Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Opinión

26 de Septiembre de 2013

¿Cómo vive un funcionario del Registro Civil? El drama interno de los trabajadores que le doblaron la mano al gobierno de Piñera

Luego de 17 días de paro nacional, ayer los trabajadores del Registro Civil lograron que el gobierno cediera en una de sus principales demandas para deponer la movilización: el aumento de dos grados para toda la planta y el compromiso de no despedir a ningún funcionario. Pese a que aún no se puede ratificar con claridad el reinicio de actividades, The Clinic Online detalla el drama que viven los funcionarios que no sobrepasan los $300 de renta líquida.

Richard Sandoval
Richard Sandoval
Por

“Llevo más de 20 años trabajando en este kiosko, he visto como siete paros del Registro Civil, pero ninguno tan largo como este”, contaba Carlos a las 3 de la tarde de ayer, desde el frontis de la sede de Huérfanos del organismo dependiente del Ministerio de Justicia; mientras al simbólico edificio entraban Nelly Díaz, presidenta de la Asociación de Funcionarios del Registro Civil, Raúl de la Puente, cabeza de la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales (Anef), y otros 100 trabajadores que se alistaban a aprobar la última propuesta realizada por el gobierno para detener los 17 días hábiles de huelga que paralizaron la maquinaria burocrática más importante del país, encargada de emitir documentos tan sagrados para la señora “de a pie” como la cédula de identidad, o el pasaporte.

La propuesta, facilitada por la intervención clave de parlamentarios opositores como Enrique Jaramillo (PPD), responde a la que fue siempre la demanda de los trabajadores: el aumento en dos grados de la carrera funcionaria de los 2.084 integrantes de la entidad.

Pero, ¿qué cresta es un grado y cómo impacta este beneficio la vida de los protestantes? Antes de entrar a la votación, tres trabajadores históricos del servicio contaron a The Clinic OnLine cómo es el sistema por dentro, con las trabas y penurias que la tele no mostró.

“Es una miseria lo que estamos pidiendo y aún así no lo quieren aprobar”, dice Rosa, una antigua trabajadora insatisfecha con la primera “oferta” entregada por la ministra de Justicia Patricia Pérez, que concebía el alza sólo para 584 personas y que otros 1.500 sueldos aumenten en un grado.

En el Registro Civil hay dos escalas de grados. Una para los profesionales, y otra para los trabajadores de planta que no son profesionales. En esta última es donde se viven los mayores dramas. Según la información disponible en la página web del gobierno transparente, los grados van desde el 1 (el director del servicio) hasta el 28 (auxiliar), quien aparece con una renta bruta de 367,348. Sin embargo, los trabajadores reclaman que con los descuentos, ese sueldo base se reduce a cifras no muy lejanas al sueldo mínimo, que ahora está en $210.000, con “lo que se viven puras penurias”, como agrega Rosa.

Con el acuerdo sellado ayer -hasta ese momento sin la aprobación de las otras 14 regiones- entre los dirigentes metropolitanos liderados por Nelly Díaz y el equipo de la Dirección de Presupuesto, subirían los sueldos de los trabajadores que se encuentran entre los grados en que está la mayoría de los funcionarios.

Según la información entregada Glenda Varas, ex dirigenta y parte de la negociación en el paro de siete días de 2008, quienes pasen al grado 22, tendrían un aumento de sueldo de unos $18 mil, lo que dejaría su renta líquida en alrededor de $280 mil. Los del grado 20, en tanto, se acercarían a unos $350 mil líquidos.

“El problema es que la plata está, pero no quieren ceder. El Registro Civil tuvo el año pasado un excedente de $5 mil millones. Si subieran en $10 el costo de cada papel que se entrega en estas dependencias, alcanzaría para solucionar nuestras demandas y sobraría hasta para horas extras. Yo creo que al final el registro civil va a terminar privatizandose”, señala Glenda.

Germán, otro de los más de 2 mil chilenos que pasaron las fiestas patrias en paro, enfatiza en que a los bajos sueldos de los grados peor remunerados se suma que “el 70% de los funcionarios del servicio son mujeres, y una parte significativa de ellas son jefas de hogar que apechugan solas con sus familias”.

“En promedio, los trabajadores del registro civil tendrán un aumento de $20 mil. Más de la mitad ganan menos de $350 mil. Desde 2008 que estamos entrampados en el grado. Aquí tenemos que hacer paros para que nos mejoren la situación, mientras el servicio se sigue privatizando”, relata una dirigenta que prefiere reservar su nombre ante el temor de las represalias anunciadas por la ministra Patricia Pérez, quien el lunes había amenazado que existe “una norma clara en el estatuto administrativo que establece la obligación de descontar cuando la persona no se presenta a trabajar”, y agregó que está “acreditado” los que han asistido y los que no.

Rosa, en tanto, alega contra la cobertura dada por los medios a la paralización, acusando una especie de criminalización. “Muestran sólo lo que vende, pero nadie ha mostrado lo que están pasando los funcionarios con bajo sueldo. Aquí hay colegas que tienen a sus hijos estudiando, con sueldos menores a $300 mil, y tienen que endeudarse para que puedan seguir estudiando; si no, no alcanza para parar la olla”.

“Una vez vino el Buenos Días a Todos y el periodista creaba las situaciones para que la gente reclamara en contra de los funcionarios”, agrega Glenda.

POR CHILE

Son las 4 de la tarde y en el frontis del registro civil de Huérfanos con la ruta 5 está lleno de periodistas. Desde el edificio, se escucha el primer ceacheí. En seguida, una vuvuzela insistente. Son las indiscutibles señales de un triunfo en Chile. No pasarán diez minutos antes de que se sucedan nuevas apelaciones a la Patria. A las 5, se asoman las primeras banderas tricolores acompañadas de la repetida frase “ganamos”. La noticia es que el gobierno cedió, y desde el primero de enero de 2014, toda la planta sin distinciones subirá dos grados si es que también votaban a favor en las 14 regiones que hasta ese momento no entregaban su veredicto clave.

Glenda, Rosa y Germán, reaparecen con la misma alegría oculta que trae en su rostro Nelly Díaz, vitoreada por sus bases.

Pese a que el fin del paro no se podía ratificar, Rosa valora el avance, pero no perdona a quienes la apuntaron con el dedo de la misma forma que a los jugadores de la Selección de fútbol atendidos preferencialmente, cuando la huelga recién amanecía. “La pega del funcionario público no se aprende en la universidad o en un instituto. Aquí hay que hacer carrera y eso se perdió. Eso es lo que tiene que entender la ‘opinión pública’. Y se perdió por pitutos políticos, la privatización y la falta de voluntad política; independiente del color de los que gobiernan”.

Notas relacionadas