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Mundo

2 de Febrero de 2014

¿Te suena conocido? : Cadena pública NHK de Japón vive intensos cuestionamientos por su independencia

El prestigio de la NHK, la cadena púbica japonesa, no pasa por su mejor momento. Unas polémicas declaraciones de su nuevo presidente y la reciente renuncia de un veterano presentador han hecho que su independencia quede gravemente cuestionada. El pasado 25 de diciembre, el flamante presidente de la NHK, Katsuto Momii, compareció por primera vez […]

EFE / The Clinic Online
EFE / The Clinic Online
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El prestigio de la NHK, la cadena púbica japonesa, no pasa por su mejor momento. Unas polémicas declaraciones de su nuevo presidente y la reciente renuncia de un veterano presentador han hecho que su independencia quede gravemente cuestionada.

El pasado 25 de diciembre, el flamante presidente de la NHK, Katsuto Momii, compareció por primera vez desde su nombramiento en diciembre ante los medios nipones, y no pudo empezar con peor píe.

Sus declaraciones sobre la necesidad de que la cadena pública siga los postulados del Ejecutivo conservador sobre la historia de Japón desataron una verdadera tormenta, incluso a nivel internacional.

A los pocos días, el veterano presentador radiofónico Toru Nakakita dimitió tras 20 años en la casa después de que los responsables de NHK le pidiera que no hiciera ningún comentario sobre la energía nuclear mientras durara la campaña de las elecciones para Gobernador de Tokio.

La advertencia llegó después de que el también economista incluyera en el guión de su programa del 30 de enero la siguiente frase: “los daños a pagar tras un accidente nuclear son extremadamente altos”.

No es la primera vez que las relaciones entre la NHK y el Gobierno son motivo de polémica.

Precisamente el nuevo presidente fue elegido después de que su predecesor dimitiera por aparentes desavenencias con el Ejecutivo.

Los medios nipones señalan que la causa de su abandono fue el nombramiento por parte del Parlamento nipón de cuatro nuevos consejeros propuestos por el primer ministro, Shinzo Abe, y muy cercanos a él ideológicamente.

Ya era conocido el malestar en las filas del partido gobernante con la cobertura de la televisión pública de algunos asuntos como la energía nuclear, el despliegue de los aviones militares Osprey por parte del Ejercito de Estados Unidos en territorio japonés, y las disputas territoriales con China y Corea del Sur.

En su primera comparecencia, el nuevo presidente dejó claro que la línea del la cadena pública no iba a seguir ese rumbo.

“Cuando el Gobierno dice derecha, nosotros no podemos decir izquierda”, explicó Momii en relación a los contenidos de su canal internacional.

El nuevo responsable se refirió directamente a la postura de Tokio en los enfrentamientos territoriales que Japón mantiene con sus vecinos, en el caso de China, las islas Senkaku y con Corea del Sur, las Dokdo.

Aunque se disculpó más tarde, Momii se adentró también en una de los asuntos más espinosos en las relaciones de Japón con los países de la zona y llegó a justificar el uso de las denominadas “mujeres de confort” para los soldados nipones durante la época colonial en China y Corea.

Las críticas de la oposición y otros medios de comunicación no ha cesado desde entonces.

En un reciente editorial, el diario Japan Times asegura que el nuevo presidente no parece entender el sistema de financiación de la NHK, que al igual que otras cadenas públicas como la BBC recibe la mayor parte de sus ingresos a través de la cuota que pagan los ciudadanos, no del Gobierno.

En este sentido, el periódico recuerda que es así “para que asegure su independencia, neutralidad y objetividad”.

Por su parte, el rotativo Asahi ha pedido también en un editorial que la NHK sirva los intereses de los ciudadanos que la financian, y no los del Gobierno.

“Si sus programas son vistos como propaganda gubernamental, la NHK perderá su credibilidad con la audiencia en el extranjero”.

El debate sobre la independencia de la cadena pública coincide en Japón con la reciente aprobación de una controvertida ley de secretos oficiales, que duplica las penas para aquellos que filtren información considerada confidencial.

La nuevo normativa, que eleva hasta 10 años de cárcel las condenas, ha despertado un enorme rechazo en Japón ya que se considera como un intento de mermar la libertad de expresión y el derecho a la información

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