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Poder

14 de Octubre de 2013

Hijo de Carlos Larraín modifica su testimonio: “No sé por qué declaré haber tomado unas piscolas y unos ponches”

Martín Larraín cambió su testimonio el 10 de octubre en la fiscalía y aseguró que no sabía por qué declaró que había tomado antes y después del accidente. También le dijo a la fiscalía que una de sus amigas le insistió que se fuera del lugar. "Me dijo Martín ándate (...) te vas a meter en un lío por lo público de tu familia". En su declaración afirmó que cuando sus amigos entregaron la versión falsa a carabineros, él llegó en su vehículo e incluso ingresó al recinto, pero no entregó su versión de los hechos hasta que fue detenido en un control de detención. Además en su declaración dice que no entiende por qué, al practicarle el examen más de 30 horas después, el médico de turno “consignó que tenía hálito alcohólico". La declaración la publica en exclusiva The Clinic Online.

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Martín Larraín Hurtado, hijo del presidente de RN Carlos Larraín, cambió su primera declaración prestada a la fiscalía el 20 de septiembre pasado, luego que el 18 en la madrugada atropellara, diera muerte a Hernán Canales y se fugara del lugar evitando practicarse la alcoholemia. En esa oportunidad testimonió que el 17 de septiembre a eso de las 7 pm bebió unos ponches y después del hecho, unas piscolas, sin mencionar cuántas horas después.

Sin embargo, este 10 de octubre pasado ante el Ministerio Público de Cauquenes dijo lo siguiente: “No sé por qué el día 20 de septiembre declaré haber tomado unas piscolas y unos ponches”.

A renglón seguido, reveló que huyó del lugar porque Sofía Gaete, una de las acompañantes del jeep Toyota 4×4 que arrolló a la víctima, así se lo indicó: “(…) me dijo Martín ándate, me quedo con Sebastián Edwards (otro de los acompañantes) te vas a meter en un lío por lo público de tu familia y yo, en estado de shock, me fui (…) Sofía me dice que me vaya varias veces”.

El testimonio lo prestó Larraín Hurtado en compañía de sus abogados Sergio Bunster y Rodrigo Ávila del estudio de Hugo Rivera.

No fue todo. Aseveró que se quedó 25 minutos junto a Canales que a su juicio estaba aún con vida porque creyó que –aunque emitía “sonidos guturales”– al no presentar lesiones externas, todo estaba en regla.

Pese a lo anterior, el informe del Servicio Médico Legal (SML), establece que la víctima no pudo haber sobrevivido esa cantidad de tiempo.

También contrasta con la versión entregada por otro de los pasajeros esa noche, Matías Villela quien al bajarse del vehículo percibió que Canales ya estaba muerto, testimonio revelado la semana pasada por este diario: “Mi percepción fue que la persona (Hernán Canales) no estaba viva y Sebastián (Edwards) estaba a su lado choqueado”

Su amiga Sofía

Larraín Hurtado, estudiante de la Universidad Mayor, luego de las palabras de su amiga Sofía Gaete, fue a dejar a tres personas a sus respectivas casas. Matías Villela, una amiga de Sofía Gaete y una tal Bárbara cuyo apellido no menciona.

Fue su amiga Bárbara, ante la magnitud del asunto, quien solidarizó con Larraín Hurtado y decidió acompañarlo y volvieron al camino, donde se inicia un episodio insólito y desconocido hasta ahora.

“Nos dirigimos a un lugar próximo al del accidente y me estacioné en un camino de tierra que sale muy próximo al lugar, por el mismo costado por el que había ocurrido el accidente”, apuntó.

Allí esperaba noticias de Sofía Gaete, quien junto a Sebastián Edwards habían ido a la comisaría de Curanipe -supuestamente a informar fehacientemente del hecho- mientras el cuerpo de la víctima seguía tirado entre los alambres que separan los terrenos de la berma. Larraín decidió llamarlos y posteriormente se dirigió a la unidad policial, se estacionó, se bajó del jeep, e incluso fue buscarlos dentro del recinto. “Ellos estaban frente a un escritorio con un Carabinero al frente. “Sofía me dice que me espere un poco y yo me devolví donde la esperé hasta que llegó”, confesó.

Lo que Larraín Hurtado no cuenta en su testimonio es si se coludió con Edwards y Gaete para mentirle a carabineros, ya que los dos últimos contaron otra historia muy distinta a la realidad en el retén. Señalaron que una camioneta blanca doble cabina había arrollado a Canales y no el Toyota 4×4, cuyos restos de pintura amarilla quedaron en el lugar, cuestión que permitió posteriormente ubicar al vehículo.

“Salen Sebastián y Sofía de la Comisaría y se subieron al jeep. La fui a dejar a su casa en Pelluhue. Se evitó el tema en el camino, no se habló de nada”, dijo Larraín Hurtado. Esa fue la última oportunidad que tuvo esa noche de entregarse a la justicia y hacerse la alcoholemia como lo exige la justicia.

