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Poder

18 de Agosto de 2013

Carlos Peña: “Hace cuarenta años Cheyre entregó un niño, cuyos padres habían sido asesinados por militares, a un convento”

En su habitual columna dominical en El Mercurio, Carlos Peña reveló que el ex Comandante en Jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre, entregó a un convento de monjas a un niño de dos años cuyos padres fueron asesinados, frente a sus ojos, por la dictadura de Augusto Pinochet. Peña, criticó el silencio de Cheyre, sobre todo, por tratarse de una persona pública que hoy preside el Consejo Directivo del Servicio Electoral.

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Carlos Peña, columnista de El Mercurio y rector de la Universidad Diego Portales, publicó una columna en el matutino donde reveló que Juan Emilio Cheyre, ex Comandante en Jefe del Ejército, entregó a un convento de monjas a un niño de dos años, testigo del asesinato de sus padres a manos de militares durante el régimen autoritario de Pinochet.

“¿Sabía usted que Juan Emilio Cheyre, ex Comandante en Jefe del Ejército y actual director del Servel, entregó un niño de dos años, testigo del asesinato de sus padres a manos de militares, a un convento de monjas?” dijo Carlos Peña en su columna en El Mercurio.

Peña, cuando se acercan los 40 años del golpe de estado, criticó que Cheyre, ya en democracia, no haya hecho público la entrega del niño a un convento, sobre todo, por el cargo que ocupó en el Ejército y el puesto que hoy ostenta en el Servicio Electoral.

“El problema de Juan Emilio Cheyre (y de los medios que lo consienten) no es solo su actuación de hace cuarenta años (él podría alegar que no era más que un capitán que cumplía órdenes y repetía mentiras sin saberlo), sino su actitud de hoy ante su propia memoria. Una autoridad pública como él en cuyas manos se ha puesto, primero, el monopolio de la fuerza y, después, la pureza del sistema electoral, el procedimiento mediante el cual se forma la voluntad de todos, no puede actuar como si el acto del que participó (y cuyos detalles ha guardado por décadas) fuera un asunto entregado a su pura conciencia, un asunto entre él y Dios” enfatizó el columnista.

Y agregó que “la memoria de hechos como los que vivió Cheyre (la Corte Suprema declaró que los padres del niño que Cheyre puso en brazos de las monjas habían sido asesinados) no es privada, sino pública. Ella es indispensable no solo para evaluar la aptitud de quienes ejercen cargos públicos y saber cuán fieles serán a los valores y principios que deberán custodiar, sino que además es indispensable para reelaborar la memoria colectiva, la memoria de todos, que es la tarea que sigue pendiente en el espacio público en Chile.

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