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Opinión

19 de Marzo de 2014

Gonzalo Rojas: La desigualdad “no es el enemigo” y Bachelet se equivoca al escogerla su “bestia” a derrotar

En su habitual columna de El Mercurio, el historiador Gonzalo Rojas asegura que “desde el primer día” la Presidenta Michelle Bachelet buscó “enemigos” para unir a sus filar en un proyecto basado en antagonismos, escogiendo a la desigualdad como la principal “bestia” a derrotar. En el texto, titulado “la desigualdad no es el enemigo”, el […]

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En su habitual columna de El Mercurio, el historiador Gonzalo Rojas asegura que “desde el primer día” la Presidenta Michelle Bachelet buscó “enemigos” para unir a sus filar en un proyecto basado en antagonismos, escogiendo a la desigualdad como la principal “bestia” a derrotar.

En el texto, titulado “la desigualdad no es el enemigo”, el columnista expone que la gente de derecha “distingue los planos de la igualdad”, y que sus rivales de la izquierda “incluso nos dan la razón”.

“Cuando la Concertación y el PC hablan de igualdad, lo hacen justamente a la inversa de nosotros; es decir, buscan la igualdad en los detalles, mientras la desprecian en lo fundamental. Por eso, hasta algunos DC se abren a la posibilidad del aborto: el niño que está por nacer no siempre es un igual, pobrecito él”, señala.

Para Rojas, entonces la desigualdad “es utilizada como enemigo virtual, aunque en la realidad se presenta como uno de los mayores amigos de la naturaleza humana”, e intentar imponer su contrario, “imaginando que ese fuera el propósito de Bachelet y de su equipo”-, siempre chocará “con las tres coordenadas de la vida humana”.

“¿Igualdad en el origen? ¿Dónde? ¿En la cuna, como se suele decir? Entonces no hay más opción que intervenir los genes de los progenitores. Huxley tiene la palabra. ¿Igualdad en el fin? Los igualitaristas no tienen un concepto de fin, porque son relativistas. Nadie menos apto para hablar de igualdad en el fin que ellos. Solo puede concebirse un fin igual para todos si se cree en un sentido común para la especie, si se estima que existe desde fuera un destino al que estamos llamados. ¿Igualdad en los medios? La diversidad, la desigualdad en este plano es lo propio de la democracia como instrumento, pero curiosamente los igualitaristas quisieran suprimir la disidencia e igualarnos a todos en lo opinable”, explica el abogado.

Siguiendo la publicación, el gran error de la izquierda, -representada por Bachelet-, es “la igualación hacia abajo, en vez de buscar los caminos para incentivar las potencias de todos los que se encuentran en esas condiciones”.

“A fin de cuentas, el dilema no resuelto por esta encantadora alusión a la igualdad es: ¿Cuánta quieren? ¿Cómo se mide? La pregunta es en sí misma algo absurda, porque la igualdad absoluta debiera ser, por definición, siempre total; pero la interrogación vale, porque todos sabemos que eso es imposible, aunque lo hayan intentado, con los más horrorosos resultados, estos y aquellos totalitarismos”, concluye Rojas.

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