Hay que recordar que Larraín junior está formalizado por cuasidelito de homicidio, no auxiliar a la víctima ni avisar a la autoridad. En tanto Edwards y Gaete lo están por “obstrucción a la investigación” por mentirle a la policía. Todos fueron imputados ante el tribunal de garantía de Chanco el pasado 20 de septiembre. No pueden salir del país ni comunicarse entre ellos.

La historia de Larraín hijo antes de la tragedia, es la de cualquier joven estudiante, pero hay detalles que reveló en su testimonio hasta ahora desconocidos, como el “hálito alcohólico” que se le descubrió 19 de septiembre, casi treinta horas más tarde de ocurrido el atropello.

Permiso de circulación vencido

El viaje comenzó en Santiago, en un vuelo que llevó a Larraín hijo a Punta Arenas. Allí cargó sus cosas en el jeep en cuestión y 13 de septiembre se fue a las Torres del Paine, luego cruzó hacia Argentina y el 16 hizo lo propio por Osorno en el paso Cardenal Samoré.

Al día siguiente, a pocos kilómetros de llegar a su destino final -previo paso por Temuco- y a la altura de Cobquecura, límite con la Región del Maule, fue fiscalizado por los carabineros.

“El 17 al medio día partimos rumbo a Curanipe, entrando por San Nicolás, pasando por Cobquecura, donde tuvimos un control policial. Se me pidió mi carné y licencia de conducir. Los papeles del auto estaban todos en regla, menos el permiso de circulación. La revisión técnica del auto le corresponde en julio, si no me equivoco. La revisión de julio de 2013 se hizo en Punta Arenas”, le indicó al fiscal Juan Pablo Pereira.

Sin embargo, pese a esta anomalía, “el control de Carabineros lo pasamos sin problemas”, indicó el joven.

La Ley del Tránsito en Chile establece que el llamado -y como su nombre lo dice- “permiso de circulación” autoriza a todo vehículo a desplazarse por el territorio nacional y cuyo pago se hace en las municipalidades. En caso de no portarlo se trata de una “falta grave” y se paga una multa y la licencia queda retenida y enviada al juzgado de policía local respectivo. Asimismo, Carabineros podrá retirar el auto y devolverlo una vez que se obtenga la documentación. Es decir, al momento del accidente, no tenía permiso para transitar. Y sin que le hubieran pasado un parte, según su propia declaración.

El hombre del bidón

El carrete de fiestas patrias comenzó formalmente el 17 en la casa uno de sus amigos, donde había carne y alcohol a destajo. La tarde siguió y a las 19 horas aproximadamente bebió unos ponches, confirmando Larraín Hurtado su testimonio anterior. Luego, a medianoche, se dirigió a las fondas, donde aseguró haber tomado sólo “los restos de las bebidas de mis amigos”.

Uno de los presentes en la juerga dieciochera y que el azar lo ubicaría en el jeep al momento del atropello esa fatídica madrugada de Fiestas Patrias, fue Matías Villela. Este último, según la declaración que publicó el miércoles pasado este pasquín digital, durante esa tarde bebió Vodka, piscola y, antes de partir a las ramadas, llenó un bidón de seis litros con pisco y hielo y mientras bailaba le convidaba a todo aquel que quisiera.

Respecto a lo anterior, Larraín Hurtado declaró que no había alcohol en su auto.

Cuando las fondas se cerraron eran pasadas las 5 am. Larraín Hurtado decidió retirarse junto a seis amigos para repartirlos en las casas donde alojaban. “Mis condiciones físicas eran normales, me encontraba bien despierto, animado, normal”, dijo. Así fue como dejó primero en su casa al “cazuela”.

Transcurrido el episodio del accidente y el de la comisaría ocurrido el 18, Larraín Hurtado -segçun su primera declaración- siguió bebiendo.

El 19 de septiembre, en tanto, a eso del mediodía, Larraín Hurtado decidió venirse a Santiago. Cargó sus bártulos y, según declaró, su viaje también tenía por objeto preguntar sobre la suerte de Canales, cuestión que no aparece en el testimonio del 20 de septiembre.

Posteriormente, pasadas las 14.30, cuando iba camino a la capital, fue controlado por Carabineros. Ahí debió confesar que había atropellado a Canales. Y según su versión, sólo en ese instante se enteró del hecho, llamó a sus padres y se practicó la alcoholemia. Si bien es cierto los resultados salieron alterados debido al tiempo transcurrido, Larraín Hurtado se quejó porque el médico de turno “consignó que tenía hálito alcohólico, cuando en realidad me atendió una mujer”.

Matías Larraín consignó que autorizaba a que se registrara su teléfono celular y su whattsapp. Además agregó que el día de la audiencia de control de detención se había acercado a la familia de Canales y les había dicho que lo sentía y que no se haría el “tonto” porque no era un delincuente.

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