algunos invitados, historias que incluyen experiencias con vampiros, monos y un extraño asesinato en una habitación completamente cerrada.

En una de estas historias, un escritor pretende escribir “Un elogio de la eutanasia”, pero termina en cambio haciendo una “Crítica de la cabra pura” después de conocer a un grupo de cabras locas que emanaban un apestoso olor.

Más allá de ese absurdo episodio, ¿qué piensa de la eutanasia?
-La vida no es una obligación. Si uno está en una circunstancia que encuentra intolerable, estoy de acuerdo con el suicidio. Y si una persona ha testificado que no quiere mantenerse con vida de una manera artificial, me parece que se debe respetar su derecho a morir como quiere. Así como se respeta el derecho a la vida, debería respetarse el derecho a la muerte. Y en ese sentido, el derecho de la muerte debería ser parte de los derechos de la vida.

INDESEABLES

Usted ha sido bien crítico con los Indignados.
-Es que lo que han hecho ha sido insuficiente. Puede ser un paso, pero luego hay que hacer algo políticamente. Y no quedarse ahí.

Usted en su momento los menospreció tratándolos de “un hatajo de mastuerzos que quiere imponerse a los representantes de la votación popular y que, por tanto, debían ser desalojados por la policía y nada más”.
-No merecían ni el más mínimo respeto ni un grado de atención. Porque habían atacado a parlamentarios que estaban representando al país. Los indignados que estaban en las plazas me parecen bien como primer paso, pero los que atacan y asedian al parlamento me parecen indeseables.

Pero si están aburridos de que no los escuchen…
-No, en una democracia se toma en cuenta a todo aquel que utiliza las vías adecuadas. En otros tiempos, en España, algunos recorríamos los colegios e institutos tratando de que la gente se interesara por la política, pero como en esa época había un bienestar económico, la gente recibía créditos y no parecía que hubiera crisis, entonces todo el mundo era apolítico, y decían “yo paso de la política”. Esos mismos han pasado de la apolítica a la antipolítica.

Pero eso pasa porque ya nadie cree en los políticos…
-Quienes creen eso son unos tontos. Porque en la democracia somos todos políticos. Hay gente que tiene dificultades de comprensión. ¡No creen en los políticos!: pueden gustarte o no, pero los ha elegido la gente y hay que respetarlos.

Pero si no me identifico con ellos…
-Preséntate tú o que se presente otro. Nosotros formamos un partido (Unión, Progreso y Democracia) porque no nos gustaban los que habían y queríamos que nos gustaran más. La gente tiene que sustituir a los políticos que no les gustan, pero no quejarse de ellos en una plaza porque eso no resuelve nada.

¿Dónde está la solución a la crisis: dentro o fuera del capitalismo?
-Fuera del capitalismo no se conoce ninguna solución. A no ser que se considere a países desastrosos como Cuba o Venezuela. Habrá que crear una fórmula donde el capitalismo esté regulado, donde no sea un capitalismo salvaje. Las cosas que teóricamente se estaban haciendo, pero que no se hacían bien.

Pero se entiende que este sistema tal como está ha fracasado.
-Eso lo dicen quienes no tienen qué decir. Todo el mundo está cayéndose porque el sistema no nos hace los regalos como lo hacía antes, y por eso consideramos que el sistema ha fracasado. Bah, eso no es pensamiento. Se han trivializado las cosas.

PROGRESISTA

¿Y usted, como progresista, qué propone?
-No tengo propuestas. Si tuviera una solución a la crisis, la daría. Pero uno no entiende de todo. Puedo lamentar lo que hay y decir que me parece mal que a una persona que no pague sus deudas se le quite la casa y se le expulse de ella, y en cambio a un banco que no paga sus deudas tengamos que reunirle el dinero entre todos para pagárselas. Obviamente, hay cosas que no me parecen justas, pero no tengo solución para ellas. Y los Indignados tampoco la tienen, cosa que les reprocho.

¿Cómo ha enfrentado la crisis Rajoy?
-Sus medidas para frenar la crisis no han sido muy exitosas y de momento no ha hecho mucho.

Una de sus medidas ha sido recortar los aportes a la educación.
-Pésima decisión. Hay que privilegiar la educación pública y la concertada, al contrario, debe asumir obligaciones y no tratar de imponer condiciones.

Rasquera, un pueblo en su país, ha visto en la plantación de marihuana una forma de salir de la crisis…
-Muy bien, me parece estupendo. No tiene que ser solo en ese pueblo. Me parece absurdo que se persigan las drogas

A propósito, ¿ha probado la marihuana?
-He probado todas las drogas. Todas las que te puedas imaginar. Habrán algunas raras que no, pero las he probado todas.

¿Cuál es la que más le ha gustado?
-El vino y el whisky, que hace más daño al hígado que cualquier otra droga, pero me encanta.

Usted es progresista, ¿no se aburre a veces de serlo?
-Bah, tampoco me aburro de tener el pelo blanco.

En 2011, en una entrevista con The Clinic, Álvaro Pombo, con quien usted comparte la militancia en el Partido Unión, Progreso y Democracia, se tiró unas frases que sacaron chispas hace poco en su país.
-Ah, no sabía, lamentablemente me perdí esa polémica. ¿Qué dijo?

Dijo: “Sé que suena mal, el asunto es que España prosperó gracias a Franco, la gente tuvo su cochecito, su residencia, y la democracia fue posible gracias a Franco”.

-Bueno, a Álvaro le gusta opinar a veces de manera muy extrema. Ninguna dictadura se justifica ni siquiera por cochecitos. Las dictaduras traen muchas prosperidades, pero por haber cometido muchos crímenes, muchos abusos, por haber privado a la gente de libertades, en fin, es un precio demasiado alto para justificarlas. El legado de Franco fueron 40 años de dictadura, sin libertades, sin nada. Por eso no comparto en nada lo que dijo Pombo.

CABALLOS

Fernando Savater estuvo una semana en Chile. No tuvo tiempo de hacer las cosas que hubiese querido, como arrancarse al hipodrómo a ver las carreras de caballos que tanto le gustan. Es que no paró de dar entrevistas. Cada vez que viene, dice, se arranca con Antonio Skármeta a verlas. Pero esta vez no fueron. Y se perdió una carrera en su honor.

¿Ha visto a los carabineros que andan a caballo? ¿Qué le parece?
-No me llaman mucho la atención. Más divertido sería ver a los caballos arriba de los carabineros. Eso sería sorprendente. En todo caso, los guardias a caballo no son especialidad de Chile nomás, en todos lados los hay. En España también los hay, pero en menor cantidad.

¿Se lleva algún libro de la Feria?
-Sí, claro, algunos que me han regalado. Procuro no llevarme muchos, porque he pasado por cuatro países y en cada uno me han regalado libros. Y, vamos, no hay maleta que resista.

¿Le gusta otro escritor chileno aparte de Neruda?
-Claro, Jorge Edwards, sobre todo su último libro… Y la mejor novela de caballos que he leído en toda mi vida es la de un chileno: Fernando Alegría y su “Caballo de copas”, fantástica.

Usted siempre dice estar alegre, ¿se entristece alguna vez?
-Muchas, pero no las digo. A la gente no hay que llorarle. Si se quiere llorar, hay que hacerlo en casa y luego cuando sales fuera todo bien. La gente desconfía de los alegres, les parecemos sospechosos.

Entonces, deben sospechar mucho de usted.
-Claro, todo el tiempo.

COCINA PERUANA

Usted siempre ha criticado la cocina moderna. Y en este libro no se queda atrás diciendo que “lo que me hace vomitar no es el exceso de comida, sino que el exceso de cocineros”.
-No entiendo por qué se les da tanta importancia a los cocineros, como si fueran artistas como Leonardo da Vinci. No es para tanto. Me parece exagerado la idolatría a estos cocineros. Yo soy de comer mucho, pero comida sencilla. No me gustan estas cocinas químicas, finas, deconstruidas.

Claro, si al final, como dice uno de los personajes, “todo se resume en comer y cagar”.
-Claro. Para qué tanta parafernalia. Todo lo otro me parece demasiado exagerado.
A propósito, en su visita a Chile, ¿ha probado alguna rica comida?
-Sí, sí, sí. He comido rico, pescados y mariscos, pero por sobre todo he comido muy buena cocina peruana, que conocí acá en Chile y de la cual me hice aficionado.


LOS INVITADOS DE LA PRINCESA
Fernando Savater
Espasa/Planeta
2012, 329 páginas
.

Notas relacionadas