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Opinión

4 de Abril de 2013

Miguel de La Fuente, taxidermista: “El noventa por ciento de las personas que embalsaman mascotas son mujeres”

El embalsamamiento se puso de moda tras la muerte de Hugo Chávez. Si bien en Chile no existen embalsamadores, todavía prosperan algunos taxidermistas. Un oficio en extinción que aún devuelve mascotas a amos desconsolados y adorna salones con enormes cabezas de animales. Miguel de la Fuente, taxidermista, habla de los secretos de uno de los gremios más antiguos del mundo.

Claudio Pizarro
Claudio Pizarro
Por

Foto: alejandro olivares

“Tengo 30 años y mi fascinación por la taxidermia comenzó a los 16. Mi padre es el culpable. Cuando viajaba me traía cráneos y un montón de bichos. También tenía un libro, todavía lo tengo, donde aprendí algunas cosas. Mi primer intento fue con una tórtola, pero después me enteré que es un pájaro muy complicado de trabajar. En ese tiempo mi abuela me llevó al Museo de Historia Natural y la puerta del taller de taxidermia estaba abierta. Adentro estaba Ricardo, el taxidermista más antiguo de Chile, y mi abuela lo convenció que me hiciera clases.

Él me empezó a enseñar todos los sábados hasta que salí de cuarto medio. En otros países, a diferencia de Chile, está lleno de escuelas de taxidermia. Es un gran mercado. Piensa que en Estados Unidos, después de la computación, el segundo negocio más rentable es la pesca. Hay 17 millones de cazadores y 10 millones de ellos deben tener animales en sus casas. Es muy común. Me acuerdo que al principio me demoré cuatro días en una pieza, creo que fue una paloma, y ahora puedo hacer cuatro aves en un día. A esta altura debo llevar más de 300 animales.

En la taxidermia se usa solo el cuero del animal y en caso que sean aves, se utiliza el cráneo, el hueso de las alas y las patas. El resto es todo artificial. Cuando se embalsama, en cambio, se usa todo salvo las tripas. Reemplazas la sangre con productos químicos. Puede ser formalina o también se utiliza el método de plastinación. Son dos técnicas muy distintas. La plastinación es una técnica donde se reemplaza la sangre por una suerte de resina.

Yo diría que la gran mayoría de la gente que trabaja en taxidermia en Chile empezó con algún libro o manual de internet. Pero hay algunas técnicas que son absolutamente obsoletas, como echarle paja, alambrar el animal y después embutirle algodón. Queda una cuestión deforme, sin armonía, y en posiciones raras. Yo prefiero poner los animales acostados o sentados. Lo primero que se hace es descuerarlo y, en caso de ser grande, sacarle un molde con la carne. Si llega un pastor alemán, por ejemplo, lo cuelgo de un árbol y lo descuero. El cuero sale entero. Después se dan vuelta los labios, la nariz, las orejas, donde van las uñas y el cuerpo se congela para poder sacar los moldes. Ahí comienzas a armarlo con fotos de referencia. Tienes piezas en todos lados, sacas los positivos en poliuretano, si se trata de un animal mayor, después unes el cuerpo y luego comienzas a trabajar los músculos con arcilla. Los vas separando, estirando y cuando ves que está todo listo, metes la piel que previamente desengrasaste y pasaste por la curtiembre. Las vísceras las entierras. Si se trata de un animal pequeño lo rellenas con viruta de madera y le vas dando forma. Las incisiones dependen de la posición en que va a quedar el animal. Puede ser por la espalda o lo más tradicional que es por el abdomen. Después hay que coser todo. Si algún perro no tiene pelo abajo, le haces la incisión por otro lado. En el caso de los peces es lo mismo: la incisión va por el lado de la pared.

Las mascotas, en todo caso, siempre son especiales. Yo siempre le dejo en claro al cliente que la pieza va a ser un pastor alemán, ponte tú, pero no va a tener la cara de su pastor alemán. Los ciervos son todos iguales, les das la expresión y ya está, pero cuando se trata de mascotas pido fotos de referencia para ver los colores de ojos, de repente tienen un ojo celeste y otro negro, como los siberianos. Por eso encargo los ojos de afuera y también mandíbulas. Hace poco encargué moldes de cuerpos americanos. Tengo de todas las especies de caza mayor que se pueden obtener en Chile. Pero también me llegan hartos gatos, pug, pastores alemanes. Es terrible cuando el cliente entrega su mascota. Se pone a llorar. Uno no sabe cómo reaccionar. A veces se ponen a llorar porque me quedó igual. La otra vez le tuve que dar un café a una persona que lloraba desconsolada mirando a su perro !Te quedó igual!, me decía. El noventa por ciento de las personas que embalsaman sus mascotas son mujeres y yo diría que tienen sobre cuarenta años. Creo que tienen un apego mas fuerte que los hombres. A mí generalmente me gusta hacer las mascotas durmiendo y trato de convencer a los clientes. Si quieres conservar a tu mascota después de muerto creo que durmiendo es la mejor opción. Está tranquilo, en paz. Casi siempre lo ponen en el living, en un rinconcito. Generalmente me demoro entre tres o cuatro meses en entregárselos de vuelta. También arriendo animales para comerciales y películas.

Hace un tiempo estuve trabajando en México con un taxidermista. Aprendí un montón. Hicimos un tigre, fue alucinante. Se había escapado de un circo, ingresó a un zoológico, mató a su cuidador y dejó a otro gallo herido. El dueño del zoológico llamo a un amigo cazador, le paso los papeles del tigre y el gallo lo trajo. También hicimos varios osos.

Cuando supe lo del embalsamamiento de Chávez pensé que era algo netamente político. De hecho, cuando él estuvo en una exposición de plastinación, dijo que encontraba horroroso los cuerpos embalsamados. Y es precisamente lo que querían hacer con él. Cuando me dijeron que lo iban a embalsamar al tiro dudé. Pensé que no les iba a resultar. No es llegar y hacerlo. Tampoco cualquiera persona lo hace. No es lo mismo embalsamar para estudio, que embalsamar para exhibición ¿Has visto a una persona muerta? Se pone blanco, hay que maquillarla, se empieza a arrugar porque faltan líquidos y hay que inyectarle formalina con otros materiales. Lenin estuvo embalsamado mucho tiempo, pero estaba a baja temperatura. La técnica que usaba el gallo que lo embalsamó se la llevó a la tumba. No se sabe que utilizaron.

A Juan Pablo II también lo embalsamaron y tuvieron que sacarlo porque el olor no daba más. Lo que me generó dudas con Chávez es que un cuerpo embalsamado, temporalmente, no dura más de dos semanas. Después empieza el proceso de descomposición. Y con Chávez se demoraron como siete días. Mis dudas fueron porque no estaba programado. En siete días el cuerpo esta hinchadísimo, porque con el cáncer el cuerpo se hincha, y después cómo lo haces para deshincharlo. Es más complejo de lo que uno cree. Al principio todo pasó por una decisión política. Pero no se pudo. Querían transformar a Chávez en un ícono, para que la gente vaya a adorarlo y rece por él. Más de un milagro hubiera cumplido”.

